En 100 días, 800 mil personas, en su mayoría de la minoría étnica tutsi, fueron víctimas del genocidio que inició en Ruanda hace 22 años, por lo que este 7 de abril se recordó en el país la matanza que inició luego de que el avión en que viajaba el presidente de Ruanda Juvénal Habyarimana (miembro de la mayoría hutu) fue derribado por un misil.

Tan sólo en tres meses, las matanzas cobraron la vida de 800 mil ruandeses con el uso de machetes y otras armas blancas, además de que se cometieron entre 250 mil y 500 mil violaciones, según Naciones Unidas.

De acuerdo con secretario general de la ONU sobre la Prevención del Genocidio, Adama Dieng, un importante motivo para no olvidar el genocidio es no volver a caer en los errores, pues cada día se escuchan declaraciones de líderes mundiales que incluyen el odio y la exclusión en sus discursos.

«Un genocidio no ocurre de la noche a la mañana, es un proceso que lleva tiempo, que requiere de recursos, que tiene que ser planeado y que siempre viene precedido de importantes violaciones de los derechos humanos», indicó.

La masacre en Ruanda se extendió ante la retirada de la misión de la ONU (UNAMIR) con sus efectivos, luego de que diez cascos azules belgas fueran asesinados el 7 de abril de 1994. Tan sólo en dos semanas, las misión de Naciones Unidas redujo sus efectivos de 2 mil 165 a 270.

Con información de agencias