“Me temo que quiere matarnos”: líder sioux sobre Trump

Amy Goodman y Denis Moynihan/ Democracy Now

Ciudad de México | Desinformémonos. Desde que asumió el cargo, y ya no solo a través de Twitter, el presidente Donald J. Trump no ha dejado de emitir órdenes ejecutivas y memorandos presidenciales. El martes, sus pronunciamientos se refirieron a los oleoductos Keystone XL y Dakota Access. Ambos proyectos fueron rechazados o retrasados por el gobierno de Barack Obama, tras grandes protestas de la población en ambos casos. Ahora, con las acciones del gobierno de Trump, respaldadas por un Congreso servil con mayoría republicana, los megaproyectos de combustibles fósiles están recibiendo luz verde otra vez.

Sin embargo, se necesita algo más que la acción veloz de la pluma de Trump para sofocar la vigorosa resistencia a estos dos oleoductos y al creciente movimiento mundial que demanda medidas urgentes para combatir el cambio climático.

El oleoducto Dakota Access (DAPL, por su sigla en inglés) es un proyecto de 1.770 kilómetros de extensión, valuado en 3.800 millones de dólares, que tiene como objetivo transportar petróleo obtenido mediante fracturación hidráulica desde los yacimientos petroleros de Bakken, en Dakota del Norte, pasando por Dakota del Sur y Iowa hasta Illinois, donde se conectaría con otro oleoducto para trasladar el petróleo al golfo de México.

Los opositores al oleoducto Dakota Access temen que una ruptura del oleoducto pueda envenenar el río Missouri, que abastece de agua potable a 17 millones de personas. El núcleo base de la oposición se encuentra en los campamentos instalados dentro de la Reserva Siux de Standing Rock y sus alrededores, donde está planificado que el oleoducto cruce por debajo del río.

El proyecto del oleoducto Keystone XL (KXL) propone transportar los combustibles fósiles más sucios del mundo, arenas alquitranadas, desde Alberta, Canadá pasando por la frontera hacia Estados Unidos, también culminando en el golfo de México. El 6 de noviembre de 2015, tras cinco años de protestas contra el KXL, el presidente Barack Obama declaró que el oleoducto “no era de interés nacional para Estados Unidos”, y acabó definitivamente con el proyecto. El 5 de diciembre de 2016, en una segunda victoria para los ambientalistas de base, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense le negó el permiso a la propietaria del Dakota Access para perforar debajo del río Missouri, lo que detuvo ese proyecto de oleoducto.

“La orden ejecutiva de Trump sobre el oleoducto Dakota Access viola la ley y los tratados tribales. Tomaremos medidas legales”, dijo el jefe de la tribu siux de Standing Rock, David Archambault II, en un comunicado de prensa. “Crear otro Flint no hará a Estados Unidos grande otra vez”. El memorando presidencial de Trump sobre el Dakota Access instruye al secretario del Ejército a “evaluar y aprobar de forma expedita… las solicitudes de aprobación para construir y poner en funcionamiento el oleoducto Dakota Access”. El mismo tipo de redacción se puede ver en el memo respecto al oleoducto Keystone XL, dirigido al secretario del Ejército, así como a los secretarios de Estado y del Interior. La persona designada por Trump para el cargo de secretario de Estado, Rex Tillerson, anteriormente fue director ejecutivo de ExxonMobil, una empresa que cosecharía enormes ganancias mediante la explotación del petróleo de las arenas alquitranadas canadienses. El nominado de Trump para el puesto de secretario de Energía y ex gobernador de Texas, Rick Perry, poco tiempo atrás integraba la junta de la empresa Energy Transfer Partners, propietaria del Dakota Access.

La orden ejecutiva de Trump titulada “Acelerar las evaluaciones ambientales y aprobaciones para proyectos de infraestructura de alta prioridad”, emitida junto con los dos memorándums, incluye la declaración de que “muy a menudo, los proyectos de infraestructura en Estados Unidos han sido retrasados de forma rutinaria y excesiva por los procesos y procedimientos de las agencias”. Junto con un cuarto memo que exige –sin tener fuerza de ley– que los proyectos de construcción y reparación de oleoductos “usen materiales y equipos producidos en Estados Unidos”, esta oleada de decretos prepara el terreno para el resurgimiento acelerado de ambos oleoductos.
Winona LaDuke, activista indígena estadounidense y directora ejecutiva del grupo “Honor the Earth”, dijo en una entrevista en Democracy Now!: “Es prácticamente una declaración de guerra contra todos nosotros aquí, no solo contra los pueblos indígenas sino contra cualquier persona que desee beber agua. [Trump] definitivamente quiere forzar la construcción de estos oleoductos como sea”.

