México y las reformas neoliberales. ¿La resistencia alcanzará para detener la mano de la derecha?

Adazahira Chávez Foto: Fabrizio Lorusso

México. El paquete de reformas neoliberales, desde la laboral hasta la hacendaria, es “es un golpe de enormes proporciones a los intereses de los sectores medios para abajo”, afirma el antropólogo y activista Gilberto López y Rivas. Y, aunque la resistencia está creciendo a partir de la reforma educativa, “la pregunta es si habrá la capacidad de desatar una fuerza de tal tamaño que pueda detener esta ola”, cuestiona el laboralista Héctor de la Cueva, en la semana en que las movilizaciones magisteriales se extendieron a todo lo ancho de México y el ejecutivo presentó la reforma hacendaria.

Por las repercusiones negativas que traerán las reformas a la soberanía nacional, señala el experto en energía Heberto Barrios, es indispensable lograr la unidad de los distintos sectores sociales. El investigador Hugo Aboites considera que la afectación a mayores capas sociales, por el empobrecimiento mismo que vendrá aparejado con los cambios estructurales, hará más legítima la movilización en las calles.

Los cuatro entrevistados hablan a Desinformémonos sobre la repercusión de cada una de las reformas lanzadas por el presidente Enrique Peña Nieto. Se trata de las reformas educativa, laboral, hacendaria y energética, mismas que tienen movilizados a sectores importantes de la población que conforman una oposición que se mueve con los medios de comunicación en contra, ante las acciones unilaterales que afectan la circulación, con el reto de vincularse y abrir nuevos caminos de resistencia.

Las reformas propuestas por el ejecutivo y promovidas por el Pacto Por México se encadenan. A partir del aumento en el IVA –y de no tocar a los que concentran el capital-, “el pueblo de México sufrirá las consecuencias de todas las desregulaciones a la fuerza de trabajo, que será sometida, precarizada y sin derechos laborales”, advierte el académico. “Y se someterá a los rigores de una economía en quiebre a amplios sectores”, asegura.

La clase política mexicana “se siente totalmente segura de que pese a que haya resistencias, puede llevar a cabo las reformas. De ahí la cerrazón, la sordera y la obcecación de todo los partidos”, considera López y Rivas, quien denuncia que el Pacto por México (alianza entre el ejecutivo y los principales partidos políticos) es en realidad un pacto para llevar a cabo las reformas estructurales. “Encontraron el espacio político para llevar a cabo las reformas y sienten que lo pueden hacer”.

La reforma energética, anunciada para las siguientes semanas, “es un secuestro de la renta petrolera” que representará un golpe directo al ingreso y el gasto público del Estado, y repercutirá directamente “en los bolsillos de todos los mexicanos, principalmente en los de los más pobres y explotados”, señala el antropólogo López y Rivas.

Unos días antes de entrar en funciones el nuevo presidente priista, el gobierno de Felipe Calderón consiguió aprobar la Reforma Laboral, “que apadrinó Peña”, precisa Héctor de la Cueva, experto laboralista. En los nueve meses de gobierno de Enrique Peña Nieto, se aprobaron dos reformas que la clase política y empresarial propuso desde años atrás: la de telecomunicaciones y la educativa. Inmediatamente después de la reforma educativa, el presidente de la República anunció que las siguientes en dictarse serán la energética y la hacendaria, que fue enviada al congreso el domingo 8 de septiembre.

Las movilizaciones continúan. Los profesores disidentes anuncian marchas y llaman a un paro nacional, mientras siguen acampados en el Zócalo capitalino, mientras el político Andrés Manuel López Obrador realizó una marcha contra la reforma energética.

El gobierno “administra” la resistencia

Con la reforma laboral, se dio una resistencia escasa y no suficiente para impedirla; con la educativa fue una movilización más contundente, aunque el gobierno tomó una serie de medidas que le permitieron imponerla; y “supongo que la oposición a la energética será más fuerte y podrá conjuntar a las otras”, señala De La Cueva.

