Foto: Cuartoscuro
Ciudad de México | Desinformémonos. Las condiciones de los cuerpos hallados en la fosa clandestina de Jojutla, Morelos, demostraron que ésta “ha sido intervenida por la delincuencia organizada”, denunciaron familiares de las víctimas de desaparición. Mientras tanto, las autoridades se negaron a dar los detalles sobre las cuatro bolsas que se retiraron en la fosa este miércoles, en el marco de los trabajos para la exhumación de los restos.
“Hay más porquería con menos cuerpos”, dijeron integrantes del colectivo Regresando a Casa Morelos. “Esta fosa está peor que Tetelcingo, las cosas que hemos visto son peores”, agregaron.
Angélica Rodríguez, madre de Viridiana Rodríguez, quien desapareció en 2012, aseguró que la lectura de los cuerpos, que se suman a los encontrados la semana antepasada, “es que se trata de una fosa clandestina o que está sirviendo a la delincuencia organizada, porque vienen sin cabeza, porque vienen maniatados, atados de los pies, porque traen tela canela (en la cabeza), porque (vienen) desmembrados, a unos les cortaron las manos”. Frente a esto, señaló que es imposible dar otro argumento cuando “los mimos cuerpos están hablando por ellos mismos”.
De acuerdo con los colectivos de los familiares de las víctimas, el trabajo es cada vez más lento y con mayores dificultades, pues luego de haber excavado alrededor de 3 metros, los últimos cuerpos ya no están en el fondo, sino en los costados. Además, varios de esos cuerpos salen desmembrados gracias a la misma máquina excavadora.
“No están siguiendo los protocolos, no están delimitando la fosa y esto trae como consecuencia que estén maltratando los cuerpos”, dijo la madre de la mujer desaparecida Mireya Montiel, Tranquilina Hernández.
Integrantes del colectivo Regresemos a Casa Morelos añadieron que “no se están haciendo bien las cosas, porque no se está siguiendo ningún protocolo”, y reafirmaron que la desorganización del acomodo de los cuerpos hace referencia al uso de la fosa por la “delincuencia organizada”.
Por ello, aseguraron que continuarán con su labor en la fosa y que contarán con el apoyo de peritos de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
