Israel pone a Rafah en el punto de mira, tras desplazar allí a la mayoría de la población de Gaza

El Salto

Foto: Palestinos hacen cola para una comida preparada por voluntarios en Rafah. Según un informe de la ONU, los 2,3 millones de habitantes de Gaza están en alto riesgo de hambruna. (Mohammed Zaanoun / Activestills)

El ejército sionista ya no tiene caretas que quitarse. Ayer 1 de febrero el ministro de Defensa Yoav Gallant afirmaba “la victoria no será completa si el ejército no se despliega en Rafah”, lo que explicita el responsable de las fuerzas armadas israelíes es el plan de atacar la misma ciudad a la que el propio ejército ha expulsado a casi toda la población gazatí: 1’9 millones de personas desplazadas mal viven en la frontera sur de la franja, muchas de ellas en tiendas de campañas armadas por ellas mismas. Las intenciones del ejército sionista han sembrado el terror entre una población que no tiene a donde ir. Rafah no ha sido ajena, en todo caso, en estos casi cuatro meses de masacre, a la violencia israelí: el ejército sionista ha bombardeado numerosas viviendas, a pesar de declarar este área como “zona segura”.

Las palabras de Gallant llegaban después de semanas de ofensiva contra Khan Younis. Ayer la Media Luna Roja palestina denunciaba que, por tercer día consecutivo, las fuerzas israelíes habían invadido el hospital de al-Amal. El asedio de este centro sanitario, junto al hospital de Al Nasser, ha dejado a los profesionales sin los suministros necesarios para funcionar, llevando su situación a un extremo crítico. Según el Ministerio de Sanidad en Gaza a 1 de febrero ya eran 27.019 personas palestinas las asesinadas en la Franja, con más de 66.139 heridas. La UNRWA declaraba también durante el jueves: “las colosales necesidades humanitarias de más de dos millones de personas en Gaza enfrentan el riesgo de agravarse tras la decisión de 16 países donantes de detener su apoyo financiero a la UNRWA”.

Los planes de atacar Rafah no parecen abrir más posibilidades que la de un éxodo forzado de la población hacia el extranjero. Egipto ya ha manifestado su preocupación porque la masacre contra los palestinos en Gaza desemboque en un flujo masivo de refugiados en la península del Sinaí, escenario al que han apuntado numerosas veces como algo deseable desde el gobierno israelí.

El pasado lunes, la líder colona Daniella Weiss, reafirmaba su deseo de colonizar Gaza, y explicaba ante las cámaras: “Los árabes se irán, ellos tienen que irse. No les daremos comida, no les daremos nada, ellos se irán y el mundo les aceptará”. Mientras, manifestantes israelíes llevan semanas bloqueando la entrada de ayuda humanitaria en Gaza, afirmando que hasta que no se libere a los prisioneros israelíes no deberían permitir la entrada de ayuda en la Franja, sumándose así a las tesis de Weiss. Este discurso en abierto apoyo al genocidio y la limpieza étnica tiene su reflejo en el gobierno, con varios de sus miembros amenazando con abandonar el ejecutivo en el caso de que se inicia una nueva negociación con Hamás para el intercambio de cautivos.

Además de la presión del ala (aún) más ultraderechista de su gobierno y la población que le apoya, Netanyahu tiene razones para temer un alto al fuego. Una encuesta realizada por el periódico Maariv, mostraba que casi la mitad de las personas consultadas (49%),  abogaba por elecciones cuando se detuviera la campaña contra Gaza. Ese mismo porcentaje era el que prefería un gobierno liderado por el ministro Benny Gantz que por el propio Bibi, quien ya solo cuenta con un 32 por ciento de respaldo.

Biden intenta seducir al voto árabe (sin éxito)

En Estados Unidos también las preocupaciones por el apoyo al partido en el gobierno están en el centro. Biden viajaba ayer jueves al Estado de Michigan, central en el proceso de elección de candidatos paras las elecciones del próximo otoño. El líder demócrata intenta aplacar a la indignada y amplia comunidad de árabes estadounidenses en este estado, quienes ya han manifestado su repudio al político demócrata por su complicidad con el genocidio contra el pueblo palestino. Así, mientras Estados Unidos sigue apoyando incondicionalmente al estado sionista, ha señalado la violencia de los colonos, que en palabras del Consejero de Seguridad Jake Sullivan  “supone una grave amenaza a la paz, seguridad, y estabilidad en Cisjordania, Israel y Oriente Medio, y amenaza la seguridad y los intereses de política exterior de los Estados Unidos”. 

En este marco, Washington ha presentado sanciones contra cuatro colonos por sus acciones en Cisjordania. Los tres primeros David Chai Chasdai, Einan Tanjil y Yinon Levi, habrían sido acusados por su violencia contra la población palestina, y un cuarto, Shalom Zickerman, por agredir a activistas israelíes. Las sanciones consistirían en congelar sus patrimonio en Estados Unidos, y restringir sus actividades financieras.

Antony Blinken, sin embargo, ha descartado que también se estén planteando sanciones contra dos integrantes (más) ultranacionalistas del gobierno Itamar Ben-Gvir and Bezalel Smotrich, como se había especulado durante la jornada de ayer. Estados Unidos así, se centra en la violencia de algunos colonos mientras mantiene su apoyo al gobierno detrás de la multiplicación de los asentamientos ilegales de Gaza, gobierno que les provee de armas mientras su ejército da cobertura a los ataques que perpetran contra la población de Cisjordania. Ayer mismo, el propio ejército Israelí invadía de nuevo Jenín, Nablús y Hebrón, continuando con una campaña de terror en Cisjordania que ya ha dejado casi 400 personas muertas desde el pasado 7 de octubre. 

En este sentido El Council on American Islamic Relations (CAIR), un grupo de presión de ciudadanía estadounidense musulmana, mostraba su falta de entusiasmo ante el anuncio de las sanciones, exigiendo que Biden sancionara a los responsables políticos de la violencia en Cisjordania y pidiendo una vez más el fin del apoyo estadounidense de la guerra contra Gaza. El CAIR apuntaba en un comunicado “no tiene sentido que la administración Biden se oponga al asesinato de civiles palestinos en Cisjordania mientras posibilita el asesinato de civiles palestinos en Gaza”.

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