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Buscando nos encontramos: un verano de bordado entre buscadoras y estudiantes en Guanajuato

Alejandra Sánchez Lule, Natalia Columba Martínez Reyes, Laura Elena Cortez Romero, Denisse Eunice Morales Martínez, Paola Vera García y Sandra Estrada Maldonado*

El artivismo mexicano va más allá de una impotencia ciudadana ante las injusticias: “es una respuesta a duelos brutales, inesperados, complicados de vivir tranquilamente” [5]. El bordado es también un acto subversivo, pues en México el demandar justicia implica grandes riesgos que las mujeres buscadoras conocen y han reivindicado como elemento de denuncia y protesta. 

Introducción

Las siguientes líneas son producto de las reflexiones que como equipo de investigación desarrollamos durante el Verano de la Ciencia 2022. Se trata de un ejercicio investigativo que durante 5 semanas nos concentra en un tema específico; en este caso se trató del proyecto Mujeres buscadoras en Guanajuato, construcción de memoria y agencia a través del bordado, que a su vez está inscrito en el proyecto Incidencia política de las familias de personas desaparecidas en Guanajuato y Jalisco a partir de procesos organizativos y de construcción de memoria. Éste forma parte de los Proyectos Nacionales de Investigación e Incidencia para Contribuir a la Seguridad Humana (PRONACES 319130, 2022-2024) y del cual participa la profesora Sandra Estrada Maldonado, responsable de nuestro proyecto de investigación. 

En Guanajuato la vida no vale nada

Al momento de realizar esta exploración encontramos que según datos de la Comisión Nacional de Búsqueda [1], Guanajuato tiene  695 personas desaparecidas; es posible también observar que 2015 fue el año con mayor número de personas desaparecidas con mil 125 mujeres y 902 hombres, con una clara tendencia al alza. Además de la magnitud de las cifras, cabe también mencionar la estigmatización con la que muchas veces medios y autoridades han respondido hacia las víctimas discursos que suelen permear hacia la sociedad que tiende a reproducir la criminalización y a normalizar con ello los casos de desaparición de personas.

Estadístico obtenido de la plataforma en internet de la base de datos de la Comisión Nacional de Búsqueda. 

Sin embargo, también desde la sociedad civil han surgido iniciativas de resistencia y denuncia ante este panorama creciente de víctimas. Una de ellas es la de las mujeres del colectivo Fuentes Rojas, quienes iniciaron el proyecto “Bordando por la paz y la memoria, una víctima un pañuelo”, generando así una inercia de bordados a la que se le siguen sumando mujeres buscadoras de distintos colectivos del país. 

Para nosotras, como equipo de investigación de la Universidad de Guanajuato, buscamos justamente explorar esta articulación entre bordado y activismo, bordando con mujeres buscadoras de Salamanca, Irapuato y León.  

Carpetas bordadas del colectivo Salamanca Unidos Buscando Desaparecidos en Salamanca, Guanajuato. Fotografía tomada por Sandra E.

Este acercamiento surge del XXVII Verano de la Ciencia UG 2022, que busca incentivar las vocaciones científicas y promover la participación de los jóvenes en los programas de posgrado. A este proyecto coordinado por la Mtra. Sandra Estrada Maldonado, un equipo de mujeres de las carreras de Ciencia Política, Ciencia Política y Administración Pública, Psicología y Letras Españolas del campus León y campus Guanajuato nos sumamos, todas con el propósito de analizar la influencia del bordado en la organización, memoria colectiva y agencia de mujeres que buscan a familiares desaparecidos/as en Guanajuato. 

Cuando la universidad sale a las calles

Esta investigación de enfoque cualitativo fue pensada como una aproximación etnográfica y desde la epistemología feminista, para lo cual nos involucramos en espacios de bordado con talleres que se realizaron en tres ciudades de Guanajuato: Irapuato, León y Salamanca.

Mujeres, niños, niñas y adolescentes del colectivo Hasta Encontrarte y Una Luz en Tu Camino, Irapuato, Guanajuato. Fotografía tomada por Alejandra Lule.

De acuerdo con las cifras proporcionadas por la Comisión Nacional de Búsqueda y sabiendo que la prensa ha documentado un subregistro en los datos proporcionados por el Estado [3]; la ciudad de Celaya es la que actualmente encabeza el registro de personas desaparecidas, pues del 2005 a la fecha son 375. Le sigue Irapuato con 336, luego León con 294 personas desaparecidas y Salamanca con 161. Aunque si hacemos un comparativo respecto a la densidad poblacional por cada 10 mil habitantes, Celaya tiene 7 desaparecidos, Irapuato y Salamanca 5 respectivamente, y León 1. 

