Foto: Andina
Hasta tres invasiones se han producido en la zona arqueológica de la Ciudad Sagrada de Caral, informó la doctora Ruth Shady, reconocida por su labor de revalorización de la zona.
En conversación con el diario oficial El Peruano, la arqueóloga y antropóloga afirmó que esta situación se detectó días después que empezó el estado de emergencia y la última semana de abril la Policía Nacional del Perú constató las invasiones.
Aseguró que comunicó el hecho a la comisaría de Supe, pero debido al actual contexto de emergencia los agentes se hallaban atareados en hacer que se cumplan las medidas de aislamiento social y estado de emergencia.
La arqueóloga manifestó que los pobladores de Caral le informaron del ingreso de maquinaria pesada para convertir la zona arqueológica en área de cultivo.
Finalmente, manifestó su temor a que desaparezca importante información arqueológica y que espera una rápida respuesta de las autoridades y el desalojo de los invasores.
Excavaciones en Caral. Foto: El Peruano
La Ciudad Sagrada de Caral Patrimonio Cultural de la Humanidad
Caral es una ciudad sagrada que prosperó hace cinco mil años en el Valle de Supe a 30 km de la orilla del mar y a 182 km al norte de la ciudad de Lima.
En un clima de desértico subtropical con precipitaciones por debajo los 5 mm al año, catalogado como una de las zonas más secas del planeta.
Uno de los resultados destacables de Ruth Shady y su equipo fue cuando el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco el 28 de junio 2009, declaró a la Ciudad Sagrada de Caral como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Gracias al Convenio sobre Pueblos Indígenas N° 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de 2007 se revalorizan y reconocen tanto la propiedad intelectual y material de los recintos sagrados como las tierras, territorios ancestrales y los recursos naturales.
Por otro lado la Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural, Unesco1972, el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), firmado en mayo de 1992, pueden ser invocados como tratados vinculantes u obligatorios para todos los estados en la preservación y protección de los derechos de los bienes materiales y espirituales de los pueblos indígenas.
Publicado originalmente en Servindi
