Tijuana, México.El movimiento “Yo soy 132” nació como respuesta a la estrategia de difamación que el equipo electoral de Enrique Peña Nieto armó contra un grupo de estudiantes de la Universidad Iberoamericana, el cual se oponía a la presencia del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en dicha universidad. Estos estudiantes pusieron en evidencia las “habilidades deportivas” del candidato, quien salió corriendo de la universidad entre gritos de “la Ibero no te quiere”.

Es verdad, “Yo soy 132” nació en la ciudad de México, pero sus exigencias han alcanzado otros lugares que trascienden los límites de la capital, e incluso del país. Bien vale la pena preguntarnos cuál ha sido el papel de este movimiento en otras partes. La siguiente entrevista tiene la intención de describir cómo se ha vivido la gestación de este movimiento en la ciudad de Tijuana, Baja California.

En Tijuana, “Yo soy 132” se ha consolidado como un movimiento ciudadano amplio y plural que ha retomando algunas de las exigencias generales del movimiento nacional, como la urgencia de democratizar los medios de comunicación masiva, pero que también ha sumado otras exigencias que trascienden la agenda nacional del movimiento y se vinculan más a los problemas de la vida local. En la página de Facebook del Comité “Yo soy 132” de Tijuana se lee:

“Éste es un movimiento que está en contra de los monopolios y medios de comunicación. Tijuana, México, ya llegó la hora de abrir los ojos”.

En entrevista con Desinformémonos, uno de los fundadores del comité “Yo soy 132” en Tijuana, habla de la manera en que se gestó este movimiento en tierras fronterizas y sobre los planes que tienen para el futuro más allá de las elecciones. Por motivos de seguridad personal y tras varios ataques que ha recibido en los medios locales, el entrevistado ha decidido mantenerse en el anonimato en esta entrevista.

¿Cómo se empezó a gestar el movimiento en Tijuana?

En Tijuana, una muchacha conocida mía, que es profesionista, convocó a una marcha, y yo decidí asistir también. Después, nos dimos cuenta en qué nos estábamos metiendo. Fue mucho problema organizar la manifestación, primero se llamaba marcha anti-Peña Nieto, pero después hubo gente que empezó a decir que éramos del Partido Acción Nacional (PAN) o del Partido Revolucionario Democrático (PRD), y entonces, se cambió el nombre a la marcha a Votantes Informados.

Ésa fue la manera en que nos hermanamos con las marchas a nivel nacional que continuaban siendo contra Peña Nieto, pero considerábamos que nombrarnos Votantes Informados, le daba una perspectiva más crítica, no sólo contra un candidato, sino contra la maquinaria política que está en todos los candidatos, independientemente de quién sea.

En la marcha de Votantes Informados, participaron alrededor de 500 ó 600 personas, en una avenida transitada de Tijuana. Posteriormente se llevó a cabo la marcha de “Yo soy 132” en el mismo sitio. Ellos reunieron alrededor de 400 manifestantes, y después decidimos que sería bueno unirnos. Conservamos los nombres de Votantes Informados y “Yo soy 132”, porque es una manera de decir que hay diversos movimientos ciudadanos involucrados que están interesados en formar parte de las decisiones políticas del país.

Y así fue como el movimiento en Tijuana tuvo un origen doble, pero ahora estamos colaborando y nos apoyamos mutuamente. En la última marcha asistieron cerca de mil personas, algo histórico para la ciudad de Tijuana. Había muchos jóvenes, pero no sólo. Había también personas mayores, familias, había mucha diversidad y era una marcha genuinamente ciudadana.

A pesar de que cada quien tiene su preferencia política, entre los jóvenes había analistas, personas ligadas a colectivos anarquistas que están por que se anule el voto y otros repartiendo propaganda.

¿Cómo ves este movimiento en el contexto de Tijuana?

Tal como se demostró cuando cambiamos el nombre de la marcha a Votantes Informados, en Tijuana, quisimos apostar por algo más amplio, no sólo dirigido contra un candidato. Por supuesto, retomamos la idea de las otras manifestaciones y lo complementamos. Ya no es sólo que rechacemos la manipulación mediática que pretende imponer a Peña Nieto, sino a una candidatura independientemente de quien sea el candidato, y también nos propusimos hacer una crítica a la guerra contra el narco, entre otras cosas.

Empezamos a repartir información de los cuatro candidatos, pros y contras de todos. La idea que tenemos es la de fomentar la participación ciudadana y no sólo la promoción de discursos de odio a un nombre. Queríamos que fuera algo más propositivo y que tuviera un respaldo ciudadano. La gente que participa en el movimiento no necesariamente milita en un partido, tiene su preferencia pero no forma parte de la vida política partidista. Sí tiene una participación en la vida política y social, es gente que quiere reformas y cambios, y por eso decide participar.

En Tijuana se gestó algo que tiene que ver con promover la participación ciudadana y no tanto con enfatizar los límites partidistas entre uno y otro grupo. Creemos que se tienen que construir ciudadanos, y no militantes, partidistas o fanáticos.

Hay que abogar por la participación ciudadana consciente y critica. Si sólo dirigimos la mirada a un candidato, es como si lo otro no hubiera ocurrido. Y de manera independiente todos los partidos tienen cola que les pisen. Las personas partidistas o militantes se pueden volver acríticos porque no son capaces de criticar aquello que veneran y que los puede hacer fanáticos. Pero es importante no perder el lado crítico y en Tijuana lo intentamos construir.

