Ciudad de México | Desinformémonos. Familias rarámuri de la comunidad Coloradas de la Virgen, en Chihuahua, realizaron por primera vez su yúmare (ritual del pueblo) y bailaron matachines para pedir paz y justicia en su tierra, el pasado 12 de diciembre, luego de tres años de desplazamiento forzado.

Algunas de las familias que participaron en la recuperación de sus danzas tradicionales fueron las desplazadas por los caciques de amenazaron, incendiaron viviendas y las despojaron de parcelas y ganado.

Además de la violencia por los caciques, la comunidad en resistencia se ha enfrentado a la tala ilegal de sus bosques, las concesiones mineras y el despojo territorial, así como a los asesinatos y criminalización de los defensores del pueblo.

Uno de los defensores del territorio asesinados fue Julián Carrillo Martínez, quien durante décadas denunció la tala ilegal y el despojo territorial. Días antes del asesinato, perpetrado el 24 de octubre de 2018, Carrillo y otros integrantes del pueblo habían denunciado la amenaza de explotación del bosque y la tierra por cuatro concesiones mineras.

A pesar de que Carrillo contaba con medidas de seguridad del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, fue asesinado en un cerro, y tras su asesinato su familia y compañeros se vieron obligados a desplazarse.

En 2021, dos implicados en el homicidio de Julián Carrillo fueron sentenciados gracias a la presión de las comunidades y del acompañamiento de las organizaciones Alianza Sierra Madre y el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres. Fue la primera vez en que un juez reconoció a la víctima como defensor del territorio y la afectación a su comunidad.