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Interpretación en “clave queer” de cultura castrense y relaciones homoeróticas en el país

René Chargoy Guajardo

Foto: Museo El Eco

Un ejercicio de investigación, producción y montaje museográfico es lo que Felipe Zúñiga presenta en La hoz en mies ajena, proyecto personal que hasta el 26 de junio se exhibe en la Sala Daniel Mont del Museo Experimental El Eco.

Se trata de una interpretación del material documental que perteneció a un tío suyo y del cual hace una lectura social desde una perspectiva contemporánea en “clave queer”. Este archivo familiar encontrado décadas después en su armario tiene que ver con la cultura castrense mexicana, y con éste en mano Zúñiga diseña “una gramática de explicación de las relaciones homoeróticas en el país”, según comenta en entrevista David Miranda, curador de la exposición.

El artista amplía las formas del relato de una época en particular, los años 50 y 60 del siglo XX, y lo hace en parte mediante la reinterpretación de manuales de defensa militar y dinámicas de asalto que él convierte en un formato coreográfico, con la idea de descifrar qué tanto de la cultura castrense está inscrita en clave violenta en las relaciones entre mujeres y hombres vinculados con el ejército.

Evidencias situadas y creación documental ficcional le permiten configurar una lectura sensible y afectiva de los vínculos homoeróticos, de los cuales se halla impregnada la cultura militar de la época. Zúñiga da cuenta de mensajes encubiertos y cifrados, de comunicaciones en código que algo revelan al respecto. Se apropia de los vestigios de un archivo en el que se intelige el deseo homosexual dentro de las relaciones de disciplina y control de las fuerzas armadas mexicanas, lo que le da al artista formado en la Escuela, hoy Facultad, de Artes Plásticas de la UNAM, la posibilidad de crear un ensayo audiovisual no aversivo ni complaciente y sí lúcidamente crítico.

Zúñiga, también gestor cultural, curador y educador, nos refiere vía telefónica que el título de su exposición remite a una frase que significa entrometerse en asuntos que a uno no le competen, “cosechar en el sembrado de alguien más”. Desde su punto de vista, eso es precisamente lo que él realiza con estos archivos encontrados en la casa de sus padres y que se vinculan a su historia familiar.

En este proceso de hallazgo, lectura, interpretación de los archivos y montaje final, Zúñiga se reconoce y logra entender muchas cosas a nivel personal. Elige qué habrá de recuperar y ficcionar, tiene claro aquello que definitivamente no quiere asimilar y rechaza para su vida. Revela al visitante a su exposición mucho del tejido de una trama donde se evidencia la relación del amo y el esclavo, de los binarismos en que todos estamos inscritos, y lo que cierta parte de la sociedad no quiere ver.

Escultura monumental

Asimismo se presenta en El Eco la exposición De las estatuas de sal y piedra a la antimonumenta, de la Cátedra Extraordinaria Mathias Goeritz. David Miranda, también su curador, nos explica que éste es un proyecto que tiene como eje cuestionar el arte público y señalar la decadencia de la escultura monumental en el país. “Es un relato urbano del cual hay un micrositio en la página del museo, con una serie de evidencias en textos, documentos y videos para hablar del porqué la efigie como forma de representación pública ya es caduca”.

“Con este gabinete de información, se busca establecer rutas de análisis que den evidencia de cómo la sociedad civil organizada se apropió de los modos de enunciación escultórica en los espacios públicos, con la intención de hacer una demanda de justicia, y a la vez detenernos en cómo la escultura moderna monumental cayó en desuso, debido a la falta de vinculación con la lógica de representación de la sociedad contemporánea, y por los problemas que implica edificar un monumento hoy en día”.

El título de la exposición tiene que ver con dos libros, uno es Monumentos mexicanos. De las estatuas de sal y piedra, coordinado por Helen Escobedo y con fotografías de Pablo Gori, en el que los autores documentan la mayor cantidad de monumentos cívicos en México. El otro es Memoria prematura. Una década de guerra en México y la conmemoración de sus víctimas, de Lilian Paola Ovalle y Alfonso Díaz, el cual “ofrece un panorama sobre cómo fueron pensados y edificados diversos espacios memoriales creados por familiares, amigos y acompañantes de las víctimas de diversas masacres, con la finalidad de recordarles con dignidad y exigir que lo que ahí pasó no se repita”.

Este gabinete de información está conformado por videoentrevistas televisivas y de Internet, que llevan al visitante a plantearse que el edificar grandes monumentos no sintoniza con la pulsión de la ciudadanía y ya no tiene sentido.

El proyecto permanecerá abierto hasta fines de 2022 y se irá robusteciendo en el transcurso de los meses.

Publicado originalmente en Gaceta UNAM

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