Foto: Columna de tanques israelíes Merkava IV. (IDF)
“Es sorprendente cómo un Estado nacido hace 76 años ha logrado poner literalmente patas arribas el derecho internacional”. La frase la publicaba este sábado la relatora especial sobre la situación de los derechos humanos en el territorio palestino ocupado desde 1967, Francesca Albanese. Lo hacía compartiendo un vídeo en el que se podía ver cómo un vehículo acorazado del Ejército israelí llevaba atado a un hombre en el capó. La imagen era tomada supuestamente en Jenin (Cisjordania), y en ella se ve cómo el convoy sionista se cruza con una ambulancia palestina, sin que los militares frenen.
La cadena Al Jazeera, que ha sido expulsada de Israel por orden del Ejecutivo israelí —“por motivos de seguridad nacional”, según el Gobierno hebreo, a pesar de las acusaciones internacionales de censura— , afirma haber verificado el vídeo, que habría sido grabado por un palestino residente en la ciudad cisjordana, un enclave que está siendo objeto de múltiples incursiones por parte de colonos paramilitares y el propio ejército de ocupación.
El hombre atado, Mujahed Azmi, fue arrestado por las fuerzas de ocupación en una redada en Jenin, donde este fue herido, según la cadena con sede en Qatar. Su familia, que pidió la ambulancia, aseguró a Reuters que los soldados israelíes se negaron a entregar a Azmi, atándolo al parabrisas y arrancando el vehículo en una práctica que a todas luces se salta tanto el derecho internacional humanitario como los derechos humanos.
Mai Golan, ministra israelí: “Estoy orgullosa de las ruinas de Gaza, y de que cada bebé, dentro de 80 años, cuente a sus nietos lo que hicieron los judíos”
La relatora de la ONU no tuvo dudas en hablar de este incidente como uso de un “escudo humano” y, en relación a las reiteradas infracciones de la legalidad internacional y de derechos humanos por parte de Israel, señalaba: “Esto corre el riesgo de ser el fin del multilateralismo, que para algunos Estados miembros influyentes ya no sirve para ningún propósito relevante”.
Violaciones reiteradas
A pesar de que el Ejército israelí ha asegurado mediante un comunicado que “la conducta de las fuerzas en el vídeo del incidente no se ajusta a los valores del ejército”, y que el incidente será investigado, lo cierto es que las imágenes de brutalidades similares son continuas desde que el Ejército hebreo comenzó su invasión de Gaza.
Comunicados similares se han sucedido desde octubre, como los publicados por las autoridades israelíes ante el asesinato de los cooperantes de la ONG World Central Kitchen, la masacre de más de 100 palestinos mientras recogían ayuda humanitaria en febrero o los constantes ataques a los diferentes hospitales de Gaza, las escuelas de la UNRWA o los campos de refugiados donde se hacinan miles de desplazados palestinos, algo que incluye las “zonas humanitarias” decretadas por el propio Israel.
Este martes Save The Children cifraba en la escalofriante cifra de 21.000 los niños desaparecidos en Gaza “bien perdidos, desaparecidos, enterrados entre los escombros o en fosas comunes”
Sin bien el mundo se está acostumbrando a ver las imágenes de la brutalidad diaria que llegan desde los territorios ocupados en Palestina, no por ello los crímenes dejan de serlo. Este fin de semana se conocía cómo los ataques sionistas habían acabado con la vida de más de un centenar de personas. Los vídeos de niños heridos o saliendo de los escombros se hacían virales evidenciando las prácticas de los ocupantes, que están siendo juzgados en la Corte Internacional de Justicia acusados de genocidio y que llevan sobre sus hombros la acusación de haber matado a no menos de 37.000 muertos, el 60% de ellos mujeres y niños. A esas cifras habría que sumar miles de cuerpos más, según las ONG, que se encuentran bajo los escombros. De hecho, el ataque a civiles es tan evidente y continuo en Gaza que a menudo no se informa del mismo como tal en el conteo diario de asesinatos.
