En su informe diario, la misión de observación de organizaciones del Istmo oaxaqueño reportan que el éxodo migrante inició su camino de Niltepec, Oaxaca a las 5 de la mañana, arribando a las instalaciones de la nueva terminal de Juchitán alrededor de las doce del día.

En Juchitán constataron la “disposición de autoridades, sociedad civil, organizaciones defensoras de Derechos Humanos, instituciones religiosas para atender la emergencia y acción humanitaria, lo que ha facilitado una mayor cobertura de las necesidades básicas, beneficiando principalmente a la población infantil.”

Esto se relaciona con la identidad del Istmo oaxaqueño como la cuna de varios movimientos de resistencia histórica y de Juchitán como un motor económico de la región y una bastión de la cultura binni zá. La misión critica al Instituto Nacional de Migración (INM) por poner en riesgo a un grupo de migrantes al bajarlos del transporte en el que viajaban “de manera prepotente y generando el agravio a sus mínimas garantías por haberlos dejado a la mitad de la carretera (…) con el argumento absurdo de resguardar su seguridad, ya que el desalojo se hizo bajo los candentes rayos del sol, fuertes vientos y sin un lugar donde resguardarse”.

Las organizaciones del Istmo hacen “un llamamiento a los tres niveles de gobierno y a organizaciones civiles para entender la movilidad humana como un derecho humano ante la búsqueda de mejores condiciones de vida.”

Publicado originalmente en La Minuta