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La olvidada Crisis de los refugiados saharauis, la tragedia humanitaria jamás contada

Salem Mohamed/ECS

La Unión Europea -uno de los principales donantes humanitarios a nivel mundial- está a la vanguardia de identificar e intervenir en esas crisis que han escabullido de la atención internacional. Estas llamadas «crisis olvidadas» han persistido, pero a pesar de las importantes necesidades humanitarias, reciben una ayuda internacional insuficiente.

Los refugiados saharauis, representan una de esas crisis -de hecho son uno de los grupos de refugiados más antiguos del mundo-. Los saharauis huyeron de sus hogares en el año 1975, a medida en que aumentaba el conflicto en el Sáhara Occidental.

Hoy, el conflicto sigue sin resolverse y los refugiados saharauis todavía viven en cinco campamentos en el sudoeste de Argelia, que dependen en gran medida de la ayuda o asistencia internacional. Las Operaciones de Protección Civil y Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea son uno de los pocos donantes que proporciona un apoyo continuo para garantizar que las necesidades básicas de los refugiados en materia de alimentos, agua, salud y educación estén cubiertas.

Historia de Isabel Coelho, responsable de información regional de la UE para el norte, oeste y centro de África.

Tras el abandono por parte de España, Marruecos aprovechó para organizar una marcha de más de 350.000 civiles marroquíes, escoltados por 20 mil soldados, para adentrarse en el Sáhara Occidental. Lo que desencadenó en el desplazamiento de miles de civiles saharauis y en un conflicto militar que asolaría la región durante los siguientes próximos 16 años.

La paz, negociada en 1991, no trajo consigo más victorias para el pueblo saharaui que la de una indiferencia global y absentismo de su lucha en la conciencia pública.

El movimiento por la liberación del Sáhara Occidental, el Frente Polisario, que nació bajo la ocupación española, ahora lidera la proclamada República Árabe Saharaui Democrática en el exilio, en los campamentos de refugiados saharauis.

Con una fuerza militar respaldada por el archirrival de Marruecos, Argelia, el Polisario se ha convertido en una espina para el Reino alauita, con la amenaza siempre presente de volver a retomar las armas.

Perdidos del panorama internacional, el tiempo y el anonimato han hecho mella en la población saharaui de los campamentos de refugiados. Las condiciones de vida son realmente desesperantes. La tierra es seca y el poco ganado que tienen apenas alcanza para pastar la maleza del desierto.

El Programa Mundial de Alimentos estima que alrededor del 77% de la alimentación de los refugiados proviene de las donaciones internacionales. En abril pasado, Crisis Group informó que los ingresos de las donaciones había disminuido de diez millones de dólares para quedar en siete en los últimos años. Apenas hay oportunidades de empleo. Y, ante la falta de empleo, el aburrimiento, la delincuencia y la amenaza de radicalización acechan los jóvenes saharauis.

Mientras, al otro lado del muro, en las zonas ocupadas del Sáhara Occidental, ongs como Amnraistía Internacional han denunciado uso desmesurado de tortura, juicios injustos y detenciones arbitrarias.

Por su parte, Marruecos acusa al Polisario de retener a la población saharaui en los campamentos de refugiados en contra de su voluntad y con falta de libertad de expresión. Sin embargo, ningún medio independiente ni ninguna agencia de cooperación que permanecen en los campamentos ha corroborado estas falsas acusaciones.

Rabat, aferrada a no soltar el Sáhara Occidental, no está dispuesto a ir más allá de una autonomía dentro del Reino de Marruecos.

El Polisario, quizás de manera comprensible, dice que está listo para negociar cualquier pero hay algo que es intocable: el «derecho inalienable e imprescriptible de nuestra gente a la libre determinación».

En el medio están los miles de refugiados, olvidados por el mundo, que han crecido y han envejecido en el exilio.

Publicado originalmente en ECSaharaui

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