La impunidad en los casos de agresión a periodistas, que últimamente se ha enfocado en la violencia contra las mujeres que ejercen la profesión, es la circunstancia que “propicia la repetición crónica de agresiones, convirtiéndose en un medio indirecto de afectar la libertad de expresión por el efecto inhibitorio que acarrea”, expresó Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

El efecto de la violencia sobre los periodistas es “amedrentador”, explica González Pérez, pues obliga a los comunicadores y a los medios de comunicación a autocensurarse ante las amenazas, los homicidios y las desapariciones, que son las principales agresiones.

Las autoridades y los poderes fácticos, especialmente los que tienen que ver con el crimen organizado, son los “nuevos” censores de los medios ante las investigaciones sobre delincuencia y narcotráfico, sin que las autoridades obligadas a vigilar el respeto de los derechos cumplan con su deber, puntualiza.

“De acuerdo con acreditadas organizaciones nacionales e internacionales, México se ha convertido en uno de los países más peligrosos para el ejercicio del periodismo. Esta circunstancia ha derivado en autocensura, desplazamiento y exilio forzado de periodistas, provocándoles graves afectaciones en lo profesional y lo personal, y además ha generado espacios de silencio en el país y vulnerado los principios fundamentales de una sociedad abierta, plural y democrática”, resaltó el Ombusdman nacional en su participación en el Cuarto Ciclo de Conferencias “Los Derechos Humanos Hoy”.

González Pérez concluyó que en materia de protección a los derechos de los periodistas y comunicadores queda mucho por hacer, y resaltó la urgencia del cumplimiento de la libertad de expresión para que se puedan tomar decisiones adecuadas e informadas.