«Somos estudiantes, no terroristas»: Ayelén Salgado, vocera ACES

Es otro día caluroso en Santiago de Chile. Ayelén Salgado llega con dos amigos a nuestra cita. Vienen desde Plaza Dignidad, antes dieron otra entrevista. Llega con cansancio en sus ojos que denotan una mezcla entre calor y dedicación a su lucha. Está vestida de negro y lleva su pelo rojo.

Cuenta que no pudo estar el tiempo que hubiese querido en Plaza Dignidad, por seguridad. Tiene 18 años y ya debe cuidarse del Estado. Sin embargo, tiene la convicción clara para este período. Dar cara ante las amenazas, las querellas y las injusticias. 

Ayelén es vegetariana hace 4 años. Nació un 10 de septiembre y es Virgo. Feminista orgullosa. Ocupa una sombra con glitter. Con parte de su pelo rapado. Joven, activa y más tranquila fuera de cámara. Tiene un hablar pausado y coherente.

«Empezamos a organizarnos con compañeros secundarios de Peñalolén, levantamos un Cordón de secundarios Peñalolén. Nos movilizamos a fines del 2018, por el tema del aula segura. Era una asamblea de secundarios de Peña. Con el estallido social, igual se fortificó el grupo», comenta inicialmente. Al inicio de su rol político tuvo que dejar de lado este grupo, su inicio, pero siempre trató de estar presente. Su vocería comenzó el 2018. 

Nota de la redacción: Esta entrevista tuvo lugar un par de días antes que desde Aces oficialmente anunciaran que habría «movilizaciones» contra la nueva PSU a tomarse el 27 Y 28 del presente mes.

¿Cómo evalúas tu experiencia en la vocería de Aces?

Partí siendo bien tímida, no me gustaba el show, hablar en público. El colectivo feminista de mi colegio, era más cerrado y había más seguridad. También el apoyo familia me permitió tomar confianza. 

¿En tu familia se vive el feminismo?

Si, tengo dos hermanas menores, por parte de mi mamá. Y por el lado de mi papá tengo dos hermanos chicos. Soy la mayor. Mi mamá no es ajena al movimiento feminista, pero ella está más ligada a lo espiritual. Ella busca el feminismo comunitario y algo enfocado más en la etnia. Yo creo que es algo generacional. Igual influye que mi mamá tenía 6 meses cuando le mataron a su papá, mi abuelo. Los pacos lo asesinaron el 77. Entonces ella se crió sólo con mi abuela. Hay una herencia histórica en mi familia de la fuerza femenina. Quizás no se habla de feminismo per se, pero si es una vivencia. 

A mi nunca se me ocultó como muere mi abuelo. No entendía las luchas sociales cuando chica, pero si entendía el repudio a los pacos. Ahora que crecí, vi que está todo conectado. Por la misma historia familiar, a mi mamá le pasó que creció con odio a los pacos. Entonces le preocupa que a mi no me pase nada. Sería revivir cosas del pasado. No creo que soportaría perder a otra persona de la misma manera.

¿Cómo ven tu trabajo tus hermanas/os?

Yo todo mi trabajo es para ellos. Siempre los cambios son para las nuevas generaciones. Siempre se ha movido así, las nuevas generaciones son las que buscan los cambios para las que vienen a futuro. Cuando se dice ahora es cuando, las pensiones, la educación, la salud o la vivienda, siempre buscamos cambiarlo para un mejor futuro. Mis hermanitos me ven a mi, entienden la lucha y siempre quieren ir a marchar. En el 2015 o 2016 ya estaba marchando, pero me doté de información y entendí mejor el problema en el 2018. En la educación partió la política en mi. Pero ya me consolidé con el feminismo, sobretodo cuando partió el colectivo en mi colegio.

¿Qué te pareció el fenómeno de Las Tesis?

No fue ajeno a mi. Desde hace mucho tiempo ya, entendíamos que la lucha se tenía que radicalizar. Al principio del estallido, estaba pasando muy por debajo. De hecho estaba lleno de gritos machistas. Y esto es una lucha transversal. Es como en las organizaciones, que tienen departamento de feminismo, siendo que tiene que ser parte de la identidad, transversal. Lo que hicieron Las Tesis es sumamente importante, porque logra juntar las instituciones y como el machismo y patriarcado, perpetúan en cada instancia. Ya no se aborda como algo ajeno al capitalismo, carabineros, en los jueces, los curas, en todo. La violencia machista existe, y las tesis lo apuntaron.

¿Cómo se viene tu futuro en lo académico?

