La Escuela de la Montaña Roja nació de la iniciativa de estudiantes de diseño gráfico de la Universidad de Québec en Montreal. Con el deseo de ser una alternativa a los otros movimientos activistas, la escuela se dio como misión, en primer lugar, organizar talleres de creación, conferencias y proyecciones; una escuela hecha por y para los y las estudiantes.

A partir de las primeras semanas de huelga, al ver el movimiento crecer, hemos diversificado y abierto nuestras acciones a todos, y hemos multiplicado las colaboraciones con otros grupos de huelguistas deseosos de involucrarse de manera diferente.

Nuestro lenguaje es el de la imagen. La idea de transmitir a través de ésta todo el fervor y la determinación del movimiento estudiantil se fue colocando rápidamente en el centro de nuestras preocupaciones. Inspirados en el despertar social de mayo del 68, hemos salido en busca de la imagen que daría cuenta del clima de esta huelga y que marcaría el imaginario. En una noche, 200 mil carteles fueron impresos en serigrafía para una manifestación que pasaría a la historia. Dentro de éstos se encontraba el del “Printemps Érable” (primavera maple), que hace referencia a la “primavera árabe”.

En marzo pasado, el movimiento estudiantil alcanzó una cima histórica: más de 300 mil estudiantes estaban en huelga y 200 mil de ellos marcharon en el centro de la ciudad de Montreal en la manifestación más grande jamás realizada por un movimiento social en Quebec.

Fue solamente después de este día, frente a la poca movilización y a la arrogancia del gobierno liberal, que el clima empezó a cambiar poco a poco en el seno de la Escuela de la Montaña Roja y del movimiento estudiantil en general. Durante las primeras seis semanas de huelga, multiplicamos marchas, manifestaciones, eventos -más originales unos que otros-, con el afán de encontrar “la” manera de protestar contra el aumento del costo de los derechos de escolaridad, permaneciendo pacíficos y sin ser demasiado molestos. Sin embargo, el día del 22 de marzo fue un punto de inflexión: aun siendo 200 mil, no se nos escucha.

Se sigue hablando de los estudiantes como si fueran una clase aparte, un grupo de iluminados cuya pequeña crisis de nervios pasará en cuanto entiendan realmente el costo de la vida, una vez que se hayan vuelto “verdaderos ciudadanos”. Somos los ciudadanos de hoy y de mañana: compramos, votamos, pagamos una renta y nuestros estudios.

Ahora que llevamos más de dos meses en huelga, la Escuela de la Montaña Roja ya no es lo que era en el momento de su creación. Nuestra visión ha cambiado, ha evolucionado. Seguimos produciendo material visual y seguimos participando en los eventos de manera pacífica y lúdica, pero sabemos que una revolución necesita mucho más que la creación de asociaciones como la nuestra. Una revolución necesita la colaboración y el compromiso de todas y todos.

Somos una generación llena de esperanza, de sueños y de idealismo. El cinismo de nuestros padres tal vez nos haya servido de contraejemplo. Cuando miramos al Quebec de hoy, nos da ganas de hacer sólo una cosa: sacudirlo hasta que explote.

La Escuela de la Montaña Roja se lanzó a esta huelga con esperanza, sueños e idealismo. Seguramente saldremos desilusionados y más realistas, pero también más politizados que nunca y con un nuevo anhelo de creación, el de un Quebec progresista, prendido y vivo.

Es de esta manera que hemos decidido hacer nuestra justa parte.

Publicado el 21 de mayo 2012