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Estudiantes y vecinos afectados protestan contra la ampliación del Puerto de Valencia

Sergio Aires Machado

Foto: Terrenos adyacentes al Puerto de Valencia en los que se proyecta su ampliación (Mathías Rodríguez)

La ampliación del puerto de València “supone seguir con un modelo de puerto ya de por sí insostenible, que contaminará más aún la ciudad y que supondrá una inversión pública enorme de la que solo unos pocos se verán beneficiados”. Bajo esta premisa la Comissió Ciutat-Port y Fridays For Future-Juventud x Clima Valéncia se movilizarán este viernes 22 de octubre a las 18.30 en la Plaza de Zaragoza para exigir la paralización inmediata del plan de ampliación de la infraestructura portuaria en una manifestación que materializará la total oposición de vecinos, expertos y ecologistas ante un proyecto que tiene por objetivo duplicar la superficie y la actividad comercial de uno de los principales focos contaminantes de la capital valenciana.

La movilización de este viernes se hará en coincidencia con la huelga estudiantil por el clima convocada por Fridays For Future a nivel internacional. Alba Pla y Rubèn Ferrer, activistas del movimiento conservacionista, explican que, de ampliarse el puerto, se ampliaría también su influencia sobre las playas del sur, a las que ahora llega menos arena a causa del efecto barrera que crean las infraestructuras portuarias, poniendo en riesgo incluso a L’Albufera al “amenazar un espacio importantísimo a nivel social, cultural, económico y medioambiental”, consideran los activistas sobre el ecosistema valenciano de l’Albufera, declarado Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA), Lugar de Interés Comunitario (LIC) e incluido en la Red Natura 2000.

Como respuesta, varias organizaciones vecinales y ecologistas se han unido para presentar una Propuesta No de Ley en el Congreso de los Diputados junto a la Comissió Ciutat-Port, y algunos grupos parlamentarios han accedido a darle voz a la iniciativa, concretamente Unidas Podemos, Más País-Verdes Equo, Compromís –partido miembro del Gobierno de la Generalitat Valenciana–, ERC, la CUP y Nueva Canarias. La iniciativa se llevó a la Carrera de San Jerónimo este miércoles 20 de octubre, y uno de sus promotores, Pau Monasterio, de Ecologistas en Acción, ha indicado que son “conscientes de que es muy difícil que salga adelante por los partidos con mayor representación en el congreso”, pero confían en que “por lo menos sirva para que se debata y se le dé voz”, explica el portavoz de la organización ecologista.

Varias organizaciones vecinales y ecologistas se han unido para presentar una Propuesta No de Ley en el Congreso de los Diputados junto a la Comissió Ciutat-Port

“Las cuentas para justificar la ampliación no salen, al menos que las manipules, claro”, expone Joan Olmos, profesor retirado de la Universidad Politécnica de Valencia y una de las principales voces del entorno académico opositoras al proyecto. Los impulsores de la obra justifican la inversión con la repercusión y el retorno económicos que teóricamente tendrá a la larga, pero Olmos lo tiene claro, para él “hace tiempo que la globalización provocó que la actividad portuaria ya no tenga el mismo impacto en la ciudad que antes”, y al respecto concluye preguntándose si “vale la pena sacrificar dinero público, la salud de la gente y los ecosistemas de la zona para que se enriquezcan grandes empresas”, algo que en su opinión no se debe hacer.

Y es que, aunque la inversión inicial está cifrada en 400 millones de euros para la construcción de los muelles, una ampliación de tal magnitud conllevaría la construcción de nuevos accesos y la mejora de otras infraestructuras para poder hacer frente al volumen de mercancías que llegarán. “Se está planteando que el famoso acceso norte sea submarino, y eso son otros 400 millones por cada kilómetro”, explica Vicent Martínez, vicepresidente de la Asociación de Vecinos Grau-Port y portavoz de la plataforma El litoral per al poble. “Según nuestros cálculos, el coste puede llegar a los 2.500 millones”, afirma.

Ampliación como reconocimiento a una mala gestión

Martínez, además, lleva 23 años trabajando en el puerto. Ahora, echando la vista atrás, considera que la gestión de los espacios nunca ha sido buena. “Muchas decisiones se han tomado a todo correr, y nunca se ha sacado el máximo partido a las infraestructuras portuarias. No han tenido la valentía para diseñar un puerto pensando en las necesidades futuras. Para mí, la ampliación es un premio a una gestión nefasta”, considera el portavoz vecinal afirmando a su vez tajantemente que “los entes autónomos encargados del puerto se han comportado como taifas, han gestionado de manera arbitraria, opaca e ineficiente. Es la consecuencia de tener consejos de administración que puedan hacer y deshacer a su voluntad sin un control público”.

El nuevo modelo es, además, totalmente continuista con el anterior. En un contexto en el que la mayoría de puertos a nivel europeo optan por alejar sus muelles lejos de la ciudad, como es el caso de Bilbao, los planes para València pasan por hacer crecer la misma zona portuaria de siempre, así como crear una terminal para cruceros, embarcaciones con emisiones desmedidas que afectan gravemente a la salud y el entorno de las ciudades donde atracan con regularidad.

Los planes pasan por hacer la misma zona portuaria de siempre, así como crear una terminal para cruceros, embarcaciones con emisiones desmedidas que afectan gravemente a la salud

Tanto Martínez como Olmos y los activistas de Fridays For Future coinciden en criticar la falta de voluntad de diálogo desde las instituciones. “Es antidemocrático, en ningún momento se ha preguntado a la ciudad de València qué es lo que opina del puerto”, denuncian las activistas Pla y Ferrer. Olmos, por su parte, apunta hacia la esfera política, “hay muy poco nivel, falta mucha formación. Tampoco quieren hablar de decrecimiento, que en mi opinión es la única solución”, indica el profesor de la UPV.

Oposición vecinal

En ciudades portuarias, los barrios más próximos al puerto sufren en torno a un 15% más de contaminación que el resto de la ciudad, en parte a causa de la contaminación de los barcos, pero también por el tráfico rodado que trae consigo la actividad mercantil aparejada. El aumento de todos estos factores traerá consigo un aumento de diferentes sustancias como el óxido de azufre, pero sobre todo de las partículas con un diámetro menor a 2,5 micrómetros, que son especialmente perjudiciales para la salud.

“Pero no es solo eso. Es la contaminación acústica que provoca el tráfico de barcos y camiones de una nueva terminal de más de un millón de metros cuadrados”, se queja el portavoz de los vecinos del Grau-Port, señalando a su vez “el impacto visual, con las 22 grúas que van a poner, tipo E, que son las más grandes”.

Para Martínez, todo ese dinero podría ir destinado a la mejora e implementación de los servicios que faltan en los barrios litorales, porque “en todos falta algo”. Teme que, en un contexto de crisis climática como el actual, todo ese dinero “pueda acabar tirado a la basura porque el cambio climático no nos permita seguir creciendo. Sería el resultado de este sistema portuario, representante de este sistema devorador en el que vivimos”.

Este material se comparte con autorización de El Salto

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