Una marcha de miles de personas en el Distrito Federal rechazó el 31 de agosto el anuncio de la reforma energética. Para la educativa, las grandes manifestaciones se dieron en la primera semana de septiembre, cuando se aprobaron las leyes reglamentarias, y la protesta se extendió a 22 estados de México bajo el llamado a la “insurgencia” que realizó la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

Gilberto López y Rivas, quien como legislador formó parte de la Comisión de Concordia y Pacificación entre los zapatistas y el gobierno, valora que,  a pesar de que hay resistencia de sectores importantes, la sociedad “no está respondiendo a la altura de las amenazas y agresiones que representan esas reformas”.

El ejecutivo y los legisladores, acusa el intelectual, le apuestan a la administración del conflicto y la atomización de las luchas para imponerse. Por ejemplo, “engañaron a los profesores, los metieron a diez congresos regionales que hubo, y uno en la Ciudad de México, y Gobernación nunca entregó los resultados de la consulta que realizó al magisterio”.

López y Rivas expone que los promotores de las reformas “están midiendo las fuerzas, en el entendido de que están dispuestos a llegar a todo tipo de formas represivas, como se ha demostrado a lo largo de todos estos meses de Peña Nieto”.

La primera reforma estructural, la laboral, pasó rápidamente pues en México se ha socavado cualquier clase de sindicatos, expone De La Cueva, del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS). Apunta que el gobierno contó con que un porcentaje muy reducido de trabajadores está organizado en un sindicalismo auténtico, “de manera que cuando se vino encima la reforma, la resistencia fue poca. En la medida en que aumenta la precariedad, es más difícil contar con organizaciones colectivas; y en la medida en que se existen los sindicatos de protección, la fuerza de las organizaciones sindicales auténticas en la sociedad y la fuerza de trabajo, es mínima”.

En el caso de la reforma educativa, su aprobación se debe a las presiones de organizaciones internacionales y empresariales, así como a intereses tecnocráticos de las administraciones federales, considera el investigador Hugo Aboites. El modelo de quienes la promueven es que “si México se porta bien frente a los intereses de los conglomerados empresariales, habrá inversión, empleos y prosperidad”.

La resistencia a la nueva oleada a las reformas neoliberales está creciendo, insiste De La Cueva, “pero la pregunta es si alcanzará para detener la mano de la derecha neoliberal, que está dispuesta a todo”.

Reforma Laboral, primer eslabón

La importancia de la laboral dentro del paquete de reformas estructurales consiste en que es fundamental para debilitar la capacidad de resistencia colectiva de los trabajadores, con miras a las siguientes reformas, expone el sindicalista: “En la medida en que se facilita el despido, la precarización y la inestabilidad, se dificulta la formación de sindicatos auténticos y se propicia que desde los trabajadores –el corazón del economía capitalista- no haya una resistencia efectiva. Un trabajador que no tiene seguro su empleo, y que salta de chambita en chambita, es difícil que se organice de cualquier forma colectiva”.

La reforma laboral fue el primer eslabón en la cadena de reformas porque “contaron con la complicidad del viejo aparato corporativo, y con la realidad de una mayoría de sindicatos de protección que hace que la resistencia de los sindicatos auténticos –buenos, malos y regulares- sea débil”, abunda De La Cueva.

De la Cueva apunta que la reforma educativa hace mancuerna con la laboral, pues termina con la estabilidad en el empleo de los trabajadores de la educación: “Si la reforma general afectó la estabilidad en el empleo al facilitar las formas de contratación y despido a los patrones, la educativa lo amarra respecto al magisterio”. El laboralista advierte que seguirán otras reformas laborales para los empleados públicos.

Contrario a las promesas de cuando se promovió la modificación a la ley, rápidamente se vio que “no está generando los empleos que se dijeron”, señala el coordinador general del CILAS. “Además, los patrones la usan para ir más lejos que lo aprobado, rebajando contratos colectivos, condiciones laborales y despidiendo a los trabajadores, abusando del desconocimiento de la nueva ley”.

