foto: Andalalucha
Tlapa de Comonfort, Guerrero I Desinformémonos I El Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan cumplió 23 años de un incansable caminar y de acompañamiento al paso de los pueblos guerrerenses, por lo que presentó su informe de labores en la ciudad de Tlapa de Comonfort, donde los pueblos confluyen y Tlachinollan tiene su sede.
Con la presencia de los madres y padres de familia de los 43 normalistas desaparecidos, de estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de los pueblos, comisarios, organizaciones sociales, colectivos y representantes de organismos internacionales de derechos humanos, la celebración del XXIII Aniversario inició con una marcha por las calles de la ciudad, un mitin en el zócalo de la misma y una misa, que dieron paso posteriormente a la presentación del informe y la celebración.
El informe, da cuenta del sombrío panorama de la violencia y la pobreza en Guerrero “Con júbilo pero también con pesar logramos cristalizar este informe, que muestra un panorama sombrío por la violencia que padecemos. Las estadísticas nos delatan como uno de los lugares más peligrosos de México y del mundo. Ni siquiera los centros turísticos como Acapulco, Zihuatanejo y Taxco son lugares seguros para apuntalar nuestra precaria economía. Es muy fuerte el dolor y el sufrimiento de centenas de familias guerrerenses que ni en su casa ni en su pueblo pueden vivir con tranquilidad. Huyen con sus hijas e hijos a los cerros o a los cinturones de miseria de las ciudades violentas del estado. No hay tregua para planear con certeza un futuro promisorio. Es vivir trágicamente la cotidianidad. Cargar con la pesada sombra de la muerte. Resignarse a ser víctima o rehén de los grupos delincuenciales. Es acostumbrarse a tener autoridades indolentes e insensibles”.
Y traza como eje que ancla la esperanza la lucha de los padres y madres de los 43 normalistas “Las madres y padres de los 43 son el mástil que ondea las nuevas luchas de una sociedad indignada, que han adquirido la legitimidad y la fuerza para sentar en el banquillo de los perpetradores a las máximas autoridades de nuestro país. De la Montaña y la Costa, las madres y padres de familia han dejado sus casas y sus parcelas para colocarse en el corazón de las luchas y abrazar el dolor que nos une para cimbrar este poder obtuso causante de la violencia sinfín y de la ingobernabilidad que busca sepultar este Mar de Sueños y nuestra Montaña de Ilusiones”.
Hace referencia a los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, que cumplen 35 meses siendo víctimas de una desaparición de de la que es responsable el Estado mexicano. Sobre ello, el informe de Tlachinollan señala: “El tiempo se agota para el gobierno de Enrique Peña Nieto. Sólo dispone de un año para dilucidar la verdad sobre el paradero de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. La gran incógnita es saber si estará dispuesto a cambiar su postura o mantendrá, por encima del deterioro de su imagen y el descrédito de su administración, la única línea de investigación oficial, bautizada como la “verdad histórica”.
«Han transcurrido 2 años y 9 meses sobrellevando el caso ante las instancias internacionales. A nivel interno, para el primer círculo gubernamental, la falta de pruebas científicas sobre la incineración de los 43 jóvenes en el basurero de Cocula, es pecata minuta, comparada con los intereses macro delincuenciales que están de por medio” añade.
Acerca de la violencia y la criminalidad en Guerrero, que en las estadísticas nacionales e internacionales se coloca en los primeros lugares, y sus ciudades están calificadas con los índices de mayor criminalidad, Tlachinollan subraya: “El 30 de agosto de 2016 el presidente Enrique Peña Nieto hizo el anuncio de una nueva estrategia de seguridad, tomando como punto de referencia los cincuenta municipios más violentos del país. En los hechos no hubo nada novedoso, más bien se incrementó el número de efectivos militares y de policías federales en las principales ciudades del estado. El Ejército, la Marina y la Gendarmería comandaron los nuevos operativos, que fueron más ostentosos que efectivos.
Cinco ciudades del estado de Guerrero se encuentran dentro de estas listas, a saber: Acapulco, Zihuatanejo, Chilpancingo, Chilapa y Coyuca de Benítez. El Puerto de Acapulco ocupa el deshonroso primer lugar como la ciudad más violenta, siendo Chilpancingo la tercera ciudad, donde la gente vive con el temor de ser víctima de un delito”.