Bobbi Jean Three Legs, miembro de la nación sioux de Standing Rock, comenzó las protestas contra el Dakota Access antes del surgimiento del primer campamento de resistencia el pasado mes de abril. La joven, de 24 años de edad, ayudó a dirigir una carrera con relevo de 3200 kilómetros para los jóvenes indígenas, desde el campamento Sacred Stone en Cannon Ball, Dakota del Norte hasta Washington DC, con el objetivo de atraer la atención a su lucha contra el oleoducto. Su principio básico es “El agua es vida” o, en lengua lakota, “Mni Wiconi”. Bobbi declaró en Democracy Now!: “[Trump] está despertando a mucha gente. Ahora mucha gente realmente le está prestando atención al cambio climático. No vamos a retroceder jamás”.

A Bobbi Jean Three Legs y Winona LaDuke les preocupa el aumento de la violencia por parte de la policía y la Guardia Nacional. Bobbi describió la situación: “Aún estamos sufriendo brutalidad policial. Reprimen a la gente con gas. Les disparan. Nuestra hermana Red Fawn sigue en la cárcel. Más de 600 personas han sido arrestadas al momento, y esta cifra sigue aumentando”. Los ojos de Bobbi Jean se llenan de lágrimas mientras habla. “Ahora mismo les pido a todos los jóvenes del país que nos apoyen. Les pido a todas las personas del mundo que nos apoyen, dondequiera que estén… Me temo que quieren matarnos”.

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Una Respuesta a ““Me temo que quiere matarnos”: líder sioux sobre Trump”

  1. Ana Kelly

    Me alegra saber que hay medios que desean «informar», por eso quiero dejar aquí una aclaración. Desinformar es muy sencillo. Con un verbo mal utilizado se pueden dejar ideas equivocadas en las personas que leen artículos como este, que si bien contiene muchas verdades, también contiene una mentira que espero solo sea el mal uso de un verbo, sin la intención de tergiversar la verdad o de manipular la información para dejar ideas erróneas en las personas que están pendientes de una situación dolorosa, como es la que viven nuestros pueblos originarios alrededor del mundo.
    Los dos proyectos de oleasuctos fueron apribados durante el gobierno de Obama. El gobierno de Obama no «rechazó» nunca ninguno de los proyectos. Por el contrario. Durante la administración Obama, solo el DAPL, en Diciembre del 2016, el 87% ya estaba hecho. A pesar de todas las peticiones de los Sioux, de los Lakota, a las que Obama hizo caso omiso, solo paralizó la obra de manera temporal el 4 de Diciembre del 2016, una vez que Trump había ganado las elecciones. Obama solo lo hizo para quedar bien y que ahora cuando Trump le diera seguimiento a la obra, ocurriwra lo que está ocurriendo, que todos salgan contra Trump, mientras que él dutante toda su administración ignoró las peticiones firmadas por miles y miles de personas para no solo detener la construcción, ni darle otra ruta, sino de no permitir que se continuara construyendo y que realizara un estudio serio de impacto ambiental. Obama nunca usó el poder que su pueblo le dió para hacer ejecutiva una orden para ninguno de los puntos peticionados por los pueblos originarios, y la gente en general que ha apoyado la su causa. Se lavó las manos y utilizó la situación dolorosa de los pueblos oroginarios, para hacer política sucia. El sabía, como lo sabíamos todos, que de Trump no se pidía esperar que hiciera nada a favor de los pueblos originarios, porque el defiende al capital, pero Obama igual prefirió defender los intereses de DAPL antes de asumir reaponsablemente el darle término a los proyectos petroleros.
    Así es que si quieren informar, porfavor no traten de defender lo indefendible. Los que manejan el poder son los mismos, pertenecen al mismo club, y ni ustedes ni nosotros pertenecemos a ese club. Rechazar no significa lo mismo que detener momentáneamente una construcción casi terminada. Si Obama hubiese querido hacer algo, lo habría hecho. Usemos bien el lenguaje para no desinformar.

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