Con voz clara, pausada y cálida, Nestora Salgado García dirige un mensaje a todas las personas que la han apoyado. Les dice: “Son ustedes mi fuerza, mi fortaleza. Son ustedes mi sol, mi luz en esta oscuridad, mi vaso de agua con tanta sed”.

La excomandanta de la Policía Comunitaria de Olinalá, Guerrero, recuerda que su lucha, que nada tiene ver con partidos políticos, no es sólo por ella, sino por todos los presos políticos de país, “por todos aquellos que hemos sido lastimados, violentados por la injusticia de este gobierno”.

En diversas ocasiones, la lideresa indígena se ha pronunciado por la libertad de otras personas encarceladas por motivos políticos, entre ellas de Rubén Sarabia Sánchez (cuyo estado de salud es delicado) y demás integrantes de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre, así como de sus nueve compañeros de la Policía Comunitaria de Guerrero.

Nestra Salgado se muestra profundamente agradecida con quienes las respaldan y les pide sumar fuerzas a la lucha por la paz y en contra de la delincuencia. Su forma de pagar tantas muestras de solidaridad, dice, es “haciendo labor para todo aquél que lo necesite, haciendo una lucha junto con ustedes, de la mano de ustedes”. Y agrega: “Algún día solamente con saber puras cosas buenas de mi, de que Nestora haga en la vida, con eso les pago el favor que me están haciendo”.

Con la cara en alto, la excomandanta refrenda su inocencia, a dos años y medio de injusto encarcelamiento: “No es posible que este gobierno me tenga encerrada siendo inocente. Yo, con la cara en alto, señores, les puedo mirar sin vergüenza. Yo puedo mirarlos a los ojos porque no he cometido un delito. Soy madre, soy abuela, soy una defensora de la vida”.

A continuación, reproducimos el mensaje íntegro, el cual fue emitido este 25 de enero.

“Muy buenas tardes, compañeros y compañeras aquí presentes. Es un honor tenerlos aquí, reunidos este día. Les agradezco infinitamente su apoyo, su colaboración, todo el trabajo que han hecho para liberarnos a nosotros los presos políticos. Tanto a mi, Nestora Salgado, como a Simitrio y a su familia, y a algunos otros más que estamos detenidos injustamente.

Yo les agradezco mucho este apoyo. Para mi es un apoyo moral, emocional; es un apoyo que no lo puedo describir con palabras. Es algo que yo jamás les podré pagar, este apoyo que ustedes me han estado dando.

Solamente les quiero decir que lo voy a pagar haciendo labor para todo aquél que lo necesite, haciendo una lucha junto con ustedes, de la mano de ustedes. Porque somos muchos los que estamos afectados en este país por este gobierno represor.

Me siento en estos momentos confundida por todo esto que está pasando con el gobierno y mi caso. Porque no es justo que a dos años y medio aún me tengan encerrada sin haberme probado un delito, sin haber cometido un delito.

No es justo y por eso he unido a todos ustedes en un llamado, y sigo haciendo el llamado a organizaciones, a grupos, activistas, personas que se interesen en esto, en una lucha por una paz. Una lucha que viene siendo no solamente por Nestora, no solamente por los presos políticos. Es una lucha que venimos haciendo por todos aquellos que hemos sido lastimados, violentados por la injusticia de este gobierno, porque es una injusticia la que hemos vivido.

¿Cuántos de ustedes han experimentado tener un preso sin haber cometido un delito, nada más por una equivocación? Somos muchos los lastimados por la delincuencia. Hemos sido lastimados en nuestros hijos. Y esa ha sido mi lucha: solamente por pedir la paz. Para que no sigan matando a nuestros hijos, para que no nos sigan lastimando y pisoteando a nosotras como mujeres.

Como mujeres, tenemos la voz fuerte. Somos las mujeres las que llevamos siempre la delantera en la casa, porque nosotras guiamos a nuestras familias, a nuestro esposo, a nuestros hijos, o los detenemos. Avanzamos junto con ellos o nos detenemos junto con ellos. Por eso les pido a ustedes mujeres también que se unan a esta lucha.

Compañeros, quiero compartirles algo. Cuando yo estuve participando y trayendo al grupo de cuarto y quinto pasó a Olinalá y a algunas otras reuniones, me di cuenta cuenta cómo hemos sido lastimados, cómo ha habido gente abusada. Por eso yo les pido ahora, en estos momento, la unidad. A todos los grupos, a todas las asociaciones, organizaciones, personas que han sido pisoteadas, humilladas, lastimadas, les pido, este es el momento para levantar nuestra voz y no dejarnos seguir pisoteando, por favor.

Yo les pido por mi, porque definitivamente he estado siendo humillada arbitrariamente. No pudieron haber hecho más o haberme fabricado más delitos. No es posible que este gobierno me tenga encerrada siendo inocente. Yo, con la cara en alto, señores, les puedo mirar sin vergüenza. Yo puedo mirarlos a los ojos porque no he cometido un delito. Soy madre, soy abuela, soy una defensora de la vida.

Pero no es eso lo que el gobierno ha estado haciendo conmigo, viéndome como una luchadora, como una defensora, sino que me ha convertido, ante los ojos de muchísima gente, como la peor delincuente. Y eso, señores y señoras que en este día me acompañan, me lastima mucho porque no es así. Yo con mi cara limpia los puedo ver porque no he cometido un delito. Soy inocente. El gobierno no sé por qué me quiere tener encerrada; no sé cuál sea el trasfondo de todo esto, para que Nestora esté encerrada.

Nuevamente les doy las gracias y les sigo pidiendo el apoyo a todos; que se sumen a esta lucha. Porque vamos para adelante. No podemos quedarnos callados.

Estos momentos son difíciles para mi, son difíciles para todas las familias que tienen un preso porque siguen luchando día a día, sufriendo día a día; cuando se van a la mesa a comer un taco y se acuerdan de sus presos, se acuerdan de sus desaparecidos. Señores, es doloroso, señoras.

Por eso les pido que se sumen a esta lucha para que no sigamos permitiendo esto: este dolor tan grande no solamente para mi familia, para todas las familias que hemos sido atropelladas.

Les doy nuevamente, infinitamente, las gracias con mi todo mi corazón desde aquí, esta torre. Les mano un saludo, un abrazo y nuevamente les doy las gracias. Quisiera darles el abrazo a cada uno de ustedes que está afuera, que está apoyándome. Algún día solamente con saber puras cosas buenas de mi, de que Nestora haga en la vida, con eso les pago el favor que me están haciendo. Muchísimas gracias.

Yo desde aquí los estoy escuchando. Escucho siempre. Escucho a las personas que han venido, sus consignas. Es lo que me da valor para seguir adelante. Son ustedes mi fuerza, mi fortaleza. Son ustedes mi sol, mi luz en esta oscuridad, mi vaso de agua con tanta sed. Les mando un abrazo. Muchísimas gracias. Que Dios los bendiga”.