“La lucha contra la reforma energética debe ser emancipadora y anticapitalista”

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México. “La aprobación de la reforma energética dependerá de la resistencia que encuentre, pero ya hay un acuerdo entre los partidos”, señala el investigador Gilberto López y Rivas. La oposición aún no alcanza el nivel de reto que representa la iniciativa oficial, “y los maestros no pueden llevar solos una resistencia que debe ser nacional”, considera.

Los acuerdos para profundizar la reforma energética entre el Partido de la Revolución Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN) son la continuidad de un solo proyecto, considera el analista, quien señala que hubo una alternancia de gobierno y funcionarios entre los dos partidos en el gobierno federal, pero hay una “estrecha coincidencia” en cuanto a reformas estructurales.

Las informaciones reveladas por el diario The Wall Street Journal y la agencia especializada Bloomberg –en el sentido de que se está negociando una reforma energética que le dará más control a las empresas privadas sobre el petróleo mexicano en los nuevos contratos- “demuestran la realidad: para aprobar la reforma, se requieren los votos del PRI  y el PAN. El PRD (Partido de la Revolución Democrática) va como acompañamiento subordinado”, valora el investigador. Además, reflejan la realidad de hasta dónde están dispuestos a llegar los partidos, agrega.

“Hay una diferencia solamente táctica. Mientras el PAN es más radical en la entrega total de la renta, producción y explotación petrolera, el PRI mide las posibles consecuencias políticas”, matiza López y Rivas. “Pero en cuanto al contenido de la reforma, no veo ninguna diferencia: se trata de privatizar y entregar el petróleo a las corporaciones”.

El límite que pueden encontrar los promotores de la reforma energética, considera el también politólogo, es la resistencia social. Hasta el momento, señala, la pelea más congruente a las reformas estructurales la han dado los maestros. Los legisladores “pasaron la reforma hasta diciembre, cuando pensaban aprobarla desde septiembre”, ejemplifica.

La poca resistencia que se percibe en las calles se debe a tres factores fundamentales, valora el antropólogo: que la oposición política es light, que los sectores más consistentes  tienen un compromiso muy disminuido y que hay un shock social derivado de la guerra de Calderón contra el narcotráfico.

“La oposición de Morena (Movimiento Regeneración Nacional) y de Cuauhtémoc Cárdenas es muy light; se circunscribe a determinados días y no tiene los visos de una resistencia profunda”, explica el analista. “No es que no se sostenga, sino que por la vía de los hechos, el poder puede imponer la reforma sin que pase nada”. El problema, señala López y Rivas, es que este sector no quiere llegar a la calle, “a la acción directa, a una desobediencia civil a fondo y más congruente”.

Por otro lado, hay sectores más consistentes en su postura, pero cada uno se está defendiendo de los golpes que recibe, como el magisterio, los electricistas y otras organizaciones sindicales, abunda el investigador.

“No hay un verdadero compromiso  de ir a fondo, de manera decidida y firme. En las convocatorias hechas por la Unidad Patriótica por el Rescate de la Nación (UPRN), el peso del contingente lo llevan el SME (Sindicato Mexicano de Electricistas) y la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación)”. La respuesta, señala López y Rivas, no está al nivel del reto que representa la reforma energética en cuanto a unidad y contundencia de los sectores sociales. La UPRN, explica el antropólogo, es un grupo donde convergen el SME, la CNTE y otras organizaciones políticas y sociales –incluyendo algunos núcleos de los partidos.

El antropólogo recalca que hay un factor que no se debe obviar en la falta de movilización ante la reforma energética: la dinámica de choque producida por la presencia del crimen organizado. “Se trata de la doctrina del shock, de Naomi Klein, aplicada a la guerra contra el narco, que es una verdadera guerra social”, y la ciudadanía solamente piensa en llegar viva a su casa, explica.

Las enormes porciones de mexicanos que viven bajo la delincuencia organizada, así como la preocupación por la violencia laboral y física, hace que sectores importantes que se pueden movilizar no lo hagan, resume López y Rivas. “Es una acción conjunta de todos los elementos”, señala.

“La reforma laboral pasó casi sin oposición. La única que dura ya meses en la calle –con formas novedosas, gran entrega y generosidad- es la de los maestros”, apunta el analista. “Las organizaciones políticas tratan de reaccionar”, explica, pero Morena tiene una estrategia basada en lo electoral y no mencionan otras violaciones a la soberanía, como las mineras, los megaproyectos y la presencia de agentes extranjeros en el país. “Eso explica su resistencia: fragmentada, corporativa y que no quiere salir de su propio conflicto”, concluye.

López y Rivas señala que no es posible que los profesores hagan en solitario una resistencia que debe ser nacional “y con una verdadera visión patriótica”. La lucha contra la reforma energética, indica, debe ser emancipadora y anticapitalista, pues sólo así será de largo aliento, basada en razones estructurales y con la idea de que si sigue el imperialismo, las cosas seguirán igual, finaliza.

Publicado el 18 de noviembre de 2013

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