Xochicalco, Morelos. 23 de mayo de 2012. El crimen fue un miércoles, como hoy, hace 50 años. Varias señales indicaban que la seguridad de Rubén Jaramillo, dirigente campesino que continuó la lucha zapatista por la tierra en Morelos, estaba rota: la negativa del entonces presidente Adolfo López Mateos a recibir a Jaramillo; el desalojo de la toma de tierras de los llanos de Michapa y El Guarín por el ejército; y el allanamiento, días antes, de la casa de la colonia La Malinche, en el Distrito Federal, a la que siempre llegaba Rubén. Ahí rompieron colchones, destrozaron muebles en busca de armas y documentos comprometedores. En esa ocasión el líder campesino no llegó a dormir a esa casa sino a la de su compañero Mónico Rodríguez, donde confirma la noticia del cateo.
Este acontecimiento hizo que Rubén “se pusiera rojo de coraje”, como recordó en su momento Mónico Rodríguez, y dijera: “guerra querían, guerra van a tener”. Mónico y Rubén, junto con Othón Salazar y otros dirigentes ferrocarrileros tenían ya planeada la formación de una nueva organización que pusiera a salvo a los elementos de la dirección y desarrollara múltiples movimientos locales que se irían coordinando poco a poco. Era más parecido al modelo vietnamita que al cubano, recién estrenado en el Caribe, priorizando la elevación ideológica de los miembros para foguearse en luchas concretas.
Ya tenían escogidas unas cuevas en la cordillera del Chichinautzin para resguardar a la dirección del movimiento con el enlace de cinco de sus compañeros de absoluta confianza.
El 23 por la mañana Mónico Rodríguez envía a Tlaquiltenango a su hijo Javier con un mensaje para Rubén: “Urge ya, hermano”, fueron sus palabras. A su regreso, Javier observa un convoy de hombres armados vestidos de campesinos, con el corte de pelo tipo militar, enfilándose a Tlaquiltenango. Empiezan los rumores en la radio que después se irían confirmado: Rubén Jaramillo fue asesinado junto con su esposa Epifania Zúñiga y sus hijos Ricardo, Filemón y Enrique. Los encontraron con señales de tortura y tiro de gracia al pie de las ruinas de Xochicalco.
El grupo armado enviado por el jefe de la zona militar llegó a la casa de Rubén, la rodearon, aprehendieron a toda la familia y se la llevaron a la zona arqueológica de Xochicalco, donde los ejecutaron, y donde hoy, 50 años después, se celebró una emotiva ceremonia para recuperar la memoria histórica. Su esposa Epifania estaba embarazada.
Con la presencia de don Félix Serdán Nájera, de 95 años, uno de los pocos jaramillistas sobrevivientes, y de su esposa Emilia Aurora; además de Zoia y Marina Rodríguez Galarza, hijas de Mónico Rodríguez; Francisco Guerrero Garro y otros de sus compañeros, revivieron hoy, justo en el lugar de su ejecución, anécdotas e historias que rescatan el legado de un “verdadero revolucionario”, como lo definió el antropólogo Gilberto López y Rivas.
“Yo no puedo a cambio de nada traicionar a los hombres de mi clase, por lo que estoy dispuesto a sacrificar mi propia vida para sostener esta lucha de campesinos y obreros”, son las palabras de Jaramillo que recordó Plutarco Emilio García en una ceremonia llena de símbolos, con flores rojas frente a la placa que marca el punto del asesinato a mansalva.
López y Rivas recuerda el testimonio ofrecido en 1962 por un niño que la mañana del 23 de mayo de 1962 merodeaba la zona arqueológica de Xochicalco y presenció cuando los militares exigían a Jaramillo que se arrodillara, lo cual no sucedió y murió de pie.
Los más allegados a Rubén se fueron a Xochicalco a exigir los cuerpos, mientras Mónico Rodríguez y Francisco Guerrero, burlando la vigilancia militar de la casa allanada en Tlaquiltenango, rescataron papeles importantes, la bandera nacional, la máquina de escribir y otros objetos personales que actualmente resguarda el museo comunitario Rubén Jaramillo Menes.
VIVO MUY CERCA DE LA COLONIA «RUBÉN JARAMILLO», FUNDADA HACE 39 AÑOS POR EL COMPAÑERO MEDRANO Y CIUDADANOS POBRES,SIN CASA,SIN TIERRA DEL ESTADO DE MORELOS.DESCONOZCO SI LOS ACTUALES HABITANTES DE LA COLONIA SEPAN QUIÉN FUE ESE GRAN LUCHADOR AGRARIO ASESINADO HACE 50 AÑOS.
Qué se puede decir más del Generoso Rubén Jaramillo, que su sacrificio en vida, y la sangre derramada por él y la de su familia, no regó estérilmente esta lastimada tierra morelense, a pesar de que la justicia no logre aún llegar a la inmensa mayoría, a los más débiles que sin embargo, más temprano que tarde despertarán.. y ya se va despejando el horizonte.
Hola debo decir que es una injusticia histórica que personajes como éste, que sirvieron a una la causa revolucionaria y sea el estado que bajo esa misma causa le dió muerte. Quiero felicitarlos por no dejar en el olvido a don Rubén Jaramillo. También quisiera pedirles un favor enorme, estoy armando mi tesis y quisiera retomar este tema y necesito fuentes, dado que tanto al historía como el estado mexicano pareciera que ha borrado todo lo relacionado al hecho. Se los agradecería mucho.