Mientras el Gobierno tiene conversaciones permanentes con el FMI y promete más ajuste, nosotras nos juntamos, nos escuchamos y activamos. Hacemos alianzas, las mismas alianzas que volverán a mostrar una fortaleza poderosa y masiva el próximo 3 de junio, para saber que no estamos solas. Que juntas somos más fuertes y que a este programa sistemático de despojo y ataque contra nuestras autonomías que es una realidad en toda Latinoamérica, le oponemos lucha y movilización. Entre las mujeres de los barrios y las pibas de los secundarios, con las que nos endeudamos cada día más, con las sindicalistas y con las que dependemos de gestionar la precariedad para subsistir.

Juntas y hermanadas luchamos por las víctimas de femicidio y por las que son judicializadas por abortos clandestinos, como Belén. Salimos a las calles a exigir justicia por las que mueren electrocutadas, como Gilda, porque se inundan en barrios y viviendas inseguras, o a balazos, como Mica Gaona y Marielle Franco , porque la violencia de género se trama con el empobrecimiento, la deuda y el despojo. La pérdida de derechos básicos a la salud, la educación y a la materialidad de una vida digna de niñas y mujeres se traduce en más violencia contra nosotras. Una de cada 5 mujeres menores de 30 años está desempleada. Esa tasa sigue creciendo en un contexto de aumento imparable de tarifas, cierres de fábricas y despidos masivos.

Pretenden enredarnos con lenguajes opacos, hablan de financiamiento preventivo y le echan la culpa al almacén donde compramos al menudeo, de la suba de precios; hablan de gradualismo y nuestro hambre no tiene grados, nuestra necesidad de que haya quien acuda cuando se denuncia la violencia machista no tiene paciencia. ¿Qué están protegiendo? Nosotras sabemos, la deuda es violencia, el desempleo es sobre nuestras espaldas y también se traduce en violencia en los barrios y en cada casa. Basta ya, esa es nuestra lengua,

Ni Una Menos. Vivas, libres y desendeudadas nos queremos.

Publicado originalmente en Emergentes