Ciudad de México | Desinformémonos. Amnistía Internacional (AI) denunció que por los menos 20 Estados en el mundo utilizan la pena de muerte como método para combatir, “en un equivocado intento”, los delitos relacionados con el terrorismo.

Tan sólo en 2015, mil 634 personas fueron ejecutadas, lo que supone un aumento de más del 50 por ciento con respecto al 2014, además de que es la cifra más alta registrada por AI desde 1989. Sin embargo, esta cifra no incluye a China, pues se estima que este país ejecutó a muchas personas más, pero los datos sobre la pena de muerte se tratan como secreto de Estado.

Del total de las ejecuciones registradas, el 89 por ciento se llevaron a cabo en sólo tres países: Irán, Estados Unidos y Arabia Saudí. Los demás países son Argelia, Bahréin, Camerún, Chad, China, Egipto, India, Irak, Jordania, Kuwait, Líbano, Pakistán, República Democrática del Congo, Somalia, Sudán, Túnez y los Emiratos Árabes Unidos, señala el documento de la organización.

Estados Unidos destaca en la lista de AI por ser el único país que aplica la pena de muerte en el continente, por lo que por séptimo año consecutivo se mantuvo como nación americana única.

Amnistía agregó que a pesar de que el uso de la pena capital para los delitos vinculados a prácticas terroristas suele estar “envuelto en el secreto”, el incremento en el número de ejecuciones permitió la documentación de los casos.

“El aumento en el uso de la pena de muerte al que estamos asistiendo, en equivocada respuesta a los delitos relacionados con el terrorismo, revela un error fundamental por parte de las autoridades: no hay ninguna prueba de que la pena capital disuada de cometer delitos violentos con más eficacia que otros castigos”, señaló el subdirector del Programa sobre Asuntos Globales de Amnistía Internacional, James Lynch.

Lynch añadió que la decisión de aplicar la pena de muerte a la población se basa más en la debilidad y la conveniencia que en la fuerza, y que aunque los ataques violentos contra los habitantes de dichas naciones causan “terribles” sufrimientos y no pueden justificarse, el homicidio sancionado por el Estado “no resuelve las causas fundamentales”.

De acuerdo con el subdirector, la pena de muerte sólo agrava el sufrimiento y la injusticia, además de que alimenta el círculo vicioso que representa la violencia.

“La pena de muerte es siempre una violación de derechos humanos. Más de dos tercios de los Estados del mundo han optado por abolirla en la ley o en la práctica. Todos los gobiernos deberían hacer lo mismo”, apuntó.

Amnistía Internacional se unió al movimiento abolicionista y se pronunció contra la pena de muerte independientemente del delito, ya sea por las características de las personas acusadas de cometerlo y del método de ejecución.

La organización expresó que la pena de muerte en el mundo es la “expresión máxima de pena cruel, inhumana y degradante”.