Ciudad de México | Desinformémonos. La Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas presentó las historias de jornaleros documentadas para demostrar las violaciones a los derechos humanos y las condiciones precarias en las que trabajan miles en las entidades mexicanas.

“Antes de empezar la jornada sólo tomaba café. Todo el tiempo nos vigilaba un cabo; con insultos nos apuraba a realizar las cosas. No nos proporcionaron herramientas; con mis manos deshilvanaba las plantaciones de chile morrón. El sol era fuerte y no nos daban ninguna protección solar. Sólo una botella de dos litros de agua sucia para beber, lo que hacíamos porque el calor era insoportable. Si terminaba mi trabajo me daban de comer una ración de sopa y cada 15 días me agregaban un pedacito de carne. Si no concluía mis tareas a las cinco, no podía comer”, narra un jornalero de los altos de Chiapas que trabaja en una granja agrícola de Nuevo León.

De acuerdo con la Red, los jornaleros en México sufren maltratos, desapariciones masivas, explotación laboral, torturas, detenciones de las autoridades migratorias y muertes por falta de atención médica, pero además son víctimas de extorsión por parte de los policías, hacinamiento, trata de personas y carencia de servicios básicos.

Durante la presentación de las historias, la Red recordó que las cifras oficiales apuntan a que 12 millones de personas sobreviven del trabajo agrario, y que de éstas al menos un millón se han visto obligadas a migrar dentro del país para trabajar el campo.

Dentro de las historias documentadas por la Red también se encuentran aquéllas sobre las muertes de los jornaleros e incluso de sus hijos pequeños, principalmente por la falta de atención médica. “Sólo pueden salir los que están realmente enfermos, los que se sienten mal no, pero si no trabajas el día, no te pagan”, declaró uno de los jornaleros.

En cuanto a las desapariciones masivas, la Red cuenta con la documentación de dos casos. El primero es de 20 personas originarias de San Luis Potosí, las cuales fueron enganchadas para trabajar en Tamaulipas y de las que no se tiene conocimiento de su paradero desde marzo del 2015. El segundo es el caso de los 200 campesinos que salieron de Oaxaca para trabajar en un campo de Sinaloa, pero desde hace 13 años no se sabe su ubicación.

Varias organizaciones han denunciado las condiciones precarias y los abusos a los que son sometidos los jornaleros en México, sin embargo las autoridades se mantienen omisas para resolver las violaciones.