La desaparición de migrantes, preludio de la tragedia y la organización de Ayotzinapa

Amarela Varela

México. México está hoy horrorizado e indignado por los 43 normalistas desaparecidos. Hay unas madres, centroamericanas, que llevan 10 años anunciando lo que venía para todos, denunciando la neoliberalización de la violencia que nos escupió espectros como la masacre de 72 hermanos migrantes en San Fernando, Tamaulipas, hace cinco años.

La migración es un espejo del futuro. Las mujeres que organizan desde la década pasada la Caravana de Madres Centroamericanas en búsqueda de sus hijos es un ejemplo de ello. Porque hace ya 10 años que denuncian, como muchas otras luchas, las violencias que padecen los migrantes en este territorio minado que es México, convertido en una frontera vertical de miles de kilómetros para quienes huyen desde Centroamérica a Estados Unidos, fugándose de la violencia del mercado (el neoliberalismo),  la violencia del estado (la impunidad) y la violencia patriarcal (el machismo, los feminicidios).

Gracias a los sobrevivientes de las rutas del terror sabemos lo que México representa hoy para pueblos que hasta hace muy pocos años pensaban a nuestro país como tregua, cuando miles se refugiaron de la muerte generalizada dictada por los nortes del mundo como respuesta al desafío que los centroamericanos plantearon cuando quisieron una “liberación nacional”.

Hoy ya no somos tierra de refugio, somos el purgatorio que las centroamericanas han de atravesar para conseguir seguir vivas y hacer sobrevivir a sus familias empobrecidas en las tierras que dejaron.

Pero este año, las que van a sorprenderse son las mamás de todas las migrantes perdidas. Porque diez años después, por fin, encontrarán una sociedad no solo conmocionada e indignada porque el narcoestado tiene secuestradas a miles de personas muchas de ellas migrantes, que adquirieron rostro en 43 jóvenes normalistas de #Ayotzinapa. Nos van a encontrar organizando la rabia.

Van a estar contentas las madres centroamericanas, porque una década después, su maternar la búsqueda, su autogestionar las estrategias de justicia y reparación que las han llevado a encontrar vivos, sanos y salvos a más de 60 de sus hijos en México, va a tener interlocución además de con las muchas luchas que las han recibido y cobijado a lo largo de estos años, por fin, a miles de otras madres, hermanos, padres, abuelas, amantes, amigos de nuestros hijos desaparecidos por el Estado y sus redes criminales.

Este es nuestro mensaje para ellas. Bienvenidas sean madres, que este año, miles estamos en las calles y su experiencia de lucha nos servirá para imaginar caminos, estrategias, formas para conseguir un ¡ya basta! a la impunidad, al neoliberalismo y al machismo que también expulsa a nuestro hijos, padres, hermanas, abuelas y tías hacia los nortes del mundo.

La ruta de la caravana que comienza el 20 de noviembre y las formas de solidarizarse desde tu ciudad cuando ésta  pase por ahí, están disponibles en: http://www.movimientomigrantemesoamericano.org/cmm/index.html

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