Yo sabía que no me daría el puntaje. Quiero estudiar pedagogía, en lenguaje o historia. Ojalá en la Usach. Pero no me preparé, estaba enfocada en la política. No me dolió, porque sabíamos a lo que íbamos. ¿Cómo íbamos a dar la PSU si hay compañeros presos, otros que no pueden darla o que incluso le quitaron sus ojos? Algunos criticaban, sobre qué les quitamos el derecho a estudiar. Pero en verdad sigue siendo un privilegio. 

Les aplicaron la Ley de Seguridad del Estado

Si, según el artículo 6 letra C, por alterar servicios públicos. La PSU, ¿qué tan pública es? (Se ríe) Al principio vimos esta querella, y no tuvimos miedo. Siempre ha estado esta persecución, estamos acostumbrados a que nos apunten con el dedo y que nos persigan. Antes del estallido, cuando estábamos viendo los de Quintero, me hicieron un seguimiento. Estábamos afuera del Ministerio del Medio Ambiente. Ahí, carabineros me había sacado una foto. Y después de que Chile despertara, salió un listado con todos los datos de los dirigentes. Incluyéndome. Fue una filtración, donde salía a los lugares que fui después de ese ministerio, etc. Eso fue el 30 de  septiembre y esto se publicó ya a fines de noviembre. No me dio miedo, pero si me preguntaba que cuál era la necesidad. Somos estudiantes secundarios, onda no somos terroristas. Como si el boicot de la PSU haya sido un plan gestionado de antes. Fue sumamente improvisado, espontáneo y autoconvocado. 

El tema de la querella, hay que accionar rápido, porque te pueden cagar cuando quieran. También pensamos que es un juego mediático, que venga la ministra de educación o Blumel, a decir que saben nuestros nombres y apellidos. Su idea es que nos metamos a las casas, que dejemos de movilizarnos y eso es lo que no vamos a permitir. No quisimos caer en su mismo juego. 

¿Qué pasa con las amenazas? ¿Cómo lo ve tu familia?

A mi mamá le lleva mucho la rabia. Le molesta que quienes nos deberían cuidar, hoy nos están matando. Va a quedar en manos de un fiscal, si nos vamos a la cárcel o no, porque el Estado nos demandó. No sabemos en quién confiar. Además las amenazas en redes sociales. Bueno pero hay que darle no más, he recibido mucho apoyo. Hay que conocer más este mundo, desde afuera y el apoyo, sino que aportar en lo que sea necesario. Hay que buscar apoyo jurídico y todo eso. 

¿Tu crees en la institucionalidad?

Hace tiempo que no vienen funcionando las cosas. Queda demostrado con todas las denuncias de compañeras. Cuando las revictimiza. Cuando no hay sanciones a los victimarios. Entonces nunca ha habido una confianza a esto. Somos estudiantes secundarios movilizados. Hay abogados que tienen posturas políticas claras que nos pueden ayudar. Que pueden defendernos y creen que no pueden meternos presos por esto.

¿Qué se viene para la próxima PSU?

Como secundarios, nuestro llamado es a mantener la organización. Este mismo verano y en todos los acontecimientos. En cada espacio, entender las necesidades y desde ahí tomar las medidas necesarias. 

¿Cuál es tu mensaje?

Es importante, que los medios dejen de criminalizar. Que no se tomen el derecho de invalidar el derecho a manifestarse. Como esto no es la forma dicen algunos. Incluso nos tildaron de actos dictatoriales. Que no censuren lo que uno está diciendo ni tampoco venir a cuestionar cómo nos movilizamos. Sobretodo porque se manifiesta todo el pueblo. Pensar en la profesora que va a marchar después de clases. Los territorios, que demuestran sus necesidades, que de ahí surge la real movilización. Esta coyuntura nos dio a conocer que ya no se le cree a la misma institución. Las mismas mujeres hemos apuntado con el dedo, porque las violencia es sistemática para todas y todos. Comunidad, territorio y lucha.

¿Cómo te imaginas el mundo que sueñas?

Yo creo que es una sociedad justa. A pesar de que pueda ser pesimista, siempre habrá una disputa. Jamás nos dejarán tranquilos o simplemente ganar. No les conviene. No es solamente este gobierno, es un sistema que ya caducó en varios países. Sobretodo en Latinoamérica, que se ha movilizado en distintos puntos. Siempre ha sido lucha. Ya no se puede vivir tranquilo, lucran con todos los derechos nuestros. Agua, recursos naturales, las desgracias de las personas como las pensiones o los sueldos. Hay que solucionar estos conflictos desde las bases, porque las comunidades son las que llevan la lucha. Las mujeres romperemos las cadenas de esta opresión.

Publicado originalmente en Pousta

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