Hace dos años escribí esta carta y hoy quiero compartirla con ustedes. Compartir mi historia, la historia de una sobreviviente, pero tristemente, la historia de miles de mujeres que han vivido situaciones similares.

Les comparto mi trayectoria desde la soledad, el miedo, la vergüenza y la culpa, hasta el entendimiento y el perdón que sigo trabajando día con día. Me duele que en esta sociedad se nos enseñe a callar, a no hablar de lo incómodo, a voltear a otro lado. Hoy decido hacer todo lo contrario. Hoy decido hablar, y quiero que el mundo escuche.

No seguiremos en silencio. No dejaremos de decir las cosas. No dejaremos de incomodar. No dejaremos de exigir la justicia que nos merecemos.

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