En Bahréin, retratos de la represión cotidiana contra defensores de derechos humanos

Jean Marc Manarch Fotos: Occupy Bahrain Traducción: Arthur Lorot

Bahréin. La apelación de Nabeel Rajab, director del Centro de Derechos Humanos de Bahréin (BHCR), en contra de los tres años de cárcel a los que fue condenado, fue rechazada en días pasados, con lo que se confirmó que pasará un año de su vida en prisión, por cada por cada participación que tuvo en marchas pacíficas. El director anterior del Centro está condenado a cadena perpetua y su hija tiene trece cargos en su contra.

Zainab Al-Khawaja, alias @angryarabiya, en Twitter, tiene más de 45 mil followers, y es una de las figuras más importantes en defensa de los derechos humanos en Bahréin en donde, desde la primavera de 2011, se levantó una ola de protestas populares que provocaron la muerte de decenas de manifestantes y miles de detenciones. En febrero de 2011, Zainab fue esposada y arrastrada de las manos por haberse manifestado sola en una glorieta. En noviembre, bloqueó, sola nuevamente, un convoy de policia, y se negó moverse. @angryarabiya no ha publicado en Twitter desde finales de julio; el 2 de agosto fue detenida por haberse manifestado, otra vez sola, en una glorieta, con la pierna enyesada, resultado de un disparo de granada lacrimógena.

Acusada de destrucción de bienes gubernamentales, de desgarrar una foto del rey, de participaren una concentración ilegal, de incitar al odio contra el régimen y de haber obstaculizado el tráfico, la activista será juzgada en septiembre, octubre y noviembre.

Zainab Al-Khawaja tiene 29 años y es madre de una niña de dos años, lo que no le impidió protestar mediante una huelga de hambre contra el encarcelamiento de su padre, de su esposo y de su cuñado y afirmar que «si mi padre muere, quiero morir también. Nuestro padre nos enseñó que era mejor vivir con dignidad que vivir como esclavos».

Zainab creció en el destierro, en lo que ella llama una familia de activistas y admira sin límites a su padre, Abdulhadi al-Khawaja. Perseguido por su militancia en un comité de defensa de los presos políticos en Bahréin, Adbulhadi vivió en Londres en los ochenta, antes de obtener el asilio político y luego la nacionalidad danesa. Co-fundador del Centro de Derechos Humanos de Bahréin, regresó a vivir a su país en 2001, después de una ley de amnistía y del compromiso de la monarquía de autorizar las organizaciones de defensa de los derechos humanos. Sin embargo, el BHCR fue prohibido en 2004 y, desde entonces, Abdulhadi al-Khawaja ha sido hostigado, golpeado, encarcelado, torturado y se le prohibió viajar.

En enero de 2009 Abdulhadi al-Khawaja denunció publicamente la corrupción del régimen, las detenciones arbitrarias, el uso frecuente de la torturay llamó a la desobedencia civil no-violenta, lo que le valió el cargo de «propaganda con el fin de derribar el régimen”.

El acceso a la página web del BHCR está bloqueado por las autoridades de su país, quienes no vacilan en atacar a periodistas y a medios de comunicación. La página documenta numerosos casos de tortura y las heridas causadas por los policías: decenas de niños y adolescentes han sido maltratados; decenas de manifestantes, entre quienes se encuentran niños, adolescentes y mayores de edad fueron asesinados por policías, quienes dispararon granadas lacrimógenas y postas (perdigones) en cabezas y piernas.

Abdulhadi al-Khawaja forma parte de los «Trece de Bahréin», trece figuras de la oposición y defensores de los derechos humanos encarcelados en la primavera de 2011. La noche del 9 de abril 2011,20 policías los detuvieron en su casa, lo golpearon hasta sangrar y lo arrastraron por el cuello, inconciente, hacia la comisaría con sus dos yernos. Su familia no supo porqué.

