La canonización de monseñor Romero tendrá lugar durante el sínodo (reunión de obispos) centrado en los jóvenes que se celebrará en octubre de este año en el Vaticano, precisó el papa Francisco durante una reunión dedicada a la causa de los santos.
Descrito como un hombre sencillo y cercano al pueblo, Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, nacido en 1917, tomó la defensa de los campesinos sin tierra, lo que suscitó la ira de los medios más conservadores en El Salvador.
Al anochecer del 24 de marzo de 1980, Romero fue asesinado por un francotirador. La Comisión de la Verdad, creada por Naciones Unidas cuando finalizó la guerra civil, atribuyó la autoría intelectual del magnicidio al mayor Roberto D’Aubuisson, fundador del partido derechista Arena. D’Aubuisson “dio la orden de asesinar al arzobispo”, establece el informe final.
Ese asesinato es considerado por distintos historiadores como al inicio de la guerra civil en El Salvador (1980-1992), que provocó 75,000 muertos y al menos 7,000 desaparecidos, y obligó a emigrar a cientos de miles de salvadoreños.
Los sectores conservadores, tanto en El Salvador como en el Vaticano, bloquearon durante mucho tiempo cualquier reconocimiento oficial de la Iglesia católica hacia el arzobispo de los pobres, pero dos años después de la elección del papa Francisco –primer pontífice latinoamericano–, el Vaticano reconoció a su “mártir”, abriendo la vía a su beatificación en mayo de 2015 en San Salvador.
Delegaciones de 57 países y cuatro presidentes latinoamericanos asistieron a su beatificación. Este reconocimiento fue vivido como una fiesta en el pequeño país centroamericano, donde el mensaje de Óscar Romero sigue siendo de gran actualidad, ya que 30 % de los salvadoreños viven bajo el umbral de la pobreza.
El papa Francisco expresó varias veces su proximidad con este prelado más bien conservador pero que defendía a los pobres, y afirmó que había sido “difamado” y “lapidado” por algunos obispos y sacerdotes latinoamericanos, antes y después de su muerte.
El arzobispo fue acusado de haber sido “un desequilibrado” y “un marxista”.
Primeras reacciones
El gobierno de El Salvador y la iglesia católica celebraron este sábado el anuncio. “Con inmensa alegría recibimos hoy el anuncio de la canonización de nuestro beato Óscar Arnulfo Romero, mártir y profeta entregado a su pueblo”, consignó el presidente Salvador Sánchez Cerén, por medio de un comunicado.
Sánchez Cerén aseguró que la noticia le “llena de gozo”. “Como presidente de la República y en nombre del pueblo y el gobierno salvadoreño agradezco a Su Santidad por el amor manifestado hacia la figura y obra de nuestro mártir, y por hacer realidad el sueño de toda una nación de verlo convertido en santo”, agregó.
Además, la madrugada de este sábado, los católicos de El Salvador esperaban en vigilia conocer la noticia de la canonización. En la apertura de la vigilia en la cripta donde reposan los restos de Romero, el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar, dijo que es “un día de fiesta” que amerita celebrarlo con un repique de campanas y misas en todas las iglesias del país: “Este es un acontecimiento que nunca vamos a terminar de celebrarlo. Toda la vida tenemos que celebrar este acontecimiento”.
También canonizarán a Pablo VI
El papa Pablo VI, nacido Giovanni Battista Montini en 1897, terminó durante su pontificado el concilio Vaticano II lanzado por su predecesor Juan XXIII. Había sido beatificado en octubre de 2014.
Según el sitio especializado Vatican Insider, el milagro que permite la canonización del papa italiano se refiere a una niña nacida muy prematuramente el 25 de diciembre de 2014, cuando los médicos habían aconsejado un aborto terapéutico. Pablo VI fue criticado por su “no” en 1968 a la píldora anticonceptiva.
El papa Francisco ya ha canonizado a Juan XXIII (1958-1963) y a Juan Pablo II (1978-2005). Está en curso un procedimiento de beatificación de Juan Pablo I, fallecido 33 días después de su elección en 1978.
Al respecto, el papa Francisco había bromeado, al afirmar que Benedicto XVI y él mismo estaban en la “lista de espera”.
Con la canonización, que es la culminación de un largo proceso, la Iglesia católica quiere poner como ejemplo a los cristianos a estas personas que declara “santas” tras una minuciosa investigación que incluye el reconocimiento de milagros.
Publicado originalmente en AFP