Ciudad de México | Desinformémonos. “México incrementará significativamente su esfuerzo de aplicación de la ley mexicana a fin de reducir la inmigración irregular, incluyendo el despliegue de la Guardia Nacional en todo territorio nacional, dando prioridad a la frontera sur”, aseguró el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, luego de tres días de negociación con funcionarios del Departamento de Estado de la Unión Americana en las que se acordó que el presidente Donald Trump no impondría 5 por ciento de aranceles a las importaciones mexicanas si se controlaba el flujo migratorio.
«México se esforzará mucho, y si lo hace, ¡este será un acuerdo muy exitoso tanto para Estados Unidos como para México!», publicó Trump a través de su cuenta de Twitter la mañana de este sábado.
Entre los puntos del acuerdo se encuentra la “devolución” inmediata a México de los solicitantes de asilo que crucen la frontera norte, donde tendrán que esperar la resolución de su petición, así como el compromiso de México de adoptar «medidas enérgicas para detener la marea de la migración» en todo el país.
Organizaciones de derechos humanos se han pronunciado contra las medidas adoptadas por el gobierno mexicano contra los migrantes. Por su parte, el Colectivo #SeguridadSinGuerra señaló que se trata de «una forma de profundizar la subordinación de las instituciones mexicanas a la agenda estadounidense, dando una excusa para mantener la militarización de la vida pública».
El miércoles pasado, día que inició la negociación con Estados Unidos, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) desplegó 200 militares y agentes policiales y fronterizos en el sur de Chiapas para frenar una nueva caravana migratoria de centroamericanos.
Los migrantes, principalmente de Honduras, Guatemala y El Salvador, son obligados a salir por la violencia, la inseguridad, la persecución y la pobreza que viven en sus países de origen, en busca de mejores oportunidades de vida en Estados Unidos. Sin embargo, desde su campaña para llegar a la presidencia, Donald Trump prometió endurecer las medidas contra la migración desde México y Centroamérica a través de un discurso de odio que motivó el refuerzo de los operativos fronterizos y el incremento de ataques xenófobos y racistas en Estados Unidos y México.