Fue condenado en junio de 2011 por la justicia militar a cadena perpetua por haber organizado y dirigido una organización terrorista, intentado derrocar al gobierno por la fuerza con una organización terrorista que trabaja para otro país y colecta de fondos cuyo destino fue una organización terrorista. Su juicio fue denunciado como una parodia por varias organizaciones no gubernamentales, la Organización de las Naciones Unidas, la Unión Europea, Francia y los Estados Unidos. El 25 de mayo de 2012, Abdulhadi al-Khawaja puso fin a una huelga de hambre de 110 días cuando le permitieron ir a atestiguar, en su silla de ruedas, ante la Corte Suprema de Baréin.

Su testimonio es aterrador: los golpes dados por los policías le causaron varias fracturas de la mandíbula y de la nariz; cuando fue operado en un hospital militar le pusieron 18 placas metálicas y 40 tornillos; su convalecencia debía durar tres meses, pero después de seis días en el hospital, con los ojos vendados, esposado a su cama, hostigado en las noches por hombres que lo amenazaban de violación y de quienes finalmente sufrió abusos sexuales, fue aislado durante dos meses en una celda sin luz y sin contacto con el exterior. Todas las noches, después de la medianoche, guardianes enmascarados entraban en las celdas para infligir violencia física, verbal y sexual a cada uno de los detenidos, uno tras otro para que se escucharan los gritos.

Un día, fue autorizado a afeitarse y a vestirse con un traje para encontrarse con un representante personal del rey, quien le propuso «pedir perdón al rey por lo que había hecho ante una cámara de televisión”, lo cual rechazó. Después, fue desnudado por sus torturadores y violado. Abdulhadi al-Khawaja explica que para que parara la violencia «sólo podía hacer una cosa: golpearse la cabeza contra el suelo hasta perder el conocimiento, aunque sus fracturas no habían cicatrizado todavía”.

El 4 de septiembre 2012 la justicia de Bahréin confirmó la sentencia de encarcelamiento de los Trece de Bahréin. Siete de ellos fueron condenados a cadena perpetua. El anuncio de los veredictos causó enfrentamientos entre manifestantes y policias, y fueron dispersados con bombas ensordecedoras, granadas lacrimógenas y disparos de postas.

Nabeel Rajab (@NabeelRajab en Twitter, con 171 mil followers) es el sucesor de Abdulhado al-Khawaja en la dirección del Centro de Derechos Humanos de Bahréin. Ha sido también encarcelado varias veces, especialmente por sus publicaciones en Twitter. En abril 2011 fue acusado de haber fabricado la fotografía de un manifestante muerto bajo tortura en una carcél. La acusación fue abandonada después de la inculpación de los cinco guardianes responsables de la muerte.

En mayo de 2012 escribió en Twitter que iba a dar una entrevista a Julian Assange. Enseguida su casa fue rodeada por cerca de cien policías con ametralladoras, tal y como lo contó al fundador de Wikileaks en su emisión de Londres: «Cuando notaron que no estaba en casa, pidieron a mi familia que fuera al ministerio a las cuatro de la tarde; pero estoy aquí (en Londres). Era la tarde de ayer, pero estoy acostumbrado; tengo que regresar allá y enfrentarlo. No es la primera vez, pero la lucha es así. Es por la libertad, por la democracia por la que luchamos. Esto tiene un precio y debemos pagarlo. El precio podría ser nuestra vida, pero estamos resignados a pagar para los cambios que reividicamos».

Acerca de sus niños de 9 y 14 años, Nabeel Rajab explica que tuvo que cambiarlos de escuela por el acoso de otros niños, de la familia en el poder. Sus hijos encabezan muchas de las marchas con él. Su casa fue rociada con gas lacrimógeno más de 20 veces durante el año pasado, y los niños han visto a su padre molido a golpes.

De regreso en Bahréin, Nabeel Rajab fue detenido al bajar del avión y encarcelado durante dos semanas por haber acusado en Twitter al ministro del Interior de no haber investigado lo suficiente sobre la muerte de varios civiles. El 9 de julio fue detenido, otra vez, y condenado a tres meses de carcél por un tweet «difamatorio»: se atrevió a escribir que el primer ministro no era popular. Luego se canceló esta sentencia, pero fue condenado a tres años por haber participado en tres manifestaciones no autorizadas. Su apelación fue rechazada el 12 de septiembre pasado.

Publicado el 01 de Octubre de 2012

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