Foto: Agencia UP

Vícam, Sonora | Desinformémonos. A las cinco de la tarde los pueblos yaquis estaban alarmados, Loma de Bacum era escenario de un ataque por parte de aproximadamente 300 hombres armados de los pueblos de Loma de Guamuchil, principalmente, y otros de Belén y Pótam. Desde Vícam se podían ver las humaradas que provenían desde el sur del territorio a una distancia de 30 kilómetros. Se había soltado la balacera entre miembros de la tribu: había un muerto, ocho heridos y varios vehículos incendiados. El pueblo se llenó de sangre, de gente corriendo y de balas perdidas.

Los ataques se preveían desde hace varios días, cuando la guardia tradicional de Loma Bacum deliberaba en asamblea permanente, bajo la ramada, sobre la posible contienda que tendrían que enfrentar si el pueblo de Loma de Guamuchilllegaba a atacarlos. ¿El motivo? Loma de Bacum, uno de los ocho pueblos tradicionales yaquis, ha sido el único en negarse a firmar la autorización para construir el Gasoducto Sonora —de 840 kilómetros, que recorrería desde Caborca hasta Huatabampo, con la intención de construir parques industriales en su trayecto—. El mismo está a cargo de la empresa Infraestructura Energética Nova (IEnova), quien ha invertido mil millones de dólares en el proyecto, con el consentimiento de la Secretaría de Energía y la Comisión Federal de Electricidad.

El segmento Guaymas-El Oro contempla una longitud de más de 90 kilómetros sobre el territorio de la tribu y ocupará una franja 12 metros de terreno sobre los que la empresa tendrá el control durante 30 años. Por esta “servidumbre” (cómo dicen los promotores) se acordó pagar a la tribu un peso anual por metro cuadrado.

Ante este panorama el gobierno tradicional de Loma de Bacum y sus pobladores ha venido acusando desde hace varias semanas que el gasoducto se aprobó sin que se realizara una consulta previa, libre, informada y de buena fe, a la tribu yaqui.

Asimismo, han venido denunciando que los gobernadores de los siete pueblos (Belen, Huirivis, Rahum, Pótam, Vícam, Tórim y Loma de Guamuchil) que aprobaron el gasoducto lo hicieron sin haber consultado adecuadamentea la “tropa” (gente de los pueblos) en asamblea pública, tal como manda la costumbre, y que recibieron fuertes cantidades de dinero por omitir la voz de los pueblos. Se especula que recibieron 30 millones de pesos por firmar el contrato. Entre otros actores, se responsabiliza a Tomás RojoValencia, quien hubiera sido vocero de la tribu durante la resistencia contra el Acueducto Independencia, y que en los últimos meses ha dado declaraciones públicas y en medios de comunicación a favor del gasoducto.

La decisión de autorizar la obra fue tomada por grupos coludidos con el Partido Revolucionario Institucional, a partir de engaños, en los que se condujo a algunos gobernadores, que no saben escribir, a firmar el convenio; con sobornos y haciendo reparto indiscriminado de dinero entre los pobladores, por parte de la empresa: “A unos nos dieron 500 pesos a otros 400 por aceptar el proyecto, había colas enormes de gente formada en la casa de los promotores esperando el dinero, pero realmente no teníamos información”, declaró una mujer de Vícam.

En algunas localidades la empresa regaló camionetas y hasta un camión de bomberos para conseguir la firma. Otras estrategias fueron desconocer a algunos gobiernos tradicionales que estaban en contra del gasoducto y propiciar la creación de nuevos que aprobaran la obra. El caso es que hoy en día en los ocho pueblos se cuentan “17 gobiernos tradicionales”, entre los cuales el gobierno estatal de Sonora reconoce a quienes estén de acuerdo con sus intereses.

Cabe señalar que la infraestructura del gasoducto se ha construido ya en el territorio yaqui, exceptuando el tramo que ocupa el territorio de Loma de Bacum, cuyo gobierno tradicional  interpuso un Amparo ante el Juzgado Séptimo de Distrito del Estado de Sonora con número 312/2016, para solicitar la interrupción de los trabajos hasta no haberserealizado la consulta. Sin embargo, aún cundo el juzgado aprobó el amparo la obra siguió realizándose.

La estrategia de la empresa fue contratar como trabajadores del gasoducto a yaquis de Loma de Guamuchil, vecinos de los bacumeños, para que terminaran el tramo faltante sobre Loma de Bacum. Esto produjo mayores tensiones entre ambos pueblos y además polarizó los posicionamientos al interior de la tribu en el resto de los pueblos.

La tropa de Loma de Bacum trató por todos los medios de ganar la contienda a través de los medios legales, pero dado que no recibieron respuesta afirmativa por parte de la autoridad responsable de detener la obra, realizaron una manifestación ante el juzgado el día lunes 17 de octubre para solicitar la cancelación. Esto alertó a los líderes yaquis que están a favor del gasoducto para mantener bajo la mira la asamblea permanente de Loma de Bacum.

Durante la semana pasada la guardia tradicional comenzó a ser frecuentada por hombres encapuchados y armados, “cholos”de Ciudad Obregón, que fungen como grupos de presión y como golpeadores en contiendas políticas, despertando así las preocupaciones de la tropa bacumeña. La asamblea permanente de Loma de Bacum recibió solidaridad de otras guardias tradicionales. Fueron respaldados en su lucha por los gobiernos tradicionales de Vícam Pueblo, Pótam y Tórim, y por la tropa del propio Loma de Guamuchil. Acordaron desconocer las firmas otorgadas a favor del gasoducto y apoyar la irrupción de los trabajos.

Sin embargo, el día de hoy 300 hombres armados, miembrosde Loma de Guamuchil, Huirivis, Belen y Pótam, mismos que resguardan y construyen la obra, trataron de tomar por asalto la guardia tradicional de Loma de Bacum para desconocer su gobierno tradicional e imponer otro que estuviera a favor. Llegaron a la asamblea permanente, donde permanece la tropa, en la que participa un grueso grupo de mujeres. Llegaron lanzando golpes, palazos y balazos al aire para amedrentar.

El ejército llegó para intervenir en la situación, pero no detuvieron los ataques. En la trifulca murió un hombre de la asamblea, Cruz Buitmea, de 40 años,quien tenía el cargo de fariseo en la semana santa yaqui; resultaron ocho heridos y varios golpeados. Los autos incendiados eran de los invasores. En entrevista una mujer asegura que los vehículos fueron quemados por los mismos invasores para culpar a los bacumeños de las afectaciones. En este momento la tribu yaqui está en alerta roja en sus pueblos, pues temen nuevos enfrentamientos. Por su parte la gente de Loma de Bacum teme las amenazas de los pro-gasoductos, quienes amenazaron con quemarles sus casas.

Los medios de comunicación han querido mostrar en las noticias de último minuto que el culpable de los acontecimientos es Loma de Bacum, sin embargo, encubren una realidad bastante penosa: el despojo del territorio yaqui y el riesgo que corre con la construcción del gasoducto. La dignidad de Loma de Bacum es valiente y no ha dejado de organizarse por defender a su pueblo.

Los sucesos acontecidos hoy en Loma de Bacum muestran las afectaciones que los megaproyectos provocan al interior de las comunidades, promoviendo enfrentamientos, comprando voluntades, desconociendo los sistemas de gobiernos tradicionales y las formas de organización comunal. Pero también muestran la intervención de interese políticos al interior de los pueblos y la poca atención que presta el sistema de justicia en México ante la arbitrariedad de las empresas. Una lógica del sistema capitalista voraz.