El 17 de abril se conmemora a nivel global el Día de las Luchas Campesinas, jornada impulsada por la Vía Campesina Internacional en la que se conmemora la Masacre de Eldorado do Carajás en 1996, dónde 21 trabajadores rurales fueron asesinados en el marco de la lucha por la tierra. En Paraguay el reclamo de tierra y reforma agraria siguen siendo los ejes articuladores de las luchas campesinas y la salida posible a las múltiples crisis que atraviesa el país.
Marcial Gómez, secretario general de la Federación Nacional Campesina, una de las principales organizaciones de trabajadores rurales del país, señala que esta jornada es propicia para “reafirmar el compromiso de seguir con mucha más fuerza con la lucha por la Tierra, la Reforma Agraria y la producción nacional, que es la única vía para enfrentar la crisis actual”.
Desde 1989 hasta la actualidad en Paraguay fueron asesinados 128 dirigentes campesinos en el marco de la lucha por la tierra, la mayor parte de estos casos han quedado impunes. Al respecto el investigador Abel Irala señala que “en los últimos 10 años, la lucha por la tierra ha costado la vida a 13 personas, la gran mayoría de ellas a manos de civiles armados o sicariato, luchar por el acceso a la tierra y por los derechos campesinos en Paraguay tiene un alto costo, que va desde la represión directa, la persecución judicial, la cárcel y hasta el extremo de llegar a la muerte”.
A pesar de la represión las luchas campesinas continúan vigentes en el país, según lo explica Marcial Gómez esto se debe a que los reclamos campesinos son la única respuesta a las múltiples crisis que se desarrollan a causa de la profundización de un modelo hegemónico de producción excluyente.
“La crisis climática la crisis de la producción de alimentos, la falta de empleo, la crisis económica que afecta cada vez más a la población son consecuencia del modelo de desarrollo hegemónico, contra eso, desde la Federación Nacional Campesina creemos que la lucha central es por la Reforma Agraria, que es una lucha por la distribución de la tierra, por transformar la estructura y la tenencia de la tierra en nuestro país” indicó el dirigente campesino.
Además de los altísimos índices de concentración de la tierra, Paraguay afronta también un alto grado de dependencia alimentaria y, al menos, 1 de cada 4 hogares había sufrido de inseguridad alimentaria en el año 2021, según el Instituto Nacional de Estadísticas.
Ante esto el campesinado reclama políticas de apoyo a la producción campesina, que a pesar del abandono y el avasallamiento sigue proveyendo de alimentos a las mesas paraguayas. “Luchamos por el desarrollo de una agricultura basada en la producción de alimentos, cada vez más necesarios para satisfacer las necesidades de nuestra población, además de la producción de materias primas industrializables en nuestro país. Todo esto en armonía con el medio ambiente”, concluye Marcial Gómez.
Publicado originalmente en Base-IS
