Honduras entre la vida y la muerte, la organización y la resistencia

Miriela Fernández Fotos: Ayelén Rodríguez y Alejandro Ramírez

La Habana, Cuba. El jueves 27 de enero culminó el primer año del régimen de Porfirio Lobo, desconocido por gran parte de hondureños y hondureñas, por otros gobiernos y movimientos sociales que no aceptan las propuestas del olvido. Para entender este rechazo hay que ir atrás: a las elecciones preparadas el 29 de noviembre por los mismos que cambiaron a la fuerza la vida del país y que, también de esa forma, sostienen el cuerpo de un gobierno que solo muestra su rostro conciliador. La represión a la resistencia contra el golpe de Estado es el principal recurso para mantener la ilegalidad e intentar eternizar lo ocurrido el 28 de junio del 2009.

Los militares, sigilosos, copian de viejos tiempos, los reviven. Cada palabra que llega del país centroamericano tiene marcas hechas por los días violentos y viste un tono de consternación y denuncia.

Durante una conversación, dos argentinos muestran las fotos que captaron en Tegucigalpa: “Esta fue en una marcha de maestros. Los policías no piensan, están como ávidos de muerte. Si te acercás, te pegan un tiro”. Y mientras describen la ciega furia de los «chepos», hablan del miedo que zumba en las calles: “Es rarísimo, uno camina y el desasosiego te invade, como si te avisara de que algo terrible y cercano acaba de pasar”.

Antes, Denia Mejías, integrante de la comisión nacional de formación del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) había narrado el allanamiento de su hogar y el permanente acoso del que no la dejan salir. Sentada, en una escalera del Centro Martin Luther King, donde improvisamos nuestro diálogo, respira hondo, parece enterarse ahora de que la tranquilidad existe. “Vivimos días críticos, de incertidumbre, nos persiguen constantemente. Recibo muchas amenazas. Mi casa también fue registrada. Se llevaron la computadora con toda la información que guardaba y un libro, Memorias de un comunista. Me pregunto qué hubiese pasado de haber estado allí”.

Desde un panel, en una de las sesiones del taller Paradigmas Emancipatorios, celebrado en La Habana en enero pasado, el testimonio de la periodista Ida Garberi nos lleva a Honduras. Durante siete meses allí no solo hizo labor reporteril; también estuvo junto a la Comisión de Familiares de Detenidos Desaparecidos del país (COFADEH):

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