Agresiones a periodistas en Guerrero

Alaidé Martínez

Chilpancingo, Guerrero. “Los reporteros reprobamos cualquier tipo de agresión, venga de donde venga, encaminada a obstruir nuestra labor periodística”, sostiene un comunicado de trabajadores de los medios locales, estatales y nacionales, ante la violencia cometida por granaderos contra integrantes del gremio, que cubren las manifestaciones sociales.

Uno de los últimos informes de la organización mundial “Reporteros Sin Fronteras” sostiene que México es uno de los países más peligrosos para los periodistas. El estado de Guerrero se caracteriza por constantes cambios sociales, debidos a las luchas sociales y, en los últimos años, al crimen organizado. Esto abre un campo para que los periodistas expongan su integridad física al momento de cubrir los diversos acontecimientos que se registran a diario.

En lo que va del año 2014, el colectivo “Reporteros Defendiendo Reporteros” documentó tres casos de hostigamiento a la prensa en Guerrero, además del asesinato del periodista Jorge Torres Palacios.

El pasado martes 11 de noviembre, mientras medios locales, nacionales e internacionales cubrían el movimiento en apoyo a los normalistas de Ayotzinapa, atacados por la policía de Iguala el 26 de septiembre, se registraron nuevamente casos de hostigamiento a la labor periodística.

Mientras intentaba fotografiar un abuso de la policía estatal contra una persona de la tercera edad, el reportero de El Sur, Carlos Navarrete Romero, fue interceptado por un elemento de la policía, que lo golpeó en la espalda. Al momento de identificarse como reportero, el granadero retrocedió, pero llegaron 10 elementos más que agredieron física y verbalmente al trabajador. Una pedrada de la policía derribó a Navarrete Romero, y ya en el suelo, los policías continuaron la agresión. En todo momento, el reportero se identificó como prensa, pero la agresión no se detuvo. Llegaron en su auxilio los fotógrafos Anwar Delgado Peralta y Sebastián Luna Castorena, de los periódicos El Universal y Vértice, respectivamente, quienes también sufrieron agresiones por parte de los granaderos, a pesar de que les informaron constantemente que eran parte de la prensa que cubría la protesta.

Del enfrentamiento entre maestros disidentes de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero y policías estatales, resultaron heridos siete reporteros locales y nacionales; tres fueron directamente agredidos por la policía estatal, lo que demuestra la nula capacitación que tienen en cuanto a protocolos de seguridad y derechos humanos al disuadir manifestaciones.

Al día siguiente de los hechos, reporteros locales, del estado y corresponsales nacionales, reprobaron los actos de violencia contra su gremio e hicieron un llamado a los tres niveles de gobierno, a organizaciones sociales, medios de comunicación y sociedad en general, para detener las agresiones.

“Ante los hechos, los reporteros reprobamos cualquier tipo de agresión, venga de donde venga, encaminada a obstruir nuestra labor periodística. Exigimos al gobierno del estado que capacite a su policía en materia de derechos humanos y aplique correctamente los protocolos de disuasión de manifestaciones sociales, toda vez que son evidentes los excesos en que incurre esta corporación de seguridad”, afirma el pronunciamiento entregado a la Asamblea Nacional Popular y a la Secretaría General de Gobierno del Estado de Guerrero.

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