Más de 400 personas provenientes de ocho entidades del país se reunieron en Jalcomulco, Veracruz, entre el 10 y el 12 de noviembre pasados, para celebrar el XII Encuentro Nacional del Movimiento Mexicano de Afectados por la Presas y en Defensa de los Ríos (Mapder).
“¡Ríos para la vida no para la muerte!”, es su consigna. Su demanda: la cancelación de todos los proyectos de presas en México y, en su lugar, la protección y saneamiento de los ríos.
Los asistentes al encuentro compartieron sus experiencias de resistencia en defensa del agua, la vida y la tierra. Después decidieron cómo continuarán con sus luchas en contra de la política extractiva del Estado mexicano que amenaza la vida de los pueblos y las ciudades.
Al encuentro asistieron también observadores internacionales de Costa Rica, España, Italia, Francia, Holanda, Argentina, Bolivia, Perú, Colombia y Cuba.
En la Declaración de Jalcoulco, los participantes del XII Encuentro Nacional del Mapder refrendan su demanda de cancelación de los proyectos de presas en México y, en su lugar, la protección y saneamiento de los ríos. Además, del cese a todos los proyectos de fractura hidráulica en la región Huasteca, Totonoca y sur de Veracruz.
Aunado a ello, se pronuncian por la libertad inmediata de los opositores a la Presa Hidroeléctica Chicoasén II, en Chiapas, y manifiestan su solidaridad con la demanda de liberación de Nestora Salgado García, excomandanta de la Policía Comunitaria de Olinalá, Guerrero.
En este sentido, denuncian que los defensores del territorio en México se enfrentan a la cotidianidad de la criminalización y a una política de terror estatal (en colusión con empresas y crimen organizado), que se traducen en asesinatos, intimidaciones, encarcelamientos, “compra de conciencias” y paramilitarismo.
El Mapder determina impulsar la más sólida unidad con los movimientos sociales democráticos del país. En consecuencia, anuncia su decisión de sumarse a la lucha por la búsqueda de los 43 normalistas de Ayotzinapa, a la marcha mundial contra la XXI Conferencia de Naciones Unidas contra al cambio climático, así como a la resistencia contra el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica.
“Este encuentro se enmarca en la aplicación de la primera fase de la Reforma Energética que impulsa de sobre manera los proyectos de fractura hidráulica y de presas para la generación de energía eléctrica, amenazando severamente los cuerpos de agua de las poblaciones rurales y elevando el costo de la luz a los usuarios domésticos de la ciudad y del campo. También se contextualiza en la lucha contra la privatización del agua y contra el impulso del agua como una mercancía”, se lee en la Declaración de Jalcomulco.
