Fotos: Luis Jorge Gallegos
El cáncer de mama es la primera causa de muerte de las mujeres en México, rebasa al cervicouterino, y aunque se ha incrementado la detección, cada dos horas y media muere una mujer por esta enfermedad y, lo peor, es que no sabía que la tenía.
Las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), señaló Fernando Guisa Hohenstein, director de la Fundación Mexicana de Fomento Educativo para la Prevención y Detección Oportuna del Cáncer de Mama (Fucam), «están maquilladas, no existen estadísticas de 2014, 2015 y 2016, siempre contestan que están en estudio, pero es una mentira. No hay datos».
Hoy, afirmó el médico creador de esta fundación, el principal factor de riego para el cáncer de mama es simplemente ser mujer, aunque la alimentación «es otro factor sumamente importante, pues los alimentos están siendo alterados por el uso de tóxicos y hormonas. La leche, por ejemplo, ya trae hormonas y quizás por eso hemos encontrado cáncer mamario en mujeres muy jóvenes».
La dignidad y hasta tranquilidad con la que caminan las mujeres con cáncer de mama por los pasillos del Fucam no pasa desapercibida. El ambiente desde la recepción no remite a una enfermedad que puede ser mortal, sino a una comunidad, una familia que se sabe resguardada.
En los estados del norte del país, refirió el fundador del hospital, hay más incidencia de cáncer que en cualquier otro lado. El primer lugar es la Ciudad de México, por la cantidad de mujeres, siguen el estado de México y Veracruz. Pero en el norte, explicó, hay mayor incidencia por la gran ingesta de carnes rojas, grasa animal, vida sedentaria, etcétera.
El negocio de la salud
Mariana Gallegos, de 48 años, acudió a realizarse una mastografía y un ultrasonido mamario de rutina en un laboratorio privado. El resultado, sólo con la valoración de la imagen, arrojó 90 por ciento de probabilidad de cáncer. Asustada corrió al hospital, también privado, a que le indicaran los siguientes pasos. «Con esos resultados lo que sigue es sacar el tumor y hacer una biopsia. Después se valorará la quimioterapia y radioterapia», le dijeron. Le dieron cita para ingresar al quirófano cuatro días después. Y al susto por la enfermedad se sumó el del presupuesto.
Le recomendaron acudir al Fucam y realizar todo de nuevo. Llegó al hospital y de inmediato pasó a consulta con un oncólogo para una valoración. Hicieron de nuevo la mastografía y el ultrasonido y posteriormente una biopsia, sin intervención quirúrgica. Cinco días después le dieron el resultado: tumor benigno. Ni siquiera había que extirparlo, sólo someterlo a revisiones semestrales. ¿El costo? infinitamente menor al del laboratorio y el hospital privado.
Sin tapujos, Fernando Guisa sostuvo que la medicina privada lucra con la salud. «Hay mucho negocios en la medicina e incluso se dan tratamientos que no necesitan los pacientes, con tal de que se paguen», afirmó el 22 años médico del Hospital de México, donde también era accionista. «Vi que la medicina privada se había comercializado mucho y de ahí surgió la idea, junto con un grupo de médicos, de hacer una fundación sin fines de lucro para llegar a los lugares más remotos y aislados del país, a las zonas más marginadas y pobres».
En el Fucam predomina el rosa, color asociado a la lucha contra el cáncer de mama. Una pequeña tienda llama la atención. Hay pelucas y arreglos para las mujeres que han perdido el cabello por las quimioterapias. La sonrisa de quien atiende no se pierde nunca. De las ganancias de esta tienda sale el dinero para las prótesis.
Todas las mujeres del mundo tienen un gen cancerígeno, refiere el director del Fucam, «lo que no sabemos los médicos es cuándo ese gen despierta, muta y se hace maligno. Una lesión puede tardar de dos hasta siete años para que la mujer lo descubra, por eso se llama el asesino silencioso: no da manifestaciones y cuando las da es demasiado tarde».
–¿Qué tan caros son para el Estado prevenir y tratar el cáncer de mama?
–Si a la mujer se le diagnostica cáncer, primero hay que conocer el nombre y el apellido de esa lesión. De eso depende el ingreso de la paciente a quimioterapia, entre 10 y 16 sesiones. La sesión más barata cuesta 27 mil pesos; la más cara, 120 mil. Si se necesita radioterapia, a Fucam le sale en 5 mil pesos cada una y son 36. La cirugía, si se necesita, vale 60 mil. ¿Qué es más barato para los gobiernos, prevenir o gastar 550 pesos en una mastografía? El gasto por una paciente va entre 700 y un millón 200 mil pesos. Si se atiende en Fucam, el costo lo cubre en su totalidad el Seguro Popular.
Roban dinero para prevención
“El Seguro Popular designa un presupuesto para prevención en cada estado. Lo que ha pasado es que los gobiernos se han robado ese dinero. Por ejemplo, con Javier Duarte, al frente del gobierno de Veracruz, se contrajo una deuda con Fucam de dos millones de pesos por servicio de mastografías.
“Si se empieza a revisar a una paciente desde los 35 años, haciéndole una mastografía año con año, el costo total de la prevención será de 27 mil pesos. ¿No es más fácil pagar esa cantidad que el tratamiento de las 13 mil 500 pacientes reportadas el año pasado?
«La pirámide poblacional de México se está haciendo ancha. La mujer se está haciendo añosa, y muchas no tienen hijos. El factor de riesgo aumenta con ello, y para 2020 el panorama podría ser totalmente diferente con 64 por ciento de mujeres en la población.»
–En el sector salud público advierten que es dañina la radiación de las mastografías, por lo que las solicitan cada dos años, mientras ustedes dicen que deben ser anuales. ¿Por qué?
–La radiación que emite un equipo, el más sofisticado, es comparable a la de un equipo dental. Es mínima. Si en los centros de salud pública dicen que no se puede hacer la mastografía cada año por la radiación es porque un secretario de Salud anterior afirmó que los estudios eran caros y que no podían pagarse. Esa es la única razón.
“Una mastografía cuesta entre 550 y 600 pesos. ¿Cuánto gastan los funcionarios en sus viajes, propaganda, en todo? No es que esté en contra de mi país, pero ¿cómo es posible que haya instituciones con presupuesto más alto que la universidad? Nosotros, con los 25 millones de aguinaldos de los 500 diputados haríamos mastografías, tratamientos médicos, reconstrucciones mamarias, muchísimas cosas.
«Aquí se realizan en promedio 150 consultas en la mañana y 100 en la tarde, más 45 cirugías. Las unidades móviles van a los lugares más marginados. El gobierno puede decirnos a dónde ir, nos pagan y nos trasladamos.»
–¿Quiénes son los enemigos de la prevención del cáncer de mama?
–Unos son los maridos y otro la Iglesia, que en pleno siglo XXI se opone a nuestro trabajo al decir que sólo vamos a toquetear a las mujeres, a enseñarlas a prostituirse. Les dicen que es pecado tocarse, que nuestros panfletos son pornográficos; y también son enemigos los secretarios de Salud de los estados que se roban todo el dinero posible. Los ejemplos son Chiapas, Veracruz, Tabasco, donde no tienen dinero ni para comprar una jeringa, no hay aspirinas, no hay nada porque tenemos autoridades corruptas.
Reportaje originalmente publicado en el periódico La Jornada