El otro Callejón de los milagros

Carolina Rocha Menocal

video: El otro México, el callejón de la belleza / Carolina Rocha Menocal 

En plena la calle, equipos de cultores de belleza se disputan a las clientes, que han venido de compras y aprovechan para darse una manita de gato. Las especialidades: rizado y extensión de pestañas, planchado de cejas, colocación de extensiones de cabello, aplicación de uñas de fantasía, tintura de cabello o depilación.

En medio del caótico Centro Histórico de la Ciudad de México, existe un pequeño oasis dedicado a la belleza de la mujer, conocido como el “Callejón de los milagros”. Desde hace ocho años, todos los días a partir de las 10 de la mañana la calle Alhóndiga se convierte en un espacio en el que se realizan todo tipo de tratamientos de belleza; desde depilado y planchado de ceja, hasta la aplicación de extensiones, uñas, exfoliantes y mascarillas para el rostro. Es tal la popularidad de esta calle, que en 2013 los comerciantes que dan vida al rincón de la belleza más famoso de la Ciudad de México, instalaron de forma adicional la “Plaza de la belleza” para la comercialización y aplicación de diversos productos. El lugar es considerado como el spa más grande de México.

Se puede llegar a las 10 de la mañana desarreglada y despeinada, y salir unas horas después con una arrebatadora cabellera más larga y abundante, pestañas kilométricas y manos decoradas.

Por eso “le dicen el callejón de los milagros, porque entran feas y salen guapas”, bromea Adriana Alvarado, quien coloca uñas en Alhóndiga desde hace algún tiempo.

Los tratamientos de belleza comenzaron a realizarse en la calle hace unos cuatro años, con el auge de las uñas de acrílico. El fenómeno se extendió en 2009, cuando la vía se volvió peatonal.

A lo largo de la calle hay unos 10 pequeños “salones”. La mayoría son extensiones de las tiendas, otros son independientes. Una sombrilla, bancos y sillas de plástico conforman estas estéticas al aire libre.

Los precios, más bajos que en un salón de barrio, atraen a mujeres de todo tipo, desde niñas hasta abuelitas, de amas de casa a oficinistas.

También los hombres han sido «víctimas» de esta moda. Miguel Ángel del Águila calcula que representan alrededor de 30 por ciento de la clientela de la calle. Hay niños desde los 12 años, chavos y hasta señores que acuden a delinearse y plancharse las cejas.

En una hora pico del sábado, el día más concurrido, hasta 100 personas pueden estar dándose una garra de tigre simultáneamente.

Con información de Uno Tv y Guía del Centro Histórico de la Ciudad de México

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