Foto: Concentración LGTBI en Haifa. (https://alqaws.org/)
“No sé cuánto tiempo viviré, así que solo quiero que este sea mi recuerdo aquí antes de morir. No voy a dejar mi hogar, pase lo que pase. Mi mayor arrepentimiento es no haber besado a ese chico. Murió hace dos días. Nos habíamos dicho cuánto nos gustábamos y yo fui demasiado tímido para besarlo la última vez. Murió en el bombardeo. Creo que una gran parte de mí murió también. Y pronto estaré muerto. Younus, te besaré en el cielo”.
Este desgarrador comentario fue escrito cerca de Beit Hanun, una ciudad en el noreste de la Franja de Gaza. No sabemos cuándo ni quién dejó plasmado unas líneas tan dolorosas como ilustrativas de la realidad de las personas LGTBI en medio del genocidio que se vive en Gaza.
Gracias a Queering the Map, una plataforma que archiva digitalmente la experiencia LGTBI en todo el mundo, disponemos de un registro colaborativo de vivencias, historias y realidades queer que actúan como un archivo viviente de acciones colectivas, deseos, protestas y reivindicaciones de la comunidad LGTBI a lo largo y ancho del planeta. También en Gaza, donde las historias de quienes sufren por ser palestinos, disidentes sexuales, de género, feministas, mujeres, o simplemente enfrentan las consecuencias de posicionarse contra la barbarie, escapan de la censura, del silencio y de la muerte para ser transmitidas al mundo.
En Palestina, la disidencia sexual y de género es delito, como herencia directa del Código Penal aprobado por el Mandato Británico de Palestina en 1936. En Israel, el pinkwashing se utiliza para encubrir las políticas genocidas del Estado, en un maquillaje discursivo cada vez menos efectivo, mostrándose como un ejemplo internacional de cómo se instrumentalizan las causas LGBTI para ocultar y legitimar ofensivas racistas y coloniales.
“Un hombre palestino gay en Gaza es odiado por la gente por ser gay y odiado por los israelíes por ser palestino. Me siento tan perdido y solo. Siempre sentí que tendría que renunciar a partes de mi identidad para existir y que nunca sería aceptado por nadie. Pero sé y he comprendido QUE TENGO QUE MANTENERME FUERTE para luchar por mis derechos, no solo como persona gay aquí, sino como PERSONA GAY PALESTINA. Elegiré partes de mi identidad. He encontrado la paz dentro de mí y ahora me he dado cuenta de que tengo que ser fuerte. LIBEREN PALESTINA. ¡DERECHOS LGBTQAI+ PARA TODOS EN TODAS PARTES!! ¡SEAN FUERTES TODOS, NO SE RINDAN!”, escribe alguien entre Re’im y Be’eri.
En territorios afectados por guerras y conflictos armados, como explica Wilson Castañeda, politólogo colombiano, las personas LGTBI enfrentan una doble carga de discriminación: la cotidiana, general, masiva, y las formas específicas de control moral y corporal que emanan de cuestiones morales, políticas, religiosas, culturales o, como en este caso, también legales. La violencia verbal, física y simbólica se entrelazan y enmascaran de tal manera que a menudo pasan desapercibidas en los relatos históricos de los conflictos, siendo plataformas como Queering the Map un recordatorio permanente de la opresión que sufre la comunidad LGTBI.
La violencia verbal, física y simbólica se entrelazan y enmascaran de tal manera que a menudo pasan desapercibidas en los relatos históricos de los conflictos
Son ellos y ellas quienes, en medio de la guerra y la persecución, utilizan esta plataforma global para hacer visible lo invisible, revelando las múltiples capas de opresión que enfrentan.
“Siempre te he imaginado a ti y a mí sentados bajo el sol, de la mano, finalmente libres. Hablamos de todos los lugares a los que iríamos si pudiéramos. Pero ahora ya no estás. Si hubiera sabido que las bombas que caían sobre nosotros te arrebatarían de mi lado, con gusto le habría dicho al mundo cuánto te adoraba, más que a nada. Perdóname por ser un cobarde”, escribe alguien en Jabalia, donde se ubica el mayor campamento de refugiados de la franja de Gaza.
Desde Rafah, alguien dice: “Darme cuenta de que los sentimientos que tenía por ti eran más que adoración, darme cuenta de que quería verte todos los días, estar contigo y hablar contigo, que me llamaras por el apodo que me diste, te extraño más allá de lo que las palabras pueden describir. Ojalá hubiera tenido el valor de decírtelo, pero de nuevo tuve miedo, no quería causarte problemas. Ahora ambos estamos fuera de la Franja de Gaza, pero muy lejos el uno del otro. Te quiero, y tú también me quieres”.
También hay mensajes de esperanza. “Sigan luchando, queridos hermanos y hermanas palestinos. Serán libres para vivir y amar”, alientan desde Deir al Balah. “En solidaridad con todos mis hermanos y hermanas palestinos, todos ustedes son amados. ¡Palestina Libre!”.
La lucha de los colectivos LGTBI en Palestina
Aunque no tengan demasiados altavoces, existen colectivos LGTBI en Gaza. alQaws, por ejemplo, es una organización palestina de la sociedad civil que defiende los derechos del colectivo LGTBI. Fundada en el activismo de base, busca transformar la sociedad palestina celebrando la diversidad y reivindicando la libertad sexual. Tienen centros comunitarios en Palestina y ofrecen apoyo a través de una línea directa nacional, creando alianzas con instituciones culturales y organizaciones de la sociedad civil. Siempre han defendido que la lucha contra el patriarcado y la opresión sexual está entrelazada con la lucha contra el colonialismo y el capitalismo.
Siempre han defendido que la lucha contra el patriarcado y la opresión sexual está entrelazada con la lucha contra el colonialismo y el capitalismo
En un comunicado reciente, describían, “en un momento en que la atención del mundo se centra en Palestina”, el “inmenso dolor y la pérdida del pasado y el presente” que sufren, “pero también la firmeza, la esperanza y el anhelo de liberación y retorno”. “No es demasiado tarde para reafirmar nuestro compromiso con la abolición de la entidad sionista y la liberación de Palestina. Inviertan en la abolición de todo sistema de opresión y únanse a un grupo queer en su ciudad o creen uno nuevo; participen en las nuevas manifestaciones dentro de Palestina, Cisjordania y los territorios del 48, y lleven a sus amigos queer con ustedes. Y para nuestros camaradas alrededor del mundo, continúen escalando a través de manifestaciones locales y acciones directas”, concluían, no sin antes recordar que “no hay orgullo en el genocidio”.
Por su parte, el colectivo Aswat se estableció hace más de veinte años como una sección dentro de la organización feminista Kayan en Haifa, centrada en mujeres lesbianas palestinas. Aswat organiza charlas, eventos educativos y traduce textos sobre sexualidad e identidad de género al árabe. Promueven la conciencia sobre la interseccionalidad entre las identidades de “mujer”, “palestina” y “LGTBI”.
Boycott, Divestment, Sanctions (BDS), es otro movimiento liderado por palestinos y palestinas, que fruto de su alcance y repercusión, se ha convertido en un movimiento global dinámico compuesto por sindicatos, asociaciones académicas y movimientos populares en todo el mundo. Desde su inicio en 2005, BDS desafía a través de diversas campañas el apoyo internacional al apartheid y al colonialismo de Israel.
La comunidad LGTBI en Palestina entiende que la liberación del pueblo palestino, incluyendo la de la comunidad queer, solo puede materializarse con la erradicación del colonialismo y del racismo sistémico que afecta a las mayorías sociales. A pesar de las circunstancias, utilizan todas las plataformas a su alcance para contar al mundo la crueldad del genocidio, la impunidad de la masacre. Luchan, así también, para que el olvido no se añada a la lista de opresiones que cercenan sus anhelos de paz. Y recuerdan, a cada oportunidad, que no hay Orgullo mientras haya Genocidio.
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