Ser “Orgullo Muxe” es respetar y que te respeten: Luis “Peineta”

Texto y fotos: Diana Manzo / Istmo Press

Luis Alonso Celaya “Peineta” es un muxe zapoteca que vive su sexualidad en plenitud, a los siete años de vida descubrió que tenía un cuerpo de hombre y con gustos de una mujer, y hoy a sus 63 años de edad, es un “orgullo muxe”.

En el Istmo de Tehuantepec de donde es originario, se le llama Muxe a las personas de la diversidad sexual, para referirse a los homosexuales, transgénero y transexuales se les conoce como “Muxe” y a las lesbianas como muxe nguiu’.

“Peineta” tiene un puesto de tlayudas en el mercado municipal de Unión Hidalgo, Oaxaca, de donde es originario, pero su vida ha tenido distintas facetas, desde ser un contorsionista del circo “Soley” a trabajar en un cabaret en diversas partes de México.

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De complexión delgada,  pelo oscuro y piel morena, Luis es un muxe con muchos atributos; con mucho orgullo se maquilla los labios y ojos; él no busca ser mujer, solo pide respeto a su sexualidad.

“Yo no busco querencia, busco respeto, y eso da más, ese es el orgullo muxe, respetar y que me respeten, por fortuna ha sido así, de Luis solo los rencorosos hablan mal, pero la mayoría sabe que soy trabajador de lunes a domingo, para mi, no hay día de descanso”.

En un pequeño espacio de su vivienda, hay un espejo y un mueble donde los maquillajes se acumulan, hay desde labiales de varios colores, en especial los tonos rojos y oscuros  hasta sombras luminosas.

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Es todo un ritual el que ejerce Luis para darle vida a Peineta, y no se trata de que tenga doble identidad, no, sino, es simplemente que la gente ya lo ubica así, con sus labios rojos, sus cadenas, pulseras y anillos de acero.

Para Luis, el cambiarse de nombre o de género no le quita la identidad muxe, porque todos sus sueños se han cumplido, tal y como los planeó cuando decidió salir de su casa a los 15 años de edad  y mejorar sus condiciones de vida.

“Yo conozco de todo, trabajé en un circo, en un cabaret, de mesera, hice show, me aplaudieron, ya gocé y ahora sigo trabajando en mi puesto de tlayudas, gracias a Dios la gente me quiere, me respeta y me reconoce”.

El respeto es su mayor virtud, y lo practica a diario, así se ha ganado la simpatía y el reconocimiento de la población, de quienes solo recibe muestras de halago.

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Es transparente  y cae bien, Luis vive su vida alegre y contento, para él, la satisfacción más grande es disfrutar con sus  amigos y que lo elogien por su perseverancia.

Quienes lo conocen, saben  que a pesar de los años, Peineta  es una persona muy trabajadora, que vive sin estereotipos ni máscaras.

Tener trabajo y salud son sus prioridades, todos los días desde hace 30 años elabora sus tlayudas, no hay una sola noche que Luis “Peineta” no venda, y eso se lo debe a sus clientes, quienes lo esperan ansiosamente para disfrutar este platillo que aunque no es originario del Istmo, sí del estado de Oaxaca.

De sus amigos y amigas habla poco, al igual que del amor, que asegura ha tocado a su vida y lo ha disfrutado con placer.

Ser muxe y estar enamorado para Luis no es pecado. Él ejerce su sexualidad plena y sin tabúes, digan lo que digan.

“Lo que no mata, fortalece”: La discriminación.

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La historia familiar de Luis se parece a la de muchos muxes del Istmo de Tehuantepec, que también como él vivieron discriminación de su parte de sus progenitores, a Luis su padre no lo quiso por ser muxe, en cambio, su madre, lo amo hasta su muerte.

“De mi madre tuve todo su amor y comprensión, fue una mujer que siempre me apoyó en todo y de mi parte, les di todo a ambos, pero mi padre nunca me quiso, siempre que podía me decía muchas cosas, pero no le guardo rencor, lo que no mata, fortalece y veme aquí, feliz y orgulloso de ser muxe”.

Cuenta que a los 15 años dejó su hogar y se fue a trabajar, y siempre procuró apoyar a su familia, inclusive tiene dos hijos, que crió  a raíz de la  muerte de su hermana.

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“Amo a mi familia aunque ellos no me quieran, les respeto y lo que pido ahora es salud para seguir elaborando mis tlayudas, ya mis clientes saben donde ubicarme, ya me conocen y sí de repente sale un show, lo hago, me gusta la música, me gusta bailar, me gusta mover mi cuerpo, eso es la vida”.

La  música a todo volumen llama la atención de los comensales, las tlayudas de “Peineta” ya se ofertan, y mientras los prepara, el cuerpo se mueve al ritmo de la música, la boina negra en la cabeza y el mandil no faltan, Luis ya está listo para “triunfar” una noche más porque el  show aunque ya no haya brillantina ni escenario,  debe continuar.

Publicado originalmente en Istmo Press.

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