Walmart invade y destruye Centroamérica

Ricardo Martínez Martínez

San Salvador, El Salvador. Organizaciones sociales, políticas y populares se movilizaron en las calles de la capital salvadoreña por segunda ocasión contra la construcción de un supermercado de la transnacional Walmart, empresa líder en los mercados internacionales de distribución de mercancías de consumo just in time.

Fue en Mejicanos, municipio populoso de la ciudad, donde la población, titubeante al inicio, se integró a las acciones de protesta. De comenzar solamente una decena de personas, al cabo de un tiempo se sumaron cientos.

La movilización se compuso por vecinos, ambientalistas y grupos anticapitalistas, todos unidos con el lema “Sí a la Vida, No a los proyectos de muerte.” Las acciones, según sus organizadores, permanecerán hasta evitar el funcionamiento de la empresa de origen estadunidense.

En los primeros minutos de la concentración, la ambientalista Morena de León sostuvo que el intento de establecer una sucursal de Walmart representa una dinámica de crecimiento, despliegue y concentración de ganancias lucrativas al menor costo en un mercado de consumo óptimo. “Siempre el capitalismo está sobre nosotros, los pobres; lo que les importa es el dinero que estas empresas traen.”

Y es que El Salvador es el país centroamericano modelo de consumo creciente, pese a que el ingreso medio no alcanza los 100 dólares mensuales. En cambio, es una sociedad que representa una cultura del consumismo, impuesta por décadas por gobiernos neoliberales de derecha; en particular, los del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que aplicó al pie de la letra las tesis de la economía neoclásica del adelgazamiento del Estado y preminencia del mercado.

A grandes rasgos, se puede definir a El Salvador como un amplio mercado de consumo sin industria, economía agrícola ni soberanía. Atado al mercado estadounidense, el país prácticamente pende de su frágil economía, difícil de remontar en una nación heredada donde todavía mandan las empresas.

Con un gobierno producto de alianzas de fuerzas progresistas y de izquierda con apenas tres años de vida, dislocar el poder de las trasnacionales y la cultura del individualismo se ha convertido en el talón de Aquiles.

Desmontar el estado neoliberal en El Salvador y Colombia es el reto más grande en la historia de las luchas populares de ambos países, todavía más que las guerras civiles contra las dictaduras. Es un proceso de largo aliento. Mientras tanto, las transnacionales como Walmart acechan.

Los movimientos sociales han tomado la iniciativa de luchar contra la vorágine, que no da tregua en esta nueva guerra por los mercados de consumo.

La manifestación

A pie, los manifestantes convocaron a la población a unirse. Ecologistas acusan a la empresa de socavar el medio ambiente de la zona. Tala indiscriminada de árboles, contaminación de aguas y vulnerabilidad ambiental son algunos de los estragos que ya se padecen.

“Hoy marchamos para demandar y denunciar a la empresa Walmart, que está construyendo un supermercado que afecta el medio ambiente, y que también amenaza de muerte a familias pobres que viven alrededor”, indicó José Gutiérrez, ciudadano opositor oriundo de la localidad de Mejicanos.

La manifestación se concentró en la zona aledaña a la construcción del supermercado. Ahí, los participantes cerraron de forma intermitente las calles, impidiendo por momentos el paso a automotores. Con diversas pancartas y disfraces que identifican la lucha de las nuevas generaciones de jóvenes en el mundo, hicieron sentir su voz.

Daniel Portillo, de la organización Encachimbados, evaluó las consecuencias negativas de dicha construcción. “Todos sabemos que Walmart, siendo una transnacional, viola los principales derechos de los trabajadores que allí laboran. El impacto ambiental ya lo podemos ver, así como el impacto a las comunidades aledañas. Todo es un gran conjunto de problemas y casi nulos beneficios”.

Las comunidades afectadas exigen al gobierno actual evitar la instalación del supermercado. Walmart cuenta con los permisos de construcción y medio ambiente; sin embargo, aún no cuenta con permiso de funcionamiento, por lo que las organizaciones participantes opositoras interpondrán un amparo de ley con el fin de evitar que comiencen las actividades lucrativas.

Walmart en Centroamérica

Desde el 2005, la transnacional comenzó a invertir en Centroamérica. Adquirió una participación superior a 33 por ciento en la Central American Retail Holding de la Holandesa Royal Ahold. Un año después alcanzó 51 por ciento, es decir, aumentó su influencia 18 por ciento. Se convirtió en Walmart Centroamérica.

En México, con dividendos lucrativos, Walmart alcanzó a cubrir todo el territorio. En las 32 jurisdicciones estatales del país, la transnacional cuenta con al menos un supermercado. Al fusionar sus operaciones en 2009 absorbió el mercado centroamericano, y un año después se consolidaron Walmart de México y América Central.

En El Salvador, la trasnacional cuenta con 79 unidades de venta; 51 con el nombre de Despensa Familiar, 25 con el de la Despensa de Don Juan, 2 con Walmart Super Center y 1 con Maxi Despensa.

Violación a derechos laborales

La organización Mesoamericanas en Resistencia sigue de cerca las acciones de explotación de los diversos supermercados. “Hemos registrado que Walmart es un empresa sistemáticamente violadora de los derechos de las y los trabajadores, principalmente de los de las mujeres. Les impone horas extenuantes de trabajo, cero prestaciones y garantías laborales”, comentó al respecto Amanda Castro.

En la primera manifestación, que se llevó a cabo en junio, los participantes expusieron tanto argumentos ambientales como laborales. Ambos son la punta de la lanza para la construcción de un plan de lucha que asegure, en primer lugar, sumar más adherentes al movimiento en el lugar donde la población es afectada directamente: el barrio de Mejicanos.

Al ritmo de los tambores, los manifestantes enumeraron el récord negativo en derechos sociales que ha acumulado la empresa en otras partes del mundo, como en Estados Unidos, sede de la matriz corporativa.

Alexandra Early, integrante del Movimiento Contra Walmart, explicó: “En Estados Unidos hay todo un movimiento contra Walmart, porque en todos los lugares donde ha llegado han quebrado los pequeños negocios y las tiendas, y es uno de los violadores más grandes de los derechos humanos”.

Los activistas manifestaron también su oposición a la destrucción del medio ambiente, la contaminación de aguas y la generación de zonas de riesgo.

Henry Martínez, miembro de los Encachimbados, apuntó: “estamos observando los 26 mil metros cuadrados que Walmart ha invadido. Ésta era una zona boscosa, un área verde de árboles. Ahora es sólo un montón de tierra racionada, de lodo”, concluyó.

Publicado 13 de agosto 2012

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