Rodrigo Rato es lo que dicen los españoles un chorizo de alto copete. Ex director del Fondo Monetario Internacional, ex ministro de economía español y ex director del Grupo Bankia, este personaje fue detenido el pasado 26 de abril de 2015 acusado de fraude, alzamiento de bienes y blanqueo de capitales.

Tanta mácula y alcurnia gozó Rato para que su estafa sea de lo más arrastrada e inmunda. Este señor de 66 años, cuando era director de Bankia, vendió preferentes de activos tóxicos a sus clientes, la mayoría gente jubilada de los pueblos de España que perdieron los ahorros de su vida. Sin embargo, el señor, después de una noche en los calabozos, pudo salir e ir a gozar de las vacaciones en las islas Baleares con su esposa y su yate.

Dicen que pudo haber sido presidente español y como no lo logró, se movió dos calderas a la derecha de Pedro Botero y se convirtió en director del Fondo Monetario Internacional.  En Argentina tienen buen recuerdo de él por sus impositivos ajustes fiscales al país albiceleste, cuando apenas levantaban la cabeza del corralito de 2001.

Entre la derecha cavernícola y la burguesía española, Rato fue visto como uno de los mejores gestores de la historia de España, pese a que dejara su puesto en el FMI en 2007, y al año siguiente estallara la crisis mundial con el escándalo de Leman Brothers y las hipotecas subprime. Hay que reconocer que capacidad de análisis y predicción, no es su fuerte.

Eso sí, irse de vacaciones y lanzarse al mar con su puro Farias número 5, para que la España trabajadora hierva hasta en las venas, se le da bien. Rato, formado en las universidades estadunidenses del expolio como Berkeley, dará aún mucho que hablar, pero probablemente vea los comentarios en Twitter desde su lujosa casa de La Moraleja.