El plazo de tregua en Taksim tenía el horizonte oficioso del fin de semana. Una vez llegado el lunes, con menos gente pernoctando en la plaza, Erdogan podía tomar la decisión de intervenir en cualquier momento si quería atajar y, también, arriesgarse a provocar una nueva oleada de apoyo. Y ha sucedido en la mañana del martes.
Lo ha hecho, sin embargo, de una forma que ha desconcertado incluso a los propios acampados. La versión oficial, que dan por buena dos fuentes de activistas de la acampada con los que ha hablado eldiario.es, dice que sobre las 7 de la mañana la policía turca ha entrado en la plaza Taksim (antesela del parque donde se extienen miles de tiendas de campaña) anunciando por altavoces que querían «solo limpiar» el lugar y retirar de la fachada del edificio del Centro Cultural Atatürk, ya famoso por las fotos, «las pancartas y pintadas» que se han ido acumulando desde hace una semana, en palabras del gobernador local en Twitter.
En este mismo edificio se produjo el sábado una de las mayores ceremonias de reafirmación de la acampada, con las hinchadas de los equipos de fútbol de la ciudad descolgando pancartas y encendiendo bengalas alrededor y sobre el tejado de este mismo edificio.
Edificio con pancartas que pretendía ser limpiado por la policía. Plaza Taksim de Estambul, 8 de junio de 2013 (Juan Luis Sánchez)
La sola irrupción policial en un espacio donde hace más de una semana que no entra un agente uniformado ha desatado las tensiones entre los manifestantes que estaban en la plaza. «Ha habido gente que ha tirado piedras y cócteles molotov contra la policía», nos cuenta una activista desde la acampada que en días anteriores se había mostrado crítica con la instalación de barricadas. Los camiones TOMA han comenzado a disparar cañones de agua y los agentes de a pie han lanzado gases lacrimógenos para dispersar a quienes impedían que retiraran la simbología de la protesta y algunas barricadas de entrada a Taksim. Por megafonía se invitaba a los manifestantes a entrar en el parque mientras la policía limpiaba la zona.
La policía controla la plaza de Taksim de Estambul, tras entrar a la fuerza
En todo caso, las líneas de defensa de los activistas del parque Gezi comienzan mucho más allá de los árboles. Las barricadas están dispuestas en las avenidas de entrada a Taksim, la plaza adyacente que hace de puerta hacia la acampada. Aunque la intención de la policía fuera la de limpiar la zona, los enfrentamientos eran previsibles ya que hay decenas de personas haciendo guardia en tiendas de campaña en esas barricadas, no ya antes de entrar en el parque sino antes de entrar en la plaza.
«Estoy sorprendida: en teoría el miércoles, el propio primer ministro iba a recibir a una representación de los manifestantes para negociar», nos cuenta una activista que, como otros, esta noche habia decidido dormir en casa presa del cansancio. Mira lo que ocurre por Internet.
Sobre las diez y media de la mañana, la mayoría de los antidisturbios se han retirado de la plaza una vez cumplida su misión oficial de retirar pintadas y banderas de varios monumentos y edificios de la zona. Pequeños grupos de manifestantes han vuelto a marchar con sus pancartas por Taksim. Sobre el mediodía, la policía ha vuelto a la plaza y se han repetido las tensiones durante la tarde.
Ahora el tablero de negociación ha cambiado. Erdogan ha recuperado su gesto autoritario con este toque de atención en forma de operación de limpieza con antidisturbios, los representantes de la acampada tendrán ahora la complicada tarea de decidir si van a la reunión y en qué condiciones. Y todo con el ojo puesto en esta misma tarde: la clave será en qué medida los simpatizantes del movimiento vuelven a Taksim de manera masiva como reacción a esta intervención o si la dan por tolerable.
