Les ha tocado de nuevo a los habitantes de municipio de Tepoztlán, Morelos, resistir las embestidas de los poderosos para despojarlos. En 1979 los comuneros se opusieron y echaron para abajo el proyecto de la construcción de una cárcel; en 1989 fueron los proyectos turísticos y de fraccionamientos para jubilados norteamericanos, con todos los servicios, negocio con muchos dólares de por medio; quisieron instalar un teleférico desde el Cerro de Chalchi al Tepozteco, proyecto impulsado por el gobernador Lauro Ortega; años después quisieron impulsar la construcción de un periférico, un circuito carretero que pretendía pasar al pie del cerro del Tepozteco; después los pueblos tuvieron a bien unirse en el sexenio salinista, en 1994-95 para impedir que se instalara en sus terrenos un Club de Golf que en nada los beneficiaba. El proyecto incluía una zona residencial de alto nivel, un centro de investigación y el mismo campo de golf, que abarcaría 800 hoyos en 300 hectáreas de tierra comunal de San Andrés de la Cal. Los acuerdos para la construcción del Club de Golf fueron entre el gobierno del estado y los inversionistas del grupo KS, de Juan Kladt Sobrino, con el aval de comuneros, ejidatarios y del obispo de Cuernavaca. En ese entonces recibieron un apoyo muy grande y lograron con su unidad y astucia echar por tierra los despropósitos de una parte de la familia presidencial. Ahora están frenando otro negocio que los señorones quieren hacer a sus costillas: la ampliación de la autopista que va de Cuautla a La Pera.
Los argumentos del poder son los de siempre: se van a ver beneficiados, habrá empleos para muchos, es una “obra buena” que traerá consigo el bienestar general. El gobierno de Graco Ramírez es repudiado por cada vez más sectores en el Estado de Morelos, pero sigue intentando imponer su famoso Plan Integral Morelos.
Los comuneros nos dicen que en nada beneficiará a Tepoztlán esa ampliación de la autopista. Al contrario, los perjudicará. Tendrán que pagar cuota para entrar a su pueblo; les rebanará su tierra; no necesitan más turismo del que tienen, están bien así y lo que convendría sería impulsar más el turismo cultural, no atraer a hordas de borrachos; la zona arqueológica de Tlaxomolco, en el cerro de Yohualichan, se está viendo afectada por este proyecto carretero por la ampliación de la autopista La Pera-Cuautla.
“Hasta ahorita las obras están detenidas”, explica Francisco Ortiz, “debido a un amparo interpuesto por la comunidad”. Continúa diciendo: “Como sabemos, no sólo aquí en el estado de Morelos, sino por otros megaproyectos, el gobierno no ha tomado en cuenta a las comunidades respetando sus usos y costumbres, sino que son proyectos impuestos por el gobierno federal a través de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), la Comisión Federal de Electricidad y a través de las grandes compañías mineras en otra región del estado. Se está viendo afectado en mucho el entorno ecológico de las comunidades”.
Ortiz continúa explicando que en Tepoztlán la autopista está actualmente a dos carriles, y la quieren ampliar de cuatro a cinco carriles, con un carril anexo que partiría de la gasolinera de Tepoztlán hasta el pueblo de Santiago para que pueda haber un carril de doble flujo sin tener que entrar a la autopista. Es una vía completamente privada. Se pondrían otras dos casetas a la entrada del pueblo y otras dos en el pueblo de Santiago. “El entorno ecológico se está viendo muy afectado, primero en la zona arqueológica Tlaxomolco en el cerro de Yohualichan, y también rumbo a la salida hacia Cuernavaca y la Ciudad de México está un árbol de amate ya muy viejo –por lo menos ha de tener unos cien años, si no es que más- y ese amate amarillo tan sagrado para nosotros sería afectado si lo permitimos”, informa el comunero.
De hecho los trabajos de la ampliación de la autopista se llevan a cabo desde Cuautla pero se interrumpen al llegar a territorio tepozteco. El gobernador Graco Ramírez invierte mucho dinero para dividir a la comunidad de Tepoztlán, un municipio donde el territorio es mayoritariamente de tierra comunal, en la que se encuentran los poblados de Santa Catarina, San Andrés de la Cal, Ocotitlán, Amatlán, Ecatepec, Jilotepec y Santiago Tepetlapa, que se ven amenazadas de división por la ampliación.
Las comunidades que integran el pueblo de Tepoztlán se encuentran en territorio de los altos de Morelos. Y por su diversidad cultural y arqueológica se le considera Pueblo Mágico. “Es un pueblo sagrado”, explica la señora Ovelia Quiroz, originaria de Tepoztlán. “En todos en los lugares que pisas existen pirámides sepultadas, y donde se excave se encuentran”.
El agua de esta zona alimenta una parte del estado de Morelos; en 1937, cuando gobernaba al país Lázaro Cárdenas, El Tepozteco fue declarado Parque Nacional por la riqueza de su biodiversidad. En 1988 se le declaró Corredor Biológico Ajusco Chichinauhtzin. En el año 2000, esta riqueza quedó protegida por el Programa de Ordenamiento Ecológico Territorial.
“Tepoztlán es un lugar prodigioso” señala Ovelia Quiroz, luchadora incansable. “Tiene flora y fauna que no se encuentran en ninguna otra parte del planeta. Debemos estar conscientes de lo que debemos de hacer: defender en primer lugar nuestro territorio, pues al defender eso estamos defendiendo la autonomía, las tradiciones y todo lo que encierra Tepoztlán. Tepoztlán debe de ser respetado. Sigue la lucha. Oigo a los jóvenes con esa energía decir ¡Zapata Vive! ¡La lucha sigue!, y seguirá, porque no podemos quedarnos con los brazos cruzados, vamos a continuar. Lo digo con toda sinceridad: aquí no nos hemos cansado ni nos vamos a cansar. Somos gente que sabemos lo que estamos haciendo”.