¿Crees que este posicionamiento crítico fue lo que logró integrar diversas luchas e intereses?

Creo que lo que se quiere son otras condiciones de vida, se comparte el pensamiento de que esto ya no puede continuar. Ha sido demasiado. Las cosas no se solucionan de un día para otro, o de un sexenio para otro. Pero pienso que hay una consciencia histórica de que de las cosas ya no pueden seguir así.

Lo importante de todo es que de una u otra manera nos estamos fortaleciendo. Y como dice el lema: “La verdad os hará libres”, cada cual está encontrando una verdad que comparte con la mayoría. Aun cuando existen verdades inventadas que se comparten, también creo que siempre la verdad va a sobresalir. Y donde quiera se manifiesta esto. Lo vemos en las noticias, que las mentiras ya no se pueden sostener, son demasiado grandes, están haciendo mucho ruido y se están desmoronando.

¿Ves alguna exigencia que tenga más relación con la vida local en Tijuana?

Las demandas en contra de la guerra contra el narco, son importantes en el contexto de Tijuana, ésta ha sido una de las ciudades más afectadas por la guerra, y eso se nota, por ejemplo había unos chicos con camisetas ensangrentadas, protestando por una guerra que ha hecho mucho daño.

También está la demanda contra la corrupción, miré una pancarta sobre el transporte público, que es controlado por caciques locales priistas; y estaban los defensores del parque Benito Juárez que se oponen al derrumbamiento de un parque para la construcción de una plaza pública. También marchan las defensoras de los derechos humanos de las mujeres, porque en Baja California hay casos de chicas que han sido encarceladas por abortar. Sí hay demandas locales pero que se vinculan al sentir nacional.

Al principio había en las marchas principalmente profesionistas, personas con trabajo formal y luego, al unirse el movimiento “Yo soy 132” llegaron muchos estudiantes y algunos militantes partidistas, porque es innegable que han participado. Da gusto ver a personas mayores, amas de casa y familias enteras unirse a la manifestación. Entonces, son diferentes actores de diferentes sectores y condiciones sociales pero que se unen al sentir de que esto tiene que cambiar.

¿Cómo han sido las manifestaciones con relación a la vigilancia de la policía municipal?

Afortunadamente no ha habido enfrentamientos con la policía durante nuestras manifestaciones, pero sí hay en Tijuana otros referentes de represión policiaca: reprimieron a los indignados, reprimieron a artistas del DF que venían a hacer un performance y ha habido casos de gestores culturales que también han sufrido la represión policiaca. Nosotros, para prevenirnos de eso, contactamos a algunos organismos de derechos humanos que han estado al tanto de nuestras acciones, para protegernos.

¿Cómo ves el futuro de este movimiento en Tijuana más allá de las elecciones?

Yo creo que sí va a seguir, así como han continuado los movimientos de Occupy en Tijuana, aunque ya no han sido visibilizados en los medios. Pienso que “Yo soy 132” va a continuar después de las elecciones, y lo veo porque hay mucha disposición de colaborar. Los del DF ya tienen una agenda que toca temas principales de preocupación como migración, salud, medio ambiente y seguridad pública. Aquí también ya se está trabajando en una plataforma de acción, entonces se están haciendo cosas ya muy estructuradas y formales, que le están dando solidez al movimiento.

Lo que sí es un problema es el debate ideológico, pues se está corriendo el rumor de que somos partidistas y no es así. Como se ha dicho muchas veces, somos apartidistas, pero no apolíticos. Y la cosa es que no queremos decirle a la gente por quién votar, sino que se informen y que tomen una decisión consciente.

Promovemos el voto que tiene que ver con la construcción del ciudadano, porque el voto es un derecho del ciudadano, pero también la democratización de medios es algo que urge en el país, no podemos continuar bajo el control de Televisa y TV Azteca. La manipulación mediática ha hecho daño al país durante décadas.

El hecho de que dos empresas tengan las concesiones de esta herramienta de comunicación tan poderosa ha hecho mucho daño. México necesita transformarse, pero necesita una metamorfosis, una transformación pacíficamente, tiene que haber un contraste ético entre lo que se quiere y no se quiere vivir ya en el país. Ya no quedan palabras, necesitamos un cambio más radical.

A pesar de que la ciudad de Tijuana tiene una larga historia de movimientos sociales locales que se remontan a la histórica toma del Club Campestre en 1971, en la última década la participación ciudadana en asuntos públicos o de interés general ha sido poca. En el contexto local el movimiento “Yo soy 132” ha logrado congregar a personas de diferente edad, de diferente posición ideológica y política. Si bien empezó como una iniciativa de un grupo de estudiantes, ha trascendido también el ámbito universitario en Tijuana. El movimiento tuvo un origen que vino más de ciudadanos profesionales interesados en el futuro incierto del país y con el tiempo también ha sumado esfuerzos de estudiantes de todos los niveles.

Decir “Yo soy 132” es una forma de decir “yo soy uno más, un numero más, pero me niego a ser un simple numero, también soy un ciudadano”, y, como diría el entrevistado, “he adquirido la consciencia de que esto ya no puede seguir igual”. Desde Tijuana seguimos esperando la transformación camaleónica que el país necesita para subsistir, quizá la encontremos en la utopía de Slavoj Zizek quien sugiere que el cambio llega como una necesidad, como una urgencia de romper con el statu quo.

Publicado el 2 de julio 2012