En México, el nacimiento de un bebé abre una brecha muy grande entre las madres y los padres, pues mientras ellas tienden a dejar de trabajar, ellos incluso aumentan su participación en el mercado laboral, dijo la doctora Eva Arceo Gómez, académica del Departamento de Economía de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
El anterior, es uno de los hallazgos de la investigación ‘Dentro de la caja negra de las penalizaciones por maternidad. Estructura del hogar, normas de género y políticas públicas’, realizada por Arceo, Sandra Aguilar Gómez, profesora de la Universidad de Columbia; y Elia de la Cruz Toledo, docente en la Universidad Loyola Marymount; un artículo con el cual ganaron el segundo lugar en el ‘Premio a la Investigación en Economía Víctor L. Urquidi 2019’.
En este texto, publicado en inglés bajo el nombre de ‘Inside the black box of child penalties’, las investigadoras estimaron la ‘penalización’ por tener un bebé hacia las mujeres en el mercado laboral mexicano, penalización que se mide como la diferencia en las tendencias que toman ciertas variables del mercado laboral, entre hombres y mujeres, en los ocho trimestres alrededor del nacimiento del bebé.
Encontraron que, en empleo, salarios por hora, horas trabajadas con paga y sin paga, las madres resultan perjudicadas respecto a los padres de los bebés. Por ejemplo, ellas sufren una caída en la probabilidad de estar trabajando de 47 puntos porcentuales y un aumento en 16 horas de trabajo sin paga (de cuidado en el hogar), todo con respecto a los hombres; lo cual refiere que los roles de género son una de las causas detrás de este efecto.
Y en las mujeres que continuaron trabajando, las autoras del artículo observaron una caída de hasta 44 por ciento en sus salarios e ingresos laborales, hecho que sugiere una disminución del tiempo que trabajan o que se cambiaron a empleos donde les pagan menos.
Otro de los hallazgos, con el cual las autoras contribuyen con información nueva a la literatura sobre penalizaciones a la maternidad, es que encontraron que el nacimiento de un bebé no nada más afecta el desempeño en el mercado laboral de las mujeres que son sus madres, sino también el de aquellas mujeres que viven en el mismo hogar y no son sus progenitoras. “Esto quiere decir que, si yo tengo en mi casa viviendo a mi hermana, al momento en que nace mi hijo, tanto mis resultados laborales como los de mi hermana van a ser afectados”, explicó Arceo.
Esto resulta relevante, toda vez que mucha gente atribuye a aspectos biológicos las diferencias en cuestiones de trabajo entre mamás y papás. Pero si así fuera, la tía y la abuela del bebé, por ejemplo, no deberían resultar afectadas, porque ellas no lo tuvieron; “entonces la biología no está jugando ningún rol”. A lo que sí se apunta es a que el mecanismo por el cual se ven estas penalizaciones es justo por los roles de género, que asignan a las mujeres el cuidado de los miembros del hogar que, en el caso del bebé, procuran (mayormente) su madre y otras mujeres que son parientes de ella.
Como en México se tiene muy baja demanda (y oferta) por guarderías, la forma que tienen las personas de sustituir esos servicios de cuidado es a través de familiares, y así es que se apoyan en sus redes parentales para el cuidado de sus hijos.
‘Dentro de la caja negra de las penalizaciones por maternidad’ se realizó con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, de 2010 a 2018, por lo que sus resultados son representativos a nivel nacional. En el estudio se hicieron análisis por estado civil de las mujeres y por el hecho de que sean jefas de familia, o no, de sus hogares, y no se encontraron diferencias sustantivas.
Donde sí se encontraron algunas diferencias fue al considerar el nivel de ingresos del hogar, pues en los de un estatus socioeconómico alto, los que están en el decil 9 o 10 (los más ricos), los efectos en salarios se ven anulados.
Sin embargo, otros efectos sí se distribuyen de igual forma en todos los estratos socioeconómicos. Por ejemplo, la brecha de trabajos sin paga, que incluye el cuidado y mantenimiento del hogar, se abre en 16 horas a la semana entre hombres y mujeres una vez que nace el bebé. Es decir, el cuidado adicional que impone el bebé a la familia es básicamente absorbido por su madre, quien le dedica 21 horas semanales; mientras que el papá sólo cinco horas a la semana.
Por nivel educativo, se observó que las mujeres con una licenciatura también sufren las penalizaciones de la maternidad, aunque atenuadas, o sea, su participación laboral y salarios también caen, pero no tanto. Las que sí aumentan sustancialmente son las horas de cuidado, sin importar su grado de estudios.
Por sector, formal e informal, se encontró que las mujeres ocupadas en la informalidad tienden a salir más del mercado laboral. Pero fuera de esta salida, no se hallaron mayores diferencias en cuanto a una baja en los salarios o en los ingresos laborales, por sector.
Otra contribución importante del estudio es que identificó penalizaciones desde que las mujeres se embarazan. “Empezamos a encontrar efectos desde tres trimestres antes de que nazca el bebé, que es justo el trimestre de embarazo, y desde ahí las mujeres empiezan a disminuir su participación laboral, salarios, ingresos y demás. El trabajo sin paga, sin embargo, sí aumenta únicamente hasta que nace el bebé; pero todas las demás variables empiezan a caer desde que empieza el embarazo”.
Aunque la doctora Eva Arceo reconoce que las mujeres embarazadas son discriminadas laboralmente, en su estudio no puede atribuir a esta razón el que las mujeres dejen el mercado laboral, pues probablemente muchas salen de manera voluntaria.
Pero esa voluntariedad hay que tomarla con cautela, porque “el hecho de que se nos haya educado como se nos educó, nos indujo a actuar de esa manera. Si se nos hubiera educado como a hombres, pues no saldrían del mercado laboral (las mujeres). El hecho de que se socializó desde la niñez que una madre cuide a sus hijos, pues hace que se refuercen estas actitudes, y es como una profecía autocumplida”.
Para poder continuar con la investigación, ‘Dentro de la caja negra de las penalizaciones por maternidad. Estructura del hogar, normas de género y políticas públicas’, ésta recibió fondos del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (Equide) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Esto permitirá a Arceo, Aguilar y De la Cruz investigar si existe variación en las penalizaciones por maternidad por estados. También quieren analizar si las políticas públicas tienen algún efecto sobre esta penalización, “queremos ver el efecto de las estancias infantiles, por ejemplo, que ya fueron eliminadas, pero en su momento se había observado que aumentaban la participación laboral de cierto grupo de mujeres. Queremos ver si también se observa que disminuyen estas penalizaciones, y a lo mejor incluso ya dan los datos para analizar si la eliminación de las estancias infantiles provocó un aumento de nuevo en esta penalización”.
Publicado originalmente en la IBERO