Estadístico obtenido de la plataforma en internet de la base de datos de la Comisión Nacional de Búsqueda

Ante este panorama, nos encontramos con mujeres integrantes del colectivo Hasta Encontrarte, de Irapuato, y en Salamanca con Unidos Buscando Desaparecidos. Como desde antes ya se tenían puentes de comunicación y acompañamiento entre la coordinadora de este proyecto, desde un abordaje respetuoso se estableció la observación y escucha activa de las mujeres buscadoras e infancias que acudieron al taller de bordado. 

Mujeres y adolescentes del colectivo Salamanca Unidos Buscando Desaparecidos en Salamanca, Guanajuato. Fotografía tomada por Sandra E.

Mujeres Buscadoras en Guanajuato

La búsqueda de personas desaparecidas es un complejo proceso atravesado por estigmas, peligros y trabas de parte de las instituciones públicas; sin embargo, ante estas condiciones las mujeres familiares de desaparecidos han conformado acciones colectivas pasando de las camisetas rotuladas con “Te buscaré hasta encontrarte” a un: “Los buscaremos hasta encontrarlos” [4]. Esta colectividad está conformada sobre todo por mujeres madres y esposas, aunque también hay hermanas e hijas.

         Bordado de mujer buscadora. Fotografía tomada por Laura Cortez

La agencia de las mujeres de los colectivos es tal que, como precisa Diéguez [2] , “lejos de hacer el dolor incomunicable, propicia un encuentro a partir de reconocerse en experiencias de dolor”. Juntas realizan acciones de protesta que van desde la ocupación de espacios públicos para bordar, manifestaciones afuera de recintos públicos, marchas, misas, conversatorios en universidades, hasta búsquedas en vida y en campo, donde a pesar de que el peligro es brutalmente alto, son actividades que les motivan sobre todo si al término de las jornadas encuentran positivos (hallazgos de restos humanos).

El bordado como vehículo de organización

Aunque las acciones que realizan los colectivos se enfocan en su mayoría en la búsqueda directa de sus desaparecidos, el bordado se ha convertido en una manera más de realizar este impacto en la sociedad. En esta acción tenemos una convergencia de conexiones, propiciada por la manera en la que cada participante puede establecer un vínculo a través de su bordado y con las demás participantes, quienes comparten una o varias metas en común, como llamar la atención de la población, hacerse visibles y demostrar que siguen en la búsqueda.

La práctica del bordado también beneficia la cohesión y dinámica del grupo, promueve la comunicación, el consuelo y el recuerdo del motor de su búsqueda, dotando de perseverancia y esperanza a las integrantes de los talleres. Incluso beneficia la divulgación, extendiendo una invitación al público que lo presencia.

Mujeres, niños, niñas y adolescentes del colectivo Hasta Encontrarte y Una Luz en Tu Camino, Irapuato, Guanajuato. Fotografía tomada por Denisse Morales

Reflexiones finales

Las colaboradoras de esta experiencia de investigación, nos encontramos con una realidad que nos interpela de maneras distintas a cada una, además de iniciar con un proceso de reflexiones que hasta el momento continuamos aterrizando a partir de escuchar a mujeres que bordando narraban violaciones de un nivel de crueldad muy grave. 

Fue impactante ver a las infancias con un ánimo de involucramiento en la dinámica de protesta, como el caso de una niña de 11 años que bordaba un pañuelo donde decía: “Busco a mi tío Carlos”. Hacía sus puntadas en compañía de su mamá y su abuelita, ellas también bordaban por Carlos.

Bordado de niña buscadora. Fotografía tomada por Laura Cortez

Pudimos conocer de múltiples experiencias de revictimización cuando mujeres de los colectivos daban testimonio del trato recibido por las autoridades, como cuando una de las mujeres buscadoras menciona que le dijeron que tenía que esperar 72 horas, que su hija tal vez “se había ido con el novio” que “seguía de fiesta” y que tenía que esperar ese tiempo para poder hacer la denuncia. Esto, pese a que existen mecanismos como el protocolo ALBA, que dicta que la búsqueda de niñas, adolescentes y mujeres adultas debe ser inmediata, e intensificarse después de las 24 horas y hasta las 72.

Un grupo de personas en una plaza  Descripción generada automáticamente
Personas observando, Irapuato, Guanajuato. Fotografía tomada por Denisse Morales.

Ante estos estigmas que siguen reproduciendo las autoridades, las mujeres buscadoras se han organizado y concentrado en arduas tareas de búsqueda; nos contaban cómo por su cuenta inclusive logran dar con los responsables de las desapariciones. Algunas han obtenido incluso las pruebas necesarias para que sean consignados, pero todo el trabajo de investigación tuvieron que hacerlo ellas y su colectivo, porque como alguna de ellas dijo: “a la fiscalía no le conviene que se resuelvan esos casos”. 

Bordado de mujer buscadora. Fotografía tomada por Sandra E.

Por otro lado, al estar bordando en plazas públicas fue posible también dar cuenta de la importancia de hacerse visibles ocupando estos espacios. Se vive de manera diferente la participación, pues mientras para algunas personas pareciera tratarse de curiosidad, para otras es activismo, solidaridad e interés. En León, por ejemplo, había mucho movimiento externo a nuestra actividad en la plaza, se acercaron varias personas a curiosear y preguntar acerca de lo que estábamos haciendo, quiénes éramos, de dónde veníamos y si había espacio para ellas en un futuro. 

Bordado, León, Guanajuato. Fotografía tomada por Sandra E.

Después de esta experiencia pensamos que es indispensable que como sociedad nos involucremos con los casos de desapariciones, porque las y los desaparecidos nos faltan a todos y todas. Podemos sumar de la manera que nos sea posible, desde compartir las fichas de búsqueda en nuestras redes sociales, hasta conocer y acercarnos a los colectivos que están en nuestros municipios, escucharles para saber de qué manera podemos sumar desde el ámbito en el que nos desempeñemos: sociedad civil, academia, funcionarias y funcionarios públicos, estudiantes, medios de comunicación, etc. 

Mujeres, niños, niñas y adolescentes del colectivo Hasta Encontrarte y Una Luz en Tu Camino, Irapuato, Guanajuato. Fotografía tomada por Paola Vera.

En este breve acercamiento que tuvimos buscamos compartirlo por esta vía sumándonos a los esfuerzos que diversos proyectos, organizaciones y activistas realizan desde hace varios años para evidenciar las condiciones en las que las mujeres y colectivos buscan a sus familiares. A través del bordado buscamos exponer aspectos contextuales sobre la desaparición, además de reiterar y llamar la atención sobre el hecho de que las mujeres buscadoras con las acciones de búsqueda que realizan dejan de ubicarse sólo en un plano de víctima

En este tránsito, ellas pasan a decidir y realizar acciones de denuncia, exigencia y en general a tomar posiciones activas sobre la búsqueda y desaparición, teniendo con ello fuertes impactos hacia afuera de las acciones en el espacio público; ya sea para descolocar, llamar la atención, generar simpatía o indignación en las/los transeúntes, en este caso por medio de un acto tan delicado y hasta silencioso como lo es el bordar. 

Mujeres, niños, niñas y adolescentes del colectivo Hasta Encontrarte y Una Luz en Tu Camino, Irapuato, Guanajuato. Fotografía tomada por Natalia Martinez.

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Referencias

[1] Comisión Nacional de Búsqueda. (n.d.). Estadística del RNPDNO por filtros. Versión Pública RNPDNO – Dashboard CNB. Retrieved July 25, 2022, from https://versionpublicarnpdno.segob.gob.mx/Dashboard/Sociodemografico

[2] Diéguez I. (2016). Cuerpos sin duelo. Iconografías y teatralidades del dolor. UANL.

[3] Espinosa, V., Montejano, G., Esquivias, M., y Ávila, A., (2022). Guanajuato: Aquí, decían, no hay desaparecidos [Página web]. México. URL: https://adondevanlosdesaparecidos.org/2022/05/24/guanajuato-aqui-decian-no-hay-desaparecidos/

[4] Hernández Castillo, R. A. (2019). “La antropología jurídica feminista y sus aportes al trabajo forense con familiares de desaparecidos: alianzas y colaboraciones con “Las Rastreadoras de El Fuerte””. á justicia e direitos nas américas3(2).

[5] Mérat, A. (2020). “Bordar la ausencia. Crónica de un duelo bordado”. H-ART. Revista de historia, teoría y crítica de arte, n. 7, 31-52. DOI: https://doi.org/10.25025/hart07.2020.03

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*Foto de portada: Mujeres, niños y adolescentes  del colectivo Hasta Encontrarte y Una Luz en Tu Camino, Irapuato, Guanajuato, cortesía de Laura Cortez

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