Protestas en Brasil: falta de calificación y abusos por parte del Estado (Adital, 01/06/14)

Mateus Ramos

El año 2013, en especial los meses cercanos a la Copa de las Confederaciones, ocurridas en junio, fueron marcantes para el escenario político brasilero. Las calles del país quedaron tomadas en varios estados por personas que intentaban ejercer su papel de ciudadanos y exigir derechos, muchas veces olvidados por los gobernantes. Desde los «Caras Pintadas”, en 1992, Brasil no veía un movimiento tan masivo y que unió a la población en forma tan plural, como los ocurridos el año pasado.

La organización Artículo 19, entidad internacional de derechos humanos con sede en el Reino Unido, divulga números inéditos de los movimientos ocurridos y constata la fragilidad brasilera en la protección de los derechos de manifestación y de libertad de expresión de las personas. En total, según la organización, ocurrieron 696 protestas de calle, de la cuales 15 tuvieron más de 50 mil manifestantes; en esas manifestaciones fueron detenidas más de 2.600 personas.

Otro aspecto observado es la falta de preparación de las fuerzas policiales, especialmente la militar, para lidiar con las manifestaciones. «El accionar de la Policía Militar no se produce para garantizar la dignidad de las personas y la integridad del patrimonio público y privado; por el contrario, ella instiga a la violencia y al conflicto. Lo que presencié en esos eventos es que con el accionar de la Policía la violencia y la barbarie se generalizaban”, relata en nota pública, Pedro Guimarães Lins Machado, fotógrafo, víctima de la violencia de la policía mientras trabajaba en las manifestaciones.

Artículo 19 relata que, en números generales, de las 696 protestas, 16 tuvieron más de 10 personas heridas, además de ocho muertes como consecuencia del empleo desproporcionado de los aparatos erróneamente llamados «armas no letales”, que estarían lejos de ser lo que el nombre sugiere. Ellas causan heridas graves, mutilaciones y pueden llevar hasta la muerte, como afirma un reportaje de la revista Galileu. Deberían ser llamadas «armas menos letales”.

Sin embargo, no fueron sólo las «armas menos letales” usadas en medio de las manifestaciones; también fueron relatados y contabilizados el uso, por 10 veces, de armas de fuego, o sea, armas letales.

Una de las violaciones a los derechos de los manifestantes más relatada fue la ausencia de identificación por parte de muchos policías. Según la ONU (Organización de las Naciones Unidas), la identificación visible en los uniformes de los policías es de extrema importancia para la responsabilización de culpables en el caso de violaciones a derechos humanos. Algunos policías llegan a decir que el motivo para esconder su identificación es por el hecho de que muchos manifestantes están usando máscaras. «Si ellos pueden esconder sus rostros, también nosotros podemos esconder quienes somos”, afirmó un integrante de la policía, que no se identificó.

«El discurso policial basado en el orden está funcionando de manera binaria, transformando a todo manifestante allí presente en un enemigo del Estado, e inclusive, de manera sádica, se ríe de la vulnerabilidad civil”, se desahoga el fotógrafo en el informe de Artículo 19.

Abusos contra periodistas

Durante las protestas de 2013, no fueron sólo los manifestantes las víctimas de las acciones violentas y detenciones arbitrarias por parte de los agentes del Estado. La policía también cometió violaciones contra profesionales de comunicación que cubrían las protestas por todo Brasil, principalmente los que no eran parte de las grandes empresas mediáticas brasileras. Muchas veces, el foco eran los medios alternativos.

El trabajo de denuncia de muchos periodistas llamados «alternativos”, por formar parte de periódicos digitales y hacer transmisiones en vivo y sin interrupciones por Internet, convirtió a esos profesionales en casi enemigos de los policías. Las acciones violentas y las detenciones sin razones aparentes eran formas de bloquear el debate público, ya que impedían que las informaciones sobre el accionar policial o incluso sobre la dinámica de las protestas llegaran a la población a través de los medios de comunicación.

En total fueron 117 los periodistas agredidos y heridos, muchas veces de manera grave, como fue el caso del fotógrafo Sergio Silva, de la agencia Futura Press, que perdió la visión del ojo izquierdo después de ser alcanzado por una bala de goma. «Esas armas no van a traer ningún beneficio a la sociedad. No van a traer ningún tipo de paz y no van a calmar a las personas. El resultado es lo que ocurrió conmigo. Un trauma para el resto de mi vida. Una familia perjudicada. Es un dolor que deseo que el policía que me disparó nunca sienta en su vida. Es un dolor insoportable. Es voluntad de morir para no sentir más el dolor”, declaró Sergio en el informe.

Además del elevado número de periodistas heridos, 10 fueron detenidos a pesar de llevar identificaciones que probaban que estaban trabajando, como fue el caso del reportero Francis Juliano, de Bahía Noticias (BN), detenido después de preguntar a los policías por qué estaban golpeando a un fotógrafo. Según un reportaje de BN, divulgado en la época de la detención, además de detener al periodista, los policías gritaban que «BN no tiene derecho a hacer un interrogatorio porque quien manda aquí es la PM”.

Según Frank La Rue, relator de la ONU para el derecho y la libertad de expresión y opinión, «en el contexto de manifestaciones y situaciones de conflicto social, el trabajo de periodistas y comunicadores y el libre flujo de informaciones a través de los medios de comunicación alternativos como las redes sociales digitales, es fundamental para mantener a la población informada sobre los acontecimientos, dado que cumple un papel importante en reportar la actuación del Estado y de la Fuerza Pública ante las manifestaciones, previniendo el uso desproporcionado de la fuerza y el abuso de autoridad”.

Informe digital

«Artículo 19” lanza este lunes, 2 de junio, el sitio web «Protestas en Brasil 2013”, una versión digital del informe homónimo, que pretende hacer un registro sobre la serie de violaciones ocurridas durante las protestas de todo el año pasado. En ese sitio webpodrán encontrarse datos sobre las manifestaciones ocurridas el año pasado, como estadísticas, infografías y hasta declaraciones de personas que participaron en las protestas desparramadas por todo Brasil.

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