Pobladores de Morococha protestan por proyecto que afectará viviendas (30/11/13,Servindi)

Servindi

Cerca de trescientos pobladores del distrito de Morococha, ubicado en la sierra peruana, se movilizaron hasta la sede de la minera china Chinalco y a la embajada de este país, ambas en Lima, para denunciar presiones del Gobierno y de la empresa para ser trasladados a una nueva ciudad que consideran inadecuada para su salud y seguridad.
La movilización, que se desarrolló el miercoles 27 de noviembre, partió de la Plaza San Martín y sin incidentes de por medio llegó hasta el frontis de la empresa en el distrito de San Isidro. Participaron hombres de toda edad, mujeres y niños.
Los manifestantes esperaban ser atendidos por un representante de la empresa; sin embargo, esto nunca ocurrió. Luego de una larga espera, de casi dos horas, la empresa informó que las demandas de los pobladores serán contestadas por escrito.
Los manifestantes vieron en esta respuesta una signo del temor de la empresa a entablar un diálogo.
“Son tan cobardes que no nos quieren atender, pero nosotros hemos cumplido con notificarles”, advirtió uno de los voceros.
Pese a que no se registraron incidentes, los morocochenses sostuvieron que se sintieron intimidados por personal, aparentemente, de Chinalco que se ubicó en los exteriores del edificio para grabarlos con cámaras de video.
Conocida la respuesta de la empresa, los manifestantes se dirigieron a la sede de la Embajada de China, a pocas cuadras de la sede de Chinalco, donde aguardaron algunos minutos a que sus representantes notificaran sus pedidos a las autoridades en el lugar.
Los dirigentes exigieron a la Embajada que interceda a fin de que la empresa los atienda para dialogar y llegar a una solución.
Según voceros de Morococha, la embajada afirmó que no es su función involucrarse en las actividades económicas de una empresa. No obstante, se comprometió en hacer llegar sus demandas a la empresa.
“Nos dijeron que para la próxima semana, a más tardar, estarían derivando estos documentos (…), y nos ha prometido que este documento sí va a ingresar a Chinalco”, aseguró el secretario de prensa y propaganda de la delegación.
El vocero afirmó que la funcionaria china les comunicó que la solución se daría con el Gobierno peruano, más que con el Gobierno que ella representa.
“Nos sentimos dejados de lado, defraudados por nuestro Gobierno, (la funcionaria) no ve la realidad de nosotros, que nuestro propio Estado nos ha dado la espalda”, se lamentó.
Destacó, además, que se cumplió con el objetivo de notificar el pedido de diálogo “para que más adelante no digan que nosotros nos hemos opuesto a la minera, nos hemos opuesto al diálogo; no, aquí están los documentos”.
“¿Quién se opone al diálogo?, ¿quién no quiere conversar con nosotros?, es la empresa”, sentenció.

Nueva Morococha sobre un bofedal
La población rechaza ser desplazada a la nueva ciudad de Carhuacoto, construida por Chinalco, porque considera que no cuenta con las condiciones para ser habitada.
Según explican los pobladores, la ciudad fue construida sobre un bofedal por lo que hay filtraciones de agua en las casas y alta humedad.
Aseguran también que vivir en Carhuacoto significa un constante peligro ya que está ubicada a pocos kilómetros de una presa de relaves mineros contenida por un “dique artesanal”, que en caso de sismo podría romperse y provocar un aluvión que dañaría a la cuidad.
“Hay una laguna de relave con un dique bastante artesanal, y el pueblo está a dos kilómetros, si hubiese un temblor o terremoto, la ciudad puede ser inundada. Nos han dicho que la antigua ciudad está en estado de emergencia, es peligrosa, pero más peligrosa es la nueva ciudad que están construyendo”, afirmó Claudio Zolla, representante de los morocochenses.
Por su parte, la pobladora Milagros Hinostroza describió las malas condiciones en que vivirían los pobladores que ya fueron trasladados.
“Las personas que han ido a vivir a la nueva ciudad (Carhuacoto) se están lamentando porque los zapatos se honguean, la ropa se hace verde, algunos tienen problemas de salud, con el paso del tiempo quizás tendrán agua en los pulmones o sufrirán de asma, todo esto es un bofedal”, aseveró.
Hinostroza se refirió también a la laguna de relaves cercana a la nueva ciudad y el riesgo que representa para la población.
“Si hay un sismo, esta laguna se mueve y entonces tapa a toda la población de Carhuacoto, prácticamente están queriendo matar a toda una población”, dijo.
“Nadie expondría a su familia a llevarlos a un lugar donde más adelante tendrían enfermedades, exponerlos al peligro. Lo que pedimos es que ellos entiendan el derecho que tenemos como pobladores y como peruanos, para eso estamos viniendo a protestar acá”, añadió la pobladora.
Aceptan mudarse, pero no a Carhuacoto
Por otra parte, Zolla aseguró que la ciudad fue construida sin tomar en cuenta la opinión de la población y sin una adecuada información.
“Decimos sí a la inversión, sí al traslado (…) pero ellos -el personal de la empresa- nunca aclararon el cuándo y el dónde, entonces unilateralmente construyeron esa ciudad y casi la mitad del pueblo estuvo en total desacuerdo… lo que ellos quieren es sentarse a conversar y dialogar para llegar a mejores acuerdos”, indicó.
De acuerdo a los dirigentes de Morococha, la población sí acepta ser reubicada y para ello cuentan con su propio “plan de reasentamiento”, pero desean que se haga “de una forma legal”, cumpliendo la “ley internacional” y que sean asistidos “tal como debe ser”, los afectados.
“Tenemos ese plan de reasentamiento pero antes queremos dialogar no sólo con la minera, si no también con el Estado, pero sí llegar a un acuerdo, a un diálogo con la población que estamos asentados ahora”, afirmó uno de ellos.
Presionan con despidos
Algunos pobladores como Flor Taype de la Cruz, denunciaron que la empresa despide a los trabajadores cuyas familias rechazan trasladarse a Carhuacoto.
“Cuando asistes a un paro o reunión, lo que están haciendo es tachar al personal que está trabajando, a mi esposo lo han sacado solamente por asistir a la huelga que están haciendo y al día siguiente despedido (…), no les importa si tienen hijos”, afirmó.
“Ellos nos amenazaron con botar a nuestros esposos del trabajo, con ese miedo hemos bajado y nosotros pensábamos que íbamos a tener una vida buena, pero lamentablemente no la tenemos hasta ahora, porque las casas están colapsando por las lluvias que recién empiezan”, aseguró Taype de la Cruz.
Silencio en la prensa
Los manifestantes lamentaron la ausencia de medios de comunicación a su manifestación, a pesar de haber sido convocados. Consideraron que la prensa en general se inhibe de dar cobertura al conflicto, por intereses económicos.
“Ahorita los medios de comunicación están siendo prácticamente comprados por la empresa, buscan otro tipo de noticias pero la situación que vivimos no la sacan al aire”, indicó Milagros Hinostroza, vecina de Morococha.

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