La reforma laboral es “claramente precarizadora, flexibilizadora y anti estabilidad. Cada paso que da Peña Nieto va en ese sentido: la formalización de la precariedad laboral en México”.

La reforma educativa, “rendición a la visión empresarial”: Hugo Aboites

La reforma educativa se pensó para abrirle el camino a la energética y la hacendaria, señala Hugo Aboites. “Pensaron que dando el golpe por sorpresa, las otras caerían por su peso, pero se generó un escenario de rebelión que dificultará enormemente al gobierno introducir las otras propuestas”, expone el experto en políticas educativas.

El investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana señala que con la reforma, se cumplen cabalmente las modificaciones que exigen grupos empresariales como Mexicanos Primeros y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Aboites precisa que desde 2008, la OCDE emitió recomendaciones para mejorar la calidad en las escuelas, que comprenden la separación de los profesores de su empleo según los resultados de un examen, a lo que se comprometió Peña Nieto en octubre de 2012.

Además de ser una rendición a la visión empresarial, la reforma es un atropello a los derechos más fundamentales de los trabajadores de la educación, “porque las condiciones laborales de bilateralidad, estabilidad en el empleo y demás son un obstáculo para el mejoramiento de la calidad de las escuelas”.

El investigador considera que la reforma regresa a los trabajadores de la educación a las condiciones de hace 150 años, en sentido contrario a los acuerdos internacionales, pues “el patrón puede establecer unilateralmente condiciones de trabajo, como en las haciendas”.

Aboites apunta que la reforma se impuso argumentando la defensa de los derechos de los niños y el mejoramiento de la calidad, pero “calidad es un concepto hueco, que se llena a discreción según las necesidades de los empresarios”. Abunda que en las modificaciones aprobadas entre las últimas semanas de agosto y la primera de septiembre, hay hasta cuatro definiciones contradictorias del término. El investigador señala que eso demuestra que no les importa ni la calidad ni la evaluación, pues si se lee con atención la ley del Instituto Nacional para la Evaluación (INE), no tiene facultades para evaluar, sino solamente para hacer grupos regionales y emitir lineamientos.

Estos “atropellos y fantasías” indignaron a los maestros, por lo que vemos “una verdadera insurgencia magisterial” en estados que nunca habían sido tocados por las manifestaciones, como Chihuahua, Quintana Roo y Tabasco, entro otros. El proceso “desaseado” de aprobación de las reformas contribuyó a la inconformidad.

La educación es muy importante, pues es “uno de los pocos legados de la Revolución Mexicana que se encuentran relativamente intactos hasta el momento, y la educación pública es el único patrimonio que las familias de pocos recursos pueden heredar a sus hijos”, precisa.

La madre de todas las reformas

La reforma energética es la más importante de todo el paquete, considera el ingeniero Heberto Barrios. “En el extranjero la llaman ‘la madre de todas las reformas’, porque se va a compartir la renta petrolera y los ingresos principales de la nación, y nos dejará con menos recursos”.

El integrante del Centro de Estudios de la Energía considera que los promotores de la reforma esperaron para lanzarla después de las otras “pues necesitaban meditar muy bien el lenguaje y la estrategia, porque no es tan fácil. Todo mundo sabe que nos va a afectar”.

El gobierno se ha jugado todo a través de estas reformas, considera Barrios, y la campaña para legitimarlas “está llena de falacias. Estamos cambiando ingresos petroleros seguros por quimeras, por cosas que pueden llegar pero no lo harán, como pasó con la reforma laboral”. Por ejemplo, “el Foro de Davos nos evaluó recientemente por la reforma laboral y nos bajó 11 lugares en competitividad, o sea que en lugar de ayudar fue un verdadero fracaso”.

“La consigna que viene desde el extranjero es que la reforma pase a como dé lugar, pero es muy difícil porque la gente ya se está dando cuenta de que significará más impuestos y menos empleos”, lanza Barrios. “Sería muy grave que la pasen a toda costa, pues creará graves fracturas sociales”.

La brecha con la sociedad

Las bases del magisterio “dieron una lucha denodada contra las reformas. Hay que reconocer su espíritu de sacrificio y lo que dijo Martí: cuando muchos no tienen dignidad, unos pocos tienen la dignidad de muchos”, considera López y Rivas. Los profesores pelearon en solitario contra “una dictadura mediática que los linchó, y una sociedad a la que le valió madres lo que ocurría”, valora.

“Hay puntos de alarma para el movimiento magisterial”, apunta Aboites, pues “los medios se aprovecharon de la natural molestia que sufren los ciudadanos para lanzar una campaña fascista contra los maestros, que es difícil de resolver”. Para el académico, los profesores entendieron rápidamente que debían explicar sus movilizaciones y demostraron que no están interesados en la violencia, lo que aminoró el efecto de la campaña “pero no lo desaparece”.

La campaña de linchamiento penetró mucho en las clases medias “y en sectores que se dicen de izquierda”, reconoce López y Rivas. “Tenemos que pensar en formas nuevas de manifestación y de llegar a los distintos sectores; maneras diferentes de comunicación y de hacer un trabajo gigante de información, para que se entienda que los profesores defendieron sus derechos laborales y una educación laica, gratuita y popular”.

Aboites agrega que mayores capas de la población están sufriendo las consecuencias de las políticas gubernamentales –carestía, descenso de la tasa de crecimiento, falta de empleos-, además de que sectores importantes ya ven como medida razonable y necesaria movilizarse. La reforma energética y la fiscal afectarán a la sociedad, y serán “la solución al desfase que hay ahora entre los profesores y el resto de la sociedad”, pues habrá un punto de vista más crítico del gobierno. “El mismo gobierno está tendiendo los puentes con estas medidas agresivas”, señala.

 

La oposición, mezquina y sectorial

López y Rivas considera que la clase política está jugando con fuego y “no está midiendo con exactitud la indignación de la gente y los sectores que se verán afectados. Vienen semanas y meses de importante movilización contra las reformas”.

El problema que hay, agrega el intelectual, es que no logran articularse los sectores que resisten. Entre ellos están los damnificados de las reformas al artículo 27 de la Constitución y las leyes secundarias sobre minería y agua, “de los que vimos más de cien casos en la Cátedra del Congreso Nacional Indígena”, sin contar a los no indígenas; el sector sindical independiente, “donde no se ve unidad y acompañamiento, y en las movilizaciones del magisterio no se ve al conjunto de los sindicatos acompañando a los profesores que están en condiciones de linchamiento mediático y resistiendo en campamentos insalubres”; y en la energética, donde los movimientos no se acompañan, y “por el hecho de que Cuauhtémoc Cárdenas participó en la marcha y la clase política se posesionó del escenario, otros sectores ya no quisieron participar porque se sintieron manipulados”.

Dentro de las distintas resistencias a las reformas “vemos fragmentación y mezquindades, ésta es mi marcha, ésta es la de los otros, cuando debe convocarse en un plano unitario. Es muy difícil que se logre la capacidad de convocatoria suficiente para juntar todas las luchas en una sola resistencia nacional contra las reformas”, aventura el académico.

La clase política, señala el antropólogo López y Rivas, no tiene ninguna credibilidad para poder hacer la convocatoria, pero “no son los únicos que obran con mezquindad. Cada quien actúa de manera corporativa y va a las movilizaciones pensando en qué va a sacar”. Por eso es que “algunos consideramos importante que las convocatorias surjan de la sociedad civil”, sin que cada uno presente su caso como “la” lucha, añade.

La unidad “tiene que lograrse a toda costa, pues si pasan las reformas cambiará todo el país para perder soberanía y desarrollo económico”, señala el ingeniero Heberto Barrios, quien apunta que en el caso del petróleo, “hay consenso de que se tiene que defender”.

“Tenemos que hacer un esfuerzo enorme quienes nos consideramos de izquierda, pero bajo el lema de los zapatistas: Para todos todo, y para nosotros nada”, finaliza López y Rivas.

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Publicado el 09 de septiembre de 2013

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