El gobierno de Reino Unido pretende aumentar su poder de vigilancia en Internet al, por ejemplo, otorgarse el derecho a identificar qué páginas electrónicas visita la gente.

De acuerdo con Theresa May, secretaria del Interior, la nueva ley busca otorgar a los hombres y mujeres de las agencias de seguridad e inteligencia, todas las salvaguardas, poderes y medidas de supervisión que necesitan para proteger al país.

De prosperar las pretensiones anunciadas, los proveedores de servicios de comunicación podrán ser requeridos para que guarden por un año los datos de navegación por Internet de sus clientes. El acceso de policías y espías al uso en la web se limitaría a historiales de conexión a Internet y no a su historial de navegación.

El proyecto en puerta fija, asimismo, obligaciones explícitas a los proveedores de servicios para que ayuden a interceptar datos y a «hackear» dispositivos sospechosos.

Los espías podrán realizar también «interferencias de equipos», es decir, podrán «hackear» o llevarse el equipo de cómputo o el teléfono de una persona para acceder a sus datos.