Este martes Save The Children cifraba en la escalofriante cifra de 21.000 los niños desaparecidos en Gaza “bien perdidos, desaparecidos, enterrados entre los escombros o en fosas comunes”. En concreto, la ONG denunciaba que “es casi imposible recopilar y verificar información en las condiciones actuales de Gaza, pero se cree que al menos 17.000 niños están solos y separados y es probable que aproximadamente 4.000 niños estén desaparecidos bajo los escombros, y un número desconocido también en fosas comunes”. La organización añadía que muchos habían sido objeto de “desaparición forzada, incluido un número desconocido de detenidos y trasladados a la fuerza fuera de Gaza, sin que sus familias conozcan su paradero en medio de informes de malos tratos y tortura”.
El uso de fósforo blanco continúa
Pero las ilegalidades y atrocidades realizadas por el Ejército israelí no se ciñen a Gaza y Cisjordania. Este lunes nuevas imágenes de ataques con fósforo blanco contra localidades del sur del Líbano —en concreto Kfar Kila— circulaban por los medios locales libaneses y las cuentas de corresponsales internacionales.
Múltiples son las acusaciones contra Israel por el uso de esta munición tóxica y prohibida por el derecho internacional sobre áreas civiles, incluida Gaza. Si bien lleva denunciándose años en la permanente guerra de Israel contra la población palestina, organizaciones como Amnistía Internacional han confirmado el uso de este tipo de munición en los ataques a las posiciones palestinas en la frontera libanesa.
Bombas de fósforo blanco anoche en los alrededores del pueblo fronterizo de Kfar Kela. Israel está utilizando estas armas incendiarias para arrasar el campo y hacer inhabitable el sur del Líbano. pic.twitter.com/tPFaOgntXU
— Marta Maroto (@_martamaroto_) June 24, 2024
El fósforo blanco es una sustancia tóxica de uso restringido por el derecho internacional pero aceptada por el Gobierno israelí, que arde de manera espontánea en contacto con el oxígeno y genera graves daños sobre las víctimas. Las personas expuestas a esta pueden sufrir afecciones respiratorias, insuficiencia orgánica y otras graves lesiones de por vida, incluidas quemaduras que son extremadamente difíciles de tratar y no se pueden apagar con agua.
Soflamas supremacistas
Estos hechos son solo una pequeña muestra de la brutalidad del Ejército israelí, que está acusado en múltiples frentes de violaciones de la legalidad internacional. Sin embargo, lejos de provocar una respuesta y una moderación por parte de las fuerzas hebreas, desde el Gobierno ultra capitaneado por Netanyahu, en el que integristas judíos, suprmacistas y ultranacionalistas partidarios de la anexión de toda Palestina campan a sus anchas, los mensajes parecen envalentonar el clima de inhumanidad.
Nen-Gvir: “No podemos permitir que mujeres y niños (palestinos) se acerquen a la frontera; cualquiera que lo haga debería recibir un balazo en la cabeza”
Conocidas son las soflamas del ministro de Seguridad Nacional israelí, Itamar Ben-Gvir, quien ha dicho cosas como “No podemos permitir que mujeres y niños (palestinos) se acerquen a la frontera; cualquiera que lo haga debería recibir un balazo en la cabeza”.
En la misma línea, la ministra de Igualdad Social israelí, Mai Golan, señalaba recientemente: “Estoy personalmente orgullosa de las ruinas de Gaza, y de que cada bebé, dentro de 80 años, cuente a sus nietos lo que hicieron los judíos”.
Con un mensaje en el que cada crítica es calificada de antisemita, como ocurrió con el reconocimiento español del Estado palestino, y con argumentaciones del tipo “esto es una lucha entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas”, como señaló Netanyahu, parece difícil que la brutalidad israelí frene su escalada.
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