Al celebrar anoche una misa en la catedral con motivo del primer aniversario de su fallecimiento, sostuvo que “Don Samuel sigue vivo en el corazón de tantos y tantas, en sus proyectos y en su impulso esperanzador para toda la Iglesia”.

Agregó: “Sus restos los tenemos en esta catedral pero lo tenemos vivo en todo el proyecto que formó; sigue impulsándonos para ser justos y no cansarnos, no desesperarnos ni acobardarnos en la lucha por la justicia y la paz, por el México sin violencia que hoy necesitamos y el mundo sin miserias y sin atrocidades que los cristianos tenemos que enfrentar y transformar”.

Expresó que “su palabra sigue siendo profética pues hoy vemos en los pobres mucho más sentido común que en los que se debaten en los poderes políticos y económicos haciendo tronar a la sociedad, al mundo. El modelo económico mundial está tronando porque lo llevan los egoístas, los voraces, los engreídos; el sentido común para construir la historia lo tienen los pobres”.

Durante su homilía, Vera López, quien fuera su obispo coadjutor de 1995 a 1999, manifestó que Ruiz García “nunca dejó de ser protagonista constructor de la historia y a todos los que le conocimos nos dio la oportunidad de integrarnos al proyecto del reino de Dios para ser sujetos constructores de la historia”, por lo que “nos sentimos herederos de toda una riqueza de pensamiento y de su vida”.

Ante cientos de católicos que asistieron a misa que comenzó a las 19 horas, el prelado sostuvo que el “j’Ttatic (padre, en tzeltal) Samuel construyó un proyecto tan hermoso que muchos y muchas queremos seguirlo impulsando”.

Dijo que “Don Samuel tuvo como maestros a nuestros hermanos y hermanas de los pueblos originarios porque nadie tiene tan integrada su vida ante Dios, ante sus semejantes y ante la naturaleza como los indígenas que poblaron las tierras antes de la llegada de los conquistadores españoles”.

Aseveró que para Ruiz García lo más importante “era la persona, era no el color, la raza ni la ideología política”, y con los indígenas “construyó ese pueblo de Dios que lleva la buena nueva y a partir de ellos y con ellos nos tocó a muchos el corazón; nos tocó y nos enseñó que la Iglesia es para construir una historia y una sociedad verdaderas como Dios las quiere con todas las personas que quieran incorporarse a construir una sociedad con justicia y amor”.

Subrayó que al jTatic, “que fue un hombre de Dios, le tocó poner las bases a la iglesia latinoamericana dentro de su propia cultura y con la riqueza que esta Iglesia. Es de los grandes obispos latinoamericanos que a partir del concilio Vaticano II le dieron una personalidad a la Iglesia para que fuera portadora de una misión del evangelio que parte de la opción preferencia por los pobres”.

A él le tocó, remarcó Vera López, “ponerle las bases a este pueblo latinoamericano en su visión y riqueza del evangelio, de los pobres, de la incorporación de los que son temidos por la sociedad de lujo y de poder, como nadie; los incorporó a ser portadores del evangelio y decía él que son los pobres los que le cambiarán la historia al mundo, los que lo construirán”.

En medio de la misa se hizo una oración tradicional frente a la cripta en la que está enterrado Ruiz García en la parte posterior del altar de la catedral, donde fue colocado un pequeño altar indígena con flores, maíz frijoles y caracoles.