Incursiona nuevamente la gendarmería en la comunidad mapuche de Cushamen

Redacción Desinformémonos

foto de portada: Carlos Brigo / AnRed 

Argentina I  Cuando se cumplen 15 días de la desaparición de Santiago Maldonado en la represión de la Gendarmería nacional a la comunidad mapuche (Puf de Cushamen) en la provincia de Chubut, el juez Guido Otranto realizó un nuevo cateo  donde fue visto el joven por última vez. La incursión del 16 de agosto desplegó unidades que parecían una ocupación militar: «Había dos mujeres mapuche solas haciéndose cargo de unos 200 o 300 integrantes de la fuerzas armadas, que habían desbordado todo. Tenían armas de guerra y equipamientos militares sofisticados. Parecía Medio Oriente” señaló

 En simultáneo, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich se presentó en el Senado para responder preguntas sobre el caso.

El juez Guido Otranto se presentó la mañana del 16 de agosto con cuatro fuerzas policiales diferentes y peritos para rastrear de nuevo la comunidad. Julio Saqueda, de la Asamblea Popular de Derechos Humanos (APDH) regional y vecino del lugar estuvo presente en el allanamiento: “Fuimos al Pu Lof con dirigentes mapuche que pidieron que los lleváramos, pero a ellos no los dejaron ingresar -relata Saqueda- A nosotros sí, por ser parte del habeas corpus”.  Según relató la Revista Cítrica, tampoco dejaron avanzar a la prensa que se acercó a cubrir el rastreo. Al contrario: los que terminaron siendo filmados fueron los periodistas.

Cuando llegamos a la Pu Lof pudimos entrar. Ya estaba el juez adentro. Había un operativo realmente tremendo, más de tres cuadras de camionetas, camiones, un helicóptero, drones, camiones operacionales, de comunicaciones, y –un poco más lejos de la Pu Lof- un camión de Gendarmería, que permanece ahí en un cruce de calles.

Saqueda relata cómo era el paisaje en Cushamen: “Cuando pudimos ingresar ya realizaban un enorme operativo de fuerza de intervención. Policía Aeroportuaria, Federal, una sección de perros amaestrados; Criminalística y Prefectura Naval. Había 25 vehículos de distinto porte. Un helicóptero y dron: todo eso bajo batuta del juez Otranto. También estaba la fiscal Ávila  y, a último momento, llegaron los defensores. Había dos mujeres mapuche solas haciéndose cargo de unos 200 o 300 integrantes de la fuerza, que habían desbordado todo. Tenían armas de guerra y equipamientos militares sofisticados. Parecía Medio Oriente”. 

«Fue realmente tremendo. Dos mujeres pertenecientes a la Pu Lof –una mayor y una joven- permitieron el ingreso, más allá de pedirle y reclamarle que se retiren porque estaban invadiendo territorio privado, a una de las chicas la amenazaron como que estaba obstaculizando el operativo judicial, -donde tuvimos que intervenir-, y finalmente pasaron, añadió Julio Saqueda.

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foto: Revista Cítrica 

Un desfile militar

Qué buscaban: “Nunca supimos el objeto, en realidad. La werken (jefa de la comunidad) se le plantó y les preguntó qué estaba buscando, pero no le respondieron. Fue un dialogo áspero. Estuvieron varias horas recorriendo el territorio. Finalmente el rastrillaje, en un momento, se concentró en medio del barro, llegaron al borde del río y encontraron -o ya habían encontrado, porque fueron a un lugar señalado- un pequeño collar que terminaba con un pequeño distintivo de cuero. Lo marcaron, lo fotografiaron y lo pusieron en un sobrecito para mandarlo peritar a los laboratorios en Buenos Aires”.

Sigue: “Cuando preguntamos cómo había llegado ese collar allí dijeron que un perro lo encontró. Una historia que no nos convenció mucho: Anderson pregunto por qué levantaban el collar sin tomar muestras de tierra y agua para certificar que ese collar realmente estuvo ahí. No lo hicieron. Después, en el rastreo no nos consta que hayan agarrado nada. O sea que todo ese operativo tuvo algo de amedrentar y estigmatizar a la comunidad.  Estábamos todos muy indignados. Nunca pensé que iba a presenciar un desfile militar al frente de un operativo. Y fue así, cuando se retiró el operativo hubo un desfile militar; marcharon a paso militar por el medio del lof hacia la tranquera. Era como un ejército de ocupación”.

En tanto, a la misma hora, la ministra Patricia Bullrich estaba respondiendo en el Senado: “No sé qué está pasando, no pude hablar allá porque hay muy mala señal”.

Las respuestas de la ministra

La ministra de Seguridad Patricia Bullrich fue citada hoy por el Senado de la Nación para que dé respuestas sobre la desaparición de Santiago Maldonado. Durante más de dos horas, desplegó cuatro ejes de argumentaciones:

-Sacar del centro de la escena a la Gendarmería Nacional: “No aceptamos que se quiera encuadrar el hecho en una sola hipótesis: no damos por sentado que fue Gendarmería ni que no lo fue”.

-Rebatir la hipótesis de una desaparición forzada: “No hubo ningún tipo de señal de que podría haber alguien en las camionetas, de que podía suceder lo que se dice que sucedió”.

-Estigmatizar a la comunidad mapuche: “Los mapuches son un grupo de extrema violencia”.

-Deslizar la hipótesis de que Santiago Maldonado está en la zona de la comunidad: “Todos los estudios de olores apuntaron al río. Hay que ver en esa zona a ver si hay algún indicio más”.

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foto: Revista Cítrica 

Los testimonios

A través  del equipo de la Procuraduría de Violencia Institucional, que le ofreció a los mapuches resguardo de identidad, tres miembros de la comunidad Pu Lof en Resistencia de Cushamen aportaron su testimonio en la Justicia.

Los tres testimonios apuntaron la misma hipótesis: mientras la comunidad mapuche cruzó el río escapando de Gendarmería, Santiago Maldonado se quedó del otro lado, aferrado a las raíces de un árbol, con el agua hasta las rodillas. Esa es la última imagen que describe la comunidad, para luego conectarla con otra: testigos dicen haber visto a gendarmes golpeando a una persona, subirla a un camión y, luego, a una camioneta blanca.

Página 12  publicó que tres miembros de la comunidad Pu Lof en Resistencia de Cushamen aportaron su testimonio en la Justicia. Uno de ellos vio a varios gendarmes golpear a una persona, subirla a un camión y luego a una camioneta. La reconoció como Santiago por la campera.

“¡Tenemos a uno!”. El aviso a los gritos lo dio un agente de la Gendarmería a otros que corrían tras los pasos de un grupo de integrantes de la comunidad Pu Lof en Resistencia de Cushamen, en Chubut. Señalaba a  Santiago Maldonado que se había quedado sin poder cruzar el río, aferrado a las raíces de un árbol con el agua hasta las rodillas. La escena fue descripta por un testigo que declaró el fin de semana bajo reserva de su identidad. Otro dijo que desde la orilla opuesta pudo ver a varios gendarmes golpear a una persona, subirla a un camión Unimog y luego a una camioneta. La reconoció como Santiago por la campera que llevaba puesta. Una mujer testimonió sobre la presencia del joven, que había ido a dar apoyo a las protestas mapuches. Las tres declaraciones arrojan datos fundamentales: no sólo afirman la presencia de Maldonado en el lugar, que había sido puesta en duda por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, sino la vinculación de los gendarmes con los últimos momentos en que fue visto y que el Gobierno hasta ahora insistió en cuestionar. 

Con información de Lavaca, Revista Cítrica y Página 12 

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