Mi vela permanece encendida no tanto para que yo vea, más bien para que los demás se iluminen para ver y me vean, aquí seguiré sin descansar, escribió Alberto Patishtán Gómez al papa Francisco.
A pocos días de que el primer tribunal colegiado de vigésimo circuito en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, dictamine definitivamente sobre el incidente de reconocimiento de inocencia que su defensa interpuso ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el profesor tzotzil, preso en San Cristóbal de las Casas hace 13 años, adherente de la Sexta declaración de la selva Lacandona, y de conocida religiosidad, expresa al pontífice de la Iglesia católica: He sido maltratado y encarcelado injustamente por causa de decir la verdad y denunciar la mentira, como otros en defender (a) mis hermanos indígenas sobre el maltrato; este acto de amor al prójimo no fue bien visto ni recibido por los ciegos y sordos contagiados por la corrupción en mi país.
La misiva, escrita a mano, y que habría sido ya entregada al Papa por manos amigas, es la siguiente (se respeta la ortografía del original):
Su Santidad siervo de Dios, por este medio aprovecho enviarte mis saludos fraternos, esperando siempre esté bien de salud y que Dios te acompañe en todo tu caminar en el Amor del pueblo de Dios. Hermano Francisco es un honor para mí escribirle, de antemano darle las gracias por el encuentro que tuvo con mi amigo argentino Félix Díaz, líder de la comunidad etnia Qom, en compañía del Novel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel; Félix a llegado a mi cautiverio con el fin de solidarizarse en exigir mi libertad.
Oh Pastor de las ovejas heridas, digo esto porque soy uno de ellos que he sido maltratado y encarcelado injustamente por causa de decir la verdad y denunciar la mentira, como otros en defender mis hermanos indígenas sobre el maltrato, este acto de amor al prójimo no fue bien visto ni recibido por los ciegos y sordos contagiados por la corrupción en mi país, a consecuencia de este contagio me prefabricaron mis delitos de homicidio, robo, etcétera, por esta imposición del crimen fui sentenciado a 60 años de prisión, actualmente bajo este yugo de desgracia llevo más de 13 años en el cautiverio; durante mi permanencia siempre he insistido en la exigencia de mi libertad, reclamo que hasta hoy en día he sido ignorado por las autoridades mexicanas, pero gracias a Dios todavía mi vela permanece encendida no tanto para que yo vea, más bien para que los demás se iluminen para ver y me vean, aquí seguiré sin descansar.
Hermano, ore por mí, necesito sus oraciones para seguir adelante en proclamar el evangelio de la Verdad, créame que todo su apoyo serán bendiciones para mí y mi familia, que Dios lo bendiga y que la Virgen de Guadalupe lo colme de su gracia, también aquí oraré por usted su santidad.
Y concluye: Hasta pronto. Vivir o morir por la verdad y la justicia, fraternalmente, preso político de la Voz del Amate adherente a la Sexta, tu hermano en Cristo Jesús, Alberto Patishtan Gómez (firma).
El preso indígena ha recibido el apoyo de decenas de organismos civiles y religiosos, organizaciones políticas, personalidades de todo el mundo y simpatizantes de lo más diverso; en días recientes fue visitado en prisión por el ingeniero Cuautémoc Cárdenas, y poco antes por los intelectuales Adolfo Gilly y Raquel Gutiérrez, el líder chicano Baldemar Velázquez, e incluso funcionarios como el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, y el comisionado del gobierno federal para los pueblos indígenas, Jaime Martínez Veloz.