Cae la reforma tributaria en Colombia

Desde Abajo

La noticia se veía llegar. En el curso de la última semana de abril desde la Casa de Gobierno se anunció, en una declaración del 27 de abril, con clara pretensión de contener el llamado a la protesta ciudadana, que se retiraban del articulado de reforma tributaria los componentes relativos al IVA del 19 por ciento para los servicios públicos, a los funerales y a las pensiones.Tres días después, una nueva concesión: no aplicar el IVA a productos y servicios, no tocar la canasta básica familiar, no aplicar el IVA a los servicios públicos.

Decisiones tomadas a la luz de un alzamiento social que a pesar de la violenta represión desatada en contra de una sociedad indignada y desarmada copaba calles y plazas de docenas de ciudades del país.

Sin embargo las concesiones parciales no bastaron para desestimular la protesta, la que seguía por todas las coordenadas nacionales con una consigna básica: retirar todo el texto de reforma tributaria de su trámite parlamentario.

Y aunque parecía que no cederían, seguramente tras álgidas contradicciones en la Casa de Gobierno -que implica, si tiene algún grado de vergüenza, la renuncia del jefe de la cartera de Hacienda-, la orden llegó el 30 de abril, cuando Duque declaró:

“Le he dado una instrucción muy clara al equipo del Ministerio de Hacienda para que dentro del trámite legislativo construya un nuevo texto con el Congreso, que recoja el consenso y que permita también nutrirse de propuestas valiosas que han presentado los partidos, que han presentado las organizaciones de la sociedad civil, que ha presentado el sector privado”.

Mientras esto ocurría las balas de la “fuerza pública” impactaban decenas de personas, en especial en Cali, pero también en otras ciudades, dejando un saldo de asesinados aún por precisar pero que hasta el día 1 de Mayo sumaban más de 10 personas, y decenas de heridos. Los detenidos, quienes sufrieron garroteras sobre sus cuerpos, las mujeres violentadas en su intimidad, las y los jóvenes que perdieron por lo menos uno de sus ojos, quienes padecieron el allanamiento de sus hogares, en fin, todas aquellas personas víctimas del autoritarismo vigente en Colombia, sumaban centenares. Una realidad desconocida por el establecimiento que en sus declaraciones sobre el desarrollo de la protesta nacional solo informaba de policías heridos por los manifestantes.

A pesar de esa realidad, a pesar de la ola de terror, la ira popular seguía en aumento, encabezada por un mar de juventud, una generación de relevo que desconfía profundamente de una institucionalidad creadora y soporte del paramilitarismo. Una Colombia otra es su sueño y aquí tienen su primer triunfo, que no es menor.

Para ellas y ellos, esas nuevas juventudes que se tomaron calles, avenidas y plazas, arriesgando su salud y vida ante el posible contagio por covid-19, la realidad es clara: “Si el pueblo marcha en pandemia es porque el gobierno es más peligroso que el virus”.

Ahora se abren las compuertas, según el gobernante, para negociar con toda la sociedad un nuevo cuerpo de reforma tributaria, y desde este lado de la sociedad, desde los/as negados/as y oprimidos/as, un aspecto fundamental tiene que alimentar esa discusión: ¡Que la crisis la paguen los ricos!

Publicado originalmente en Desde